Mié Nov 29 , 2017
La última comunicación del submarino argentino ARA San Juan con la Armada fue el 15 de noviembre, a las 07:30 hora local. Habría dado cuenta de algún inconveniente, aparentemente menor, y seguiría viaje a Mar del Plata. Desde entonces no hubo más noticias del submarino y a partir de cada hora la preocupación por sus 44 tripulantes fue en aumento. La búsqueda según la Armada comenzó de inmediato con barcos y aviones, y en la base de Mar del Plata se centró la conducción del operativo. El vocero, capitán Enrique Balbi, daba la cara ante una ensalada de micrófonos que se abalanzaba hacia él, dos veces al día. Era notoria la ausencia del gabinete y del presidente Mauricio Macri en proporcionar esa información y ponerse a la cabeza de la fuerza en la búsqueda. Macri estaba en uno de sus habituales fines de semana en el paradisiaco centro recreativo de Chapadmalal, listo para disfrutar de lo mejor que sabe hacer, descansar. Peor fue la situación del ministro de Defensa, el improvisado Oscar ‘Milico’ Aguad, devenido a esa cartera tras su escandaloso acuerdo con la condonación de deuda por 70 mil millones de pesos (unos cuatro mil 22 millones de dólares) a la familia presidencial en la quiebra de Correo Argentino. La crisis del submarino lo sorprendió en Canadá, con misión incierta en Norteamérica. Como el oxígeno en la nave siniestrada podía alcanzar sólo para cinco días, cada jornada agregaba angustia y tristeza en sus familiares y la población argentina. Las naves abocadas a la búsqueda no reportaron novedades, tampoco las de otros seis países que aportaron a la búsqueda, entre ellos Chile, Estados Unidos, Reino Unido y Rusia. Los medios amarillistas estaban en su salsa. Morbo para escarbar en el dolor de los familiares más desesperados, y que empezaban a descargar su bronca contra el gobierno y los uniformados. ‘Cholulismo’ para entrevistar a capitanes de marines yanquis que con equipos supersofisticados podían buscar a miles de metros de profundidad y subir sobrevivientes a partir de submarinos no tripulados. Hasta los medios anticomunistas disimularon su macartismo para dar la bienvenida a los enviados rusos del almirante Vladimir Valuev. Llegaron en una aeronave de carga Antonov 124, de las más grandes del mundo, trayendo un vehículo sumergible teledirigido Pantera Plus. PATAS CORTAS La insatisfacción de los familiares se había expresado ante Macri en la breve reunión que tuvo con ellos el 20 de noviembre en la base de Mar del Plata. Allí hubo quienes le preguntaron, en rigor lo increparon, por qué no había presupuesto suficiente para comprar naves nuevas, en vez de estar navegando con submarinos que a la luz de la práctica no eran seguros. El aludido no pudo dar respuesta. Se amparó en que había que aguardar el resultado de la búsqueda y luego el estudio de la nave, generando aún ciertas expectativas, en declive, de que esta historia tuviera un final feliz. Es muy probable que Macri cavilara desde que supo la noticia en cómo derivar la […]