Dom Nov 6 , 2022
Ganó el 13, a pesar de su ancestral anatema. El gran líder progresista Luiz Inácio Lula da Silva logró su retorno a la presidencia de Brasil, algo que parecía (al decir de muchos) imposible solo unos años atrás, cuando estaba injustamente en la cárcel o liberado pero aún sufriendo el tremendo descalabro político que afectó al PT y en sentido general a la izquierda brasileña Por José R. Oro, colaborador de Prensa Latina Lo logró en base a sus aciertos propios y de su partido y de las múltiples debilidades del ahora presidente saliente Jair Bolsonaro. Si pudiéramos viajar 4.5 años al pasado y hacernos entonces una pregunta: ¿Crees que Lula volverá a ser presidente de Brasil?, la respuesta de casi todos seria “muy improbable” o “imposible”. En aquel momento, abril de 2018, Lula comenzaba a cumplir una ridícula y sanguinaria condena de 12 años de cárcel por atribuida y nunca probada corrupción que muchos pensaron que ponía el punto final no sólo a su carrera política, sino a su vida misma. Tenía 72 años de edad. El Tribunal Supremo brasileño la anuló en 2021 por “errores en el proceso” pero en realidad se debió a la protesta mundial ante ese clarísimo acto de Lawfare fascista y Lula, ni corto ni perezoso, ganó este domingo un balotaje presidencial con 50,9% de los votos contra 49,1% del actual mandatario, lo que le representó una clarísima e indisputable ventaja de 2.1 millones de sufragios. Hoy con 77 años, el insigne dirigente obrero e izquierdista Lula se apresta a volver el 1 de enero al cargo de presidente que ya ejerció de 2003 a 2011. A mi juicio, hay cuatro factores claves que explican por qué el líder del Partido de los Trabajadores (PT) venció al ultraderechista Bolsonaro en medio de una gran polarización política, muy semejante a la que sufre hoy Estados Unidos, que serían: 1) Los magníficamente elaborados “Lineamientos del Programa de Reconstrucción y Transformación de Brasil 2023-2026” de su campaña. Gran nivel de detalle y de obligaciones concretas para superar los problemas. Es decir, la preparación para que sean puestos en la vida de la sociedad, que sean cambios implementables, que vayan más allá de ser virtuosos deseos y generosas intenciones. La segunda es que ha sido y está siendo sometida a discusión y propuestas por parte de todo el pueblo antes de convertirse en el programa del cambio y del futuro gobierno. Este último aspecto fue de esencial significación, la vanguardia como el vocero y la fuerza motriz de ejecución de la voluntad del pueblo. Los cambios se producen esencialmente de abajo hacia arriba, para que sean posibles y sostenibles. El objetivo de la victoriosa coalición “Vamos Juntos Por Brasil” o de la “Esperanza” no es solo la victoria electoral en sí misma, sino sobre todo, un proyecto que reconstruya a Brasil en el presente y lo transforme para el futuro. El horizonte es la creación de un proyecto justo, solidario, sostenible, soberano y creativo por un Brasil de […]