Lejos de responder a las numerosas interpelaciones de sus detractores, el mandatario se escudó en la lucha contra el terrorismo y en el conflicto secesionista en Cataluña para omitir la supuesta financiación irregular de la derecha gobernante.
También evitó referirse al caso Gürtel, una de las principales tramas destapadas en este país europeo en décadas sobre una hipotética red de financiaciones, pagos y adjudicaciones ilícitas, que derivaron en una investigación de las cuentas de su formación.
En una imagen inédita en la historia de España, Rajoy testificó el pasado 26 de julio ante el tribunal que juzga ese proceso, que indaga un entramado de contratos amañados entre empresarios y altos cargos de la agrupación conservadora entre 1999 y 2005.
El jefe del Ejecutivo negó en su declaración haber desempeñado papel alguno en la financiación del PP, pese a ser en aquel entonces vicesecretario general y director de campañas electorales.
‘Usted no niega los hechos, niega conocerlos. Por lo tanto, es un incompetente por no saber lo que estaba ocurriendo en su partido’, criticó el líder de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, quien calificó al presidente del mayor responsable político de la corrupción en España.
Iglesias emplazó al gobernante y a su partido a devolver ‘todo el dinero robado’, aunque será muy difícil que ustedes dejen de hacer lo que siempre han hecho, ironizó.
Advirtió que la coalición de izquierda Unidos Podemos -tercera fuerza en la Cámara baja- trabajará sin descanso para echarlo del Palacio de La Moncloa (sede ejecutiva).
La portavoz parlamentaria del Partido Socialista Obrero Español, Margarita Robles, acusó a Rajoy de ser un presidente bajo sospecha, porque con sus silencios y su falta de explicaciones mostró ‘connivencia o tolerancia’ con la financiación irregular del PP.
Según la representante de la principal fuerza de la oposición, España necesita un estadista creíble, precisamente para afrontar los graves problemas señalados por el mandatario en su intervención.
Robles conminó al líder conservador a asumir responsabilidades políticas y a dimitir por dignidad.
Tras recriminarle su tono arrogante y de superioridad moral, la diputada pidió al jefe del Gobierno no ampararse en el terrorismo y la situación en Cataluña para soslayar los múltiples escándalos de corrupción en sus filas.
Madrid, 30 de agosto 2017
Crónica Digital /PL