Desde el surgimiento de la duda, los pasos de la investigación y hasta la ola de críticas que desencadenó el resultado de los datos obtenidos, conversó Alejandra Matus con Crónica Digital.
En la espera incesante de que el gobierno aplique estrategias efectivas para contener la pandemia por Covid-19 que, desde hace tres meses azota a Chile, la periodista de investigación Alejandra Matus entregó a la ciudadanía, los datos que el Ministerio de Salud sólo le revelaba a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se trató de un subregistro con el que la comunicadora, a través de distintas fuentes incluso off the record y en conjunto con especialistas y académicos, dio con cifras que superaron todas aquellas entregadas desde La Moneda hacia la población chilena. Conocimiento crucial para la toma de decisiones y, que permite a la población, comprender la magnitud de la crisis pandémica que atraviesa el país y aún gran parte del mundo.
La duda comenzó con el comportamiento gradual de la curva de contagios por Coronavirus, algo muy particular respecto de todos los precedentes que ya existían para el 3 de marzo, fecha en que se notificó el primer caso confirmado de contagio en el país. Pues de forma contraria en el resto del mundo, la propagación del Covid-19 había sido abrupta y mortal.
“Me parecía que había una duda razonable respecto de la cifra y no solamente era una duda mía, sino que era una duda que me planteaban también otras personas. Me preguntaban en Twitter ‘oye qué se puede hacer para averiguar el impacto real de la pandemia’ y, ya existía en el mundo, publicaciones como el New York Times o el Financial Times, que habían iniciado estos estos rastreadores de exceso de muerte”, contó Matus, explicando que la inquietud nació tanto a modo personal como a modo colectivo, algo que además la motivó a investigar.
En la incertidumbre como investigadora y, al mismo tiempo, desde la empatía con quienes también les intrigaba la veracidad de las cifras gubernamentales, cayó en cuenta que ella también podía trabajar sobre la misma base de las publicaciones del New York Times o del Financial Times, y sobre eso, señaló: “hay que decir que no son metodologías que ellos inventaron y que se les ocurrió, son metodologías tomadas de los centros de control de infecciones, que existen tanto en Estados Unidos como en Europa”.
Y explicó el modo en que funciona: “este método que es uno antiguo, validado internacionalmente, es, simplemente decir: en este periodo de pandemia en Chile, que partió el 3 de marzo con el primer caso notificado, lo vamos a comparar con el promedio de los marzos de los años anteriores. Algunos usan tres años, otros usan cinco años, pero se hace un promedio y se recurre a la misma fuente que registra las defunciones, que son similares al Registro Civil en Chile”.
En ese sentido detalló que “para este cálculo no es necesario saber la causa de muerte y muchos datos, sino que simplemente el número”.
Por supuesto, para realizar tal indagación fue necesario poseer acceso a una base de datos que le entregue la información adecuada, para proceder a realizar el análisis y los cálculos pertinentes: “Entonces en Chile cuando yo me hice esta pregunta y motivada también por otra gente que me preguntaba “cómo lo podemos hacer”, empecé a buscar la información: primero, busqué en el departamento de estadística del Ministerio Salud y ahí me enteré que esas son informaciones se actualizan cada dos, tres años. La última versión actualizada es de 2017 por lo tanto no servía”.
Los datos eran insuficientes, pero Matus aún perseveró: “entonces pedí por Transparencia información al Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), pedí información al Instituto Nacional de Estadísticas (INE) que también participa en este proceso de análisis de datos y, le pedí información al Registro Civil que es la fuente primaria, porque ellos son los que registran las muertes en Chile (…) y porque es la fuente más actualizada respecto del número de fallecidos”.
No obstante, los tiempos de trámite no son los tiempos que corren para una ciudadanía que presenta fallecidos día tras día y, en ese sentido, la Ley de Transparencia no respondió a la urgencia las circunstancias. Y sobre la base del quehacer periodístico, Alejandra Matus acudió a una fuente off the record: “Ninguno (de los organismos) me respondió, todos me respondieron que se demorarían en la respuesta. Entonces, hice lo que hacemos los periodistas, buscar una fuente en off que me pudiera facilitar esa información”, contó.
