Dom Mar 24 , 2024
Por Andrés Figueroa Cornejo Por la Alameda, arteria principal de Santiago de Chile, y desde el Centro Cultural Gabriela Mistral hasta la Plaza Los Héroes, marchó la humanidad solidaria con la causa del pueblo de Palestina para exigir a la administración Boric la ruptura de relaciones diplomáticas, comerciales y militares con Israel, este sábado 23 de marzo. Asimismo, se replicaron las manifestaciones en prácticamente todas las ciudades del país andino, una de las naciones del mundo que más diáspora palestina concentra. «No es necesario ser palestina o palestino para sensibilizarse con el exterminio que se está perpetrando ante nuestros ojos con la complicidad de la comunidad internacional que teme ver afectados sus intereses vinculados al imperialismo. No seremos cómplices de este genocidio a manos del sionismo. Nuestro deber como ciudadanas y ciudadanos del mundo, es el de ser las voces de la resistencia internacionalista por una Palestina libre”, señaló Tania Melnick, vocera de la Coordinadora por Palestina, agrupación que junto a más de 130 organizaciones convocó a la caminata. La semana anterior también se efectuó una marcha que hizo similar trayecto, pero resultó más numerosa y policlasista. La última, relativamente menor en dimensión, reunió al anticapitalismo propio de las clases trabajadoras y populares políticamente conscientes de sus derechos e intereses. El periodista y analista especializado en asuntos de Medio Oriente y África, Pablo Jofré, se detuvo en la calle un momento y señaló que «toda marcha de los pueblos, en cualquier lugar del planeta, es un deber de acompañar cuando se trata de apoyar a Palestina, aunque los gobiernos no lo hagan. Cuando salen cientos de miles de personas en Australia, en Estados Unidos, Francia, Alemania, en lugares donde los gobiernos son aliados de Norteamérica y del sionismo, inmediatamente queda demostrado que existe una disociación entre lo que piensan y sienten las sociedades respecto de los gobiernos. Esos mismos gobiernos son los que pretenden perpetuar su dominio sobre el globo», y agregó que «rasgan vestiduras en nombre de los derechos humanos y recitan que hay que cuidar la vida, pero son los mismos que financian y respaldan política y militarmente al régimen sionista». – ¿Qué hay tras la discusión sobre si es o no una guerra, Pablo? «Esta no es una guerra ni desde el punto de vista clásico ni no clásico. Se trata más bien de una política de ‘solución final’ de Israel de expulsar y exterminar al pueblo palestino.» – ¿Qué perspectivas a corto plazo, considerando las relaciones de fuerza internacionales, tiene el conflicto en términos, al menos, de cese al fuego? «Paz, imposible. Lo digo con enorme tristeza. Mientras exista el sionismo, no habrá paz. Y estoy pensando en todos los pueblos que sufrimos el sionismo y no sólo en Palestina que lo enfrenta directamente. Están El Líbano, Siria, Yemen. El propio Chile tiene vínculos nefastos con él desde la perspectiva tecnológica, militar, de seguridad, corrupción con la industria militar y con el agua del país. Entonces, mientras exista el sionismo, no será posible la paz. E incluso un alto al […]