Crítica
Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura
Nominada al Oscar por “El agente topo”, Maite Alberdi nos trae un nuevo largomentraje documental, al estilo que nos tiene acostumbrados, la espontaneidad y la emoción. Ahora con “La memoria infinita”, explora otro ángulo de su cámara, la degrades de un hombre bajo una enfermedad que solo se detiene con la muerte. Estrenada el jueves pasado en los cines nacionales y superando a Barbie y a Oppenheimer, convirtiéndose en el documental más exitoso de la historia del cine chileno. Además ha sido nominada para competir en representación de la industria local en la categoría de Mejor Película Iberoamericana en los Premios Goya 2024.
La memoria infinita es un largometraje documental que nos muestra los últimos años de vida del periodista nacional Augusto Góngora (1952 – 2023), el cual padecía de Alzheimer, y que a través de las grabaciones audiovisual que iba realizando su propia esposa, Paulina Urrutia: en el cuarto, en el baño, en la cocina y en la biblioteca, nos conduce a un camino lleno de sentimientos donde se va palpando el deterioro mental y físico de este periodista. Si bien hay imágenes de la intimidad del hogar, pero estas son necesarias, por muy fuertes o invasivas a la privacidad de un enfermo, ya que una recreación perdería aquel efecto documental, real y indeliberado, para lograr lo que consigue la cinta, emocionar hasta las lágrimas, pero también adentrarnos en la mente de un paciente de Alzheirmer.
Sin embargo, hay que convenir en que este no es un documental del Alzheirmer, en el sentido médico de hablar de esta dolencia, aunque de hecho debemos suponer que hay muchas horas de grabaciones, de las cuales algunas no deben ser muy gratas y románticas. Entonces aquí es donde Maite Alberdi pone tijeras, más todas las tomas que ella hace en los exteriores como la hazaña de Góngora andando en bicicleta en la calle o bailando en un ensayo de una obra de teatro de su esposa. Rescata esos momentos lúdicos de la paraje, con diálogos divertidos y muy naturales, sobre todo de Góngora. Este es un filme que se cuenta solo, la magia espontánea de sus dos protagonistas indudablemente que le alivianaron la pega a Maite Alberdi, la cual una vez más nos deleita y apela a la emotividad, ver cómo se apaga la mente y el cuerpo de un hombre inteligente y culto.
La cinta va más allá, es la historia represiva de la dictadura y la transición a la democracia contada por la cámara de Teleanálisis y del propio Augusto Góngora en sus entrevistas en plena dictadura. Su colaboración en el triunfo del NO de 1988 y su paso a la escena cultural en la televisión de los 90 y 2000. Es un refresco para la memoria en el chile de hoy y a 50 años del Golpe Cívico militar, donde cuesta mantener viva la historia, cuando un sector del país al parecer se ha quedado sin memoria, volviendo reivindicar el Golpe de estado, sus torturas, muertes y exilios.
La memoria infinita es una lucha contra el olvido. Es el amor infinito, una historia emocionante y desgarradora, donde es inevitable pensar cómo terminaremos nosotros si llegamos a viejos. Nos hace reflexionar del amor hasta la muerte, de querer hasta en la enfermedad, eso de involucrar a la otra parte en tus cosas, en tu trabajo y ser prácticamente la enfermera del desvalido. Es es relato en primera persona de 9 años con Alzheirmer, donde Augusto Góngora tiene momentos de lucidez y a veces olvido absoluto, pero se daba cuenta que su memoria no era la misma, que estaba entrecortada y que con un poquito de ayuda podía hilar situaciones y recuerdo, fue él en decir inmediatamente que sí a la propuesta de Maite Alberdi sobre el documental, cuando la enfermedad estaba comenzando. Lo recuerdo como un tipo afable y de buen trato, cuando siendo estudiante de periodismo lo entrevistamos con otra compañera en su productora en calle Holanda a mediado de los 90. En definitiva es una película notable, que te deja sin aliento, con un relato coherente, que nunca decae y que mantiene al público al borde de una lágrima, sumado a la hermosa canción «La danza de las libélulas » de Manuel García, hacen que sea una propuesta maravillosamente conmovedora.
Crónica Digital, Santiago, 28 de Agosto 2023