“Y así, tuve la suerte de contar con una persona que me colaboró con la base de datos de marzo, (…) de todos los marzo, no solamente de éste sino que desde hace 10 años atrás. Y tenía toda esa información que el gobierno se había negado a dar y el Registro Civil también”.
Los datos que Matus recaudó están ordenados “por edades, por rango etario, por lugar de fallecimiento y esos eran los tres datos fundamentales. Y con eso, acudí a la ayuda de un experto que, en este caso, es mi hermano: Doctor en ingeniería civil eléctrica computacional con mención en matemática, investigador de la Universidad de Chile. O sea una persona que tengo la suerte que es mi hermano, pero plenamente capaz de analizar estos datos. Y luego los resultados que él obtuvo, los contrastamos con otro académico de la Universidad de Chile cuyo nombre no puedo revelar”.
RESULTADOS
“Luego de ese ejercicio, resultó ese dato que me tiró al sartén” bromeó. Datos que arrojaron una “diferencia del 11% más de fallecidos en marzo de 2020, respecto de los últimos cinco años anteriores”.
En torno al aumento de decesos, la periodista de investigación desprende que “este porcentaje es tan alto y tan significativo desde el punto de vista estadístico, que (…) todos los posibles márgenes de error están cubiertos porque la diferencia pasa todo rango de significancia, todo rango de margen de error. Por lo tanto nos parecía importante publicarlo, hablo en plural porque me refiero a este pequeño equipo que hicimos”, dijo.
Y agregó que: “Otro dato importante es que era el salto (de defunciones) más alto de un marzo en la última década, (…) el único otro marzo en el que hay una diferencia tan aguda, es en el marzo de 2010 que corresponde al terremoto”, siendo un cataclismo lo único comparable con las consecuencias que ha dejado la casi nula contención del virus.
Lo anterior no es lo único relevante, la investigadora señaló que junto a su grupo: “detectamos dos cosas más que la gente salió a desacreditar y no le puso la misma atención”, refiriéndose por un lado al “exceso de muertos, que está mucho más cargado a las personas de mayor edad, que otros años. Y esto coincide con el perfil del Covid-19 que, como sabemos, es más letal mientras más aumenta la edad”. Y por otro lado, “también habían diferencias por comunas, o sea, no se distribuye igual la mortalidad sino que hay comunas y regiones donde es mucho más marcado el aumento de fallecidos que otras regiones”.
Junto con la revelación de los datos, el pesar de las críticas se hicieron sentir rápidamente a través del microblog de Twitter, espacio donde la periodista, según contó, fue criticada y su capacidad de análisis de cifras, también. Incluso, cuando el procesamiento de éstas estuvo en manos de Marcelo Matus, Doctor en ingeniería eléctrica y computacional con mención en matemáticas aplicadas y, hermano de Alejandra Matus.
En función de los fenómenos que desprendió la periodista y su equipo, ella señala que ninguno “se explica ni por margen de error, ni por crecimiento de población, ni por inmigrantes, ni por cinco lunes. Ninguna de esas explicaciones sirve para explicar estos comportamientos inusuales (…) y a pesar de eso, distintas autoridades, no solamente el Ministerio de Salud, inmediatamente salieron a desmentir».
«Y no solamente desmentir, sino que a plantear las sospechas de intenciones de espurias políticas, de fake news, en fin, una serie de epítetos que también me parece que estimularon a las personas y, que probablemente, vieron en ese razonamiento una manera, un argumento fácil, para atacarme en redes sociales o para presumir que la información era falsa, que esta periodista no sabe sumar y toda una serie de insultos que recibí en ese periodo”, confesó.
A pesar de la avalancha de cuestionamientos, Matus mantuvo firme su postura: “de todas maneras yo tenía la confianza plena de que había sido una información bien chequeada, bien analizada, publicada de manera responsable” y con “la expectativa de que con el tiempo, la crítica se iba a tener que superar, porque los hechos y los números no atienden a estas interpretaciones estigmatizantes. El virus se comporta como se comporta más allá de los que la gente quiera creer”, sentenció, aludiendo a las estadísticas que se contrastan con la realidad y que pusieron en aprietos al exministro Mañalich.
Santiago de Chile, 23 de junio de 2020.
Por Charlene Schipmann.
Crónica Digital.
