La muerte de dos reos de la exclusiva cárcel de Punta Peuco, condenados por delitos de lesa humanidad, renueva hoy en Chile el drama de miles de familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos.
En cuestión de horas, la víspera la Gendarmería informó del fallecimiento de Miguel Estay Reyno, de 68 años, y del coronel en retiro Jaime García Zamorano, de 85, ambos a consecuencia de la Covid-19.
Estay Reyno, conocido como El Fanta, cumplía prisión perpetua por numerosos delitos, entre ellos por el llamado Caso Degollados en 1985, que en su momento estremeció a la sociedad chilena, entre los tantos crímenes cometidos por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El Caso Degollados recoge los hechos que condujeron al secuestro, tortura y asesinato de los profesionales Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino, militantes del Partido Comunista de Chile, en el cual estuvo implicado directamente Estay Reyno.
El reo, que según testimonios militó en las Juventudes Comunistas, cometió traición y se convirtió en un activo delator de sus antiguos compañeros de ideales.
Pero además, en su lista de delaciones llegó al punto de entregar a sus dos hermanos menores, militantes comunistas, los cuales fueron detenidos y torturados, aun cuando había prometido a su padre, quien partió al exilio, que los cuidaría.
Este fallecimiento cobra mayor relevancia porque son numerosos los condenados que se han negado a colaborar con la justicia y a brindar información sobre el paradero de muchas personas detenidas por agentes de la dictadura y de las cuales nunca más se supo, y se llevan a la tumba ese secreto.
Datos de organizaciones como la Asociación de Familiares de Detenidos desaparecidos y otras agrupaciones de víctimas de la dictadura señalan que alrededor de mil 200 víctimas que dejó el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, esperan aún por justicia y reparación a 48 años del derrocamiento del presidente Salvador Allende.
Santiago de Chile, 5 de septiembre 2021
Crónica Digital/PL