Por entonces, el mandatario tildaba al político progresista de ‘loco’ y ‘socialista’ -término considerado peyorativo en la política norteamericana-, entre otros muchos adjetivos y calificativos.
Ahora, con la resurrección de Biden tras las primarias de Carolina del Sur y su gran resultado en el Supermartes, tanto el presidente como su campaña de reelección giraron el foco de sus ataques hacia el antiguo vicepresidente de Barack Obama.
La contracampaña electoral de Trump se basa en desarrollar una total operación de descrédito que cale entre los votantes y que ya fue utilizada contra Hillary Clinton en 2016, cuando se puso en duda la salud física de la aspirante demócrata a la Casa Blanca, en opinión de la experta en temas de Estados Unidos, Yolanda Monge.
Antiguos asesores de la exsecretaria de Estado ya advirtieron al equipo de Biden que necesitan tomarse el asunto con la máxima seriedad.
‘Biden no está respondiendo a las agresiones verbales y necesita hacerlo porque estos chismes calan en la opinión pública’, explica Philippe Reines, principal consejero de Clinton en 2016.
El actual jefe de Estado pone en duda de forma continuada la capacidad de Biden, de 77 años, hasta el punto de declarar en sus mítines que, de ser elegido, el demócrata acabará por gobernar el país desde un asilo de ancianos.
Las insinuaciones, de mayor o menor calado, se elevaron al límite el pasado fin de semana cuando, según informa Politico, el presidente cuestionó en su residencia de descanso de Florida ante más de 500 mecenas del Partido Republicano la capacidad mental de Joe Biden.
De repente, ya no solo se trataba del famoso calificativo con el que desde hace mucho tiempo Trump se refiere al exvicepresidente, Sleepy Joe (adormilado, aletargado).
Ahora, iba un paso mucho más allá y polemizaba también en Twitter al escribir que Biden no sabía ni dónde estaba ni en qué día vivía o lo que estaba haciendo.
‘Francamente, ni siquiera creo que sepa por qué cargo está compitiendo’.
Monge recuerda algunos ejemplos puestos por Trump, entre ellos el error que cometió el candidato demócrata cuando durante el último debate en Columbia (Carolina del Sur) dijo que desde 2007 habían muerto por armas de fuego más de 150 millones de norteamericanos.
También entró en la lista de equivocaciones mencionadas por el mandatario cuando Biden confundió en el escenario de su victoria del Supermartes a su mujer con su hermana al presentarlas.
Para Jennifer Palmieri, directora de comunicación de la campaña de Clinton en 2016, citada por Politico, los ataques que lleva lanzando Trump desde hace meses tendrán resultados muy cuestionables entre los votantes demócratas e independientes.
‘El equipo de campaña de Trump está golpeando duro a Biden y su familia durante más de un año y no parece que haya hecho mella en los votantes’, explica Palmieri, que añade que si acaso ha sucedido lo contrario.
Por el momento, los insultos continúan, y no solo a Biden.
Desde Sanders hasta los candidatos que ya retirados -como Mike Bloomberg, de quien el presidente dijo que lo único que se llevaba de la campaña era el mote que él mismo le había puesto: mini Mike- forman parte del epicentro de las agresiones de Trump.
Lo que sí ha variado es el cese de grandes mítines en las ciudades donde se celebran primarias.
Ya sea como consecuencia de evitar grandes aglomeraciones debido a la epidemia de coronavirus o como estrategia, por primera vez en muchos meses no hubo ningún mitin de Donald Trump en los estados de Michigan, Idaho, Dakota del Norte, Misuri, Misisipi y Washington.
En todos los anteriores caucus, Trump se empleó a fondo en el Estado que designaba ganador a la nominación.
Washington, 13 marzo 2020
Crónica Digital /PL