El expresidente de Bolivia Evo Morales insistió hoy en una salida democrática y pacífica a la crisis política tras el golpe de Estado que le obligó a dimitir en noviembre pasado.
Morales reaccionó así a la misiva que varios senadores estadounidenses enviaron el secretario de Estado de ese país, Mike Pompeo, donde alertan sobre las intención de gobierno de facto de la nación suramericana de prorrogarse en el poder.
‘Incluso desde el Congreso de EE.UU. se manifiestan a favor del respeto a los Derechos Humanos en #Bolivia y en contra de los afanes prorroguistas del gobierno de facto. Todos coinciden en que la salida a la crisis es por la vía democrática y pacífica’, escribio el exmandatario en Twitter.
En la misiva los políticos también solicitan a Pompeo hacer las gestiones pertinentes para garantizar la realización de elecciones libres y sin persecución a opositores el 6 de septiembre próximo.
Destacan además los actos represivos del gobierno de facto, en especial las masacres de Senkata y Sacaba, donde la acción conjunta de militares y policías dejó un saldo de 30 fallecidos, casi un centenar de heridos y decenas de detenidos como resultado del uso desmedido de fuerzas y medios contra civiles pacíficos.
La carta dirigida al secretario de Estado de Estados Unidos es firmada por los legisladores Christopher Murphy, Patrick Leahy, Benjamin Cardio, Tim Kaine, Bernard Sanders, Chris Van Hollen y Eduar Maiky.
Buenos Aires, 8 julio 2020
Crónica Digital/PL
Mié Jul 8 , 2020
Me reprocho que a veces simplificamos su definición como la “lucha por el poder”; tan reductivamente, como cuando San Pablo sentenciaba : vita omini militia est. Sin embargo, en la atmósfera del miedo de la pandemia, con la necesidad de ser acogido reaparece el componente femenino con que nació la política. No digo para acunar sino para crear, con ese sentido concreto y productivo, tan realista, que es propio de la mujer. ¡Qué alejados nos comportamos, en la política, de su componente matricial originario! Aquel que la define como la tarea para el bien común. Los políticos parecemos perdidos en el discurso de la esgrima que araña el poder; ingeniosos para pelear y no para proteger. Así contradecimos la razón de ser de la política y de las ideologías que nacieron como soluciones sistémicas contra la adversidad, para asegurar, cuidar, para mejorar la vida, cultivando esa parte femenina sensible y acogedora de la política de contener y proponer. La pandemia debería estimularnos a reconstruir ese peso maternal de la política porque el deterioro económico y social que sufrirán millones de chilenos por las medidas contra el virus, nos exige reconstruir nuestra conducta política. Porque las tragedias sociales de una economía golpeada por el virus, en un modelo con un Estado débil, subsidiario, carente de mirada protectora, la situación será muy dolorosa no solo por la enfermedad y la muerte sino para la vida que continuará. En la izquierda no nos solazamos por la incapacidad del gobierno. Nos duele. Por eso felizmente, en alguna(o)s reaparece, a veces, la política positiva de cooperación propositiva, incluyendo la ilusión de la “cohabitación” a la francesa, que juzgo más positivamente que las críticas personales con que se se ha descalificado a su proponente. Quizás el miedo y el sufrimiento social, que provoca la peste, nos motivará a que la política reestablezca ese orden acogedor, tanto más genuino y propio de la mujer, que de los alardes luchadores del macho. Esa conducta política aseguraba la vida, y cuidaba del porvenir, por sobre la inmediatez. Coincide que la contención de la pandemia haya tenido más éxito en países dirigidos por mujeres, como Alemania, Nueva Zelandia, Islandia, Taiwán. Deberíamos repolitizarnos para que los valores de sensibilidad por el bien común, no suelan deformarse en un pretexto retórico para conquistar el poder sino una necesidad vital: matriz. La mayoría sufre un sentimiento de indignidad que Chile no merece. El concepto de desigualdad salió de los escritorios a la vista de los cuerpos presentes. Los que conocían la pobreza solo por las estadísticas, han debido reconocer que descubrieron los nombres tras las cifras. La peste les reveló en carne viva (y muerta) la palabra pueblo. Nuestro orgullo en la OCDE y la arrogancia de los “jaguarizadores” se derumbaron como oropel conceptual, de un pasado del que algunos fuimos tolerantes y otros cómplices. La cuarentena, indispensable, devenga caída económica. Los cesantes, a Mayo, pasaron de 700 mil a casi 1 millón. El paso del virus dejará otro […]