Hace algunos días, se desarrolló un interesante intercambio de opiniones y experiencias al calor del Seminario Internacional que celebró los cien años de vida y lucha del Partido Comunista. Muchos temas fueron abordados, pero quisiera detenerme en uno en particular vinculado a la relación centro e izquierda.
Por cierto que todo hace pensar que un encuentro entre el centro y la izquierda promueve el avance hacia la profundización del Estado democrático. Es esencial asumir que esta posibilidad es positiva y siempre hay que buscarla. Es cierto también, como principio general de la política y asociado a una actitud democrática, que se trata de construir mayorías legitimando una posición política para así implementarla en el contexto general de un conjunto de transformaciones para el beneficio popular y el interés nacional.
Asimismo, la búsqueda de acuerdos políticos permite muchas veces dar estabilidad a una situación política que, de lo contrario, podría degenerar en una situación caótica que beneficie a los sectores más reaccionarios, como sucedió en Chile en 1973 y en Paraguay este año. Los grandes acuerdos políticos del tipo “centro e izquierda” son bastantes excepcionales pero tremendamente relevantes y normalmente asociado a momentos claves y decisiones claves en un país. Pensemos por ejemplo, en la lucha en contra del apartheid en Sudáfrica y la expulsión colonial portuguesa de Angola y Namibia. Otro ejemplo ilustrativo fue el triunfo sandinista en Nicaragua en 1979, en donde el FSLN impulsó la unidad más amplia para derrocar la dictadura somocista que no daba tregua pese al poderío militar sandinista. Algo parecido ocurrió con la victoria hace poco de Daniel Ortega para derrotar el neoliberalismo en ese país. En ambos casos citados, el desplazamiento y superación del estado de cosas que llevó a esta amplia unidad, no significó consolidar este encuentro entre centro e izquierda pero si efectivamente profundizar la democracia. Es entonces, un valor político a perseguir y un capital importante para una sociedad.
Sin embargo, tales encuentros entre centro e izquierda no son duraderos porque las bases en que se asientan no son doctrinarias sino prácticas y esto es propio de la actividad social de los seres humanos y su forma de organizarse. No constituye un juicio de valor y menos una categoría axiomática inamovible y menos aun, le quita relevancia, solo que lo ubica como una excepción y no una regla de la actividad política. Por lo demás, así lo entiende el centro también.
Estos encuentros entre el centro y la izquierda en la línea de impedir la imposición de lógicas oligárquicas, supone erróneamente que ambos están desprovistos de dichas lógicas, lo cual tampoco es siempre cierto. Enla UniónSoviética, también se impuso una lógica oligárquica cuando gobernaba el PCUS y la izquierda en el poder no siempre ha sido amplia y democrática. Nuevamente, esta aseveración no constituye un juicio de valor, es una constatación. Y por cierto el centro es donde frecuentemente se dan lógicas oligárquicas. Es decir, la derecha no es dueña de la lógica oligárquica y no podemos olvidar que en Chile, durante 20 años gobernó una coalición a través de la política de consensos que continuó el modelo neoliberal con partidos auto definidos de centro y de izquierda con una lógica oligárquica.
Dicho sea de paso, hay que hacer mención que, visto a secas, centro e izquierda, despojado de una caracterización ideológica que los define, presenta un panorama incompleto. La izquierda enla Concertación, alguna vez creyó enla RevoluciónSocialista, luego se hizo socialdemócrata y posteriormente gobernó con políticas neoliberales que ahora cuestiona. El centro, estuvo en contra de esa Revolución Socialista, nunca ha sido socialdemócrata sino social cristiano y han apoyado la idea de un Estado subsidiario sin pelos en la lengua. La izquierda que el PC representa, hasta donde sabemos, sigue creyendo en un Estado fuerte y no subsidiario, plantea una nueva Constitución y sostiene que el capitalismo puede ser derrotado por el socialismo.
Y así como no se caracterizó el centro, la izquierda tampoco se definió. Si por izquierda vamos a entender sólo el PC, no estamos leyendo la complejidad nacional en toda su riqueza, sino sola una parte, a la parte que le interesa ese encuentro, lo cual es válido. Lo que no resulta válido es atribuirse la representatividad de un amplio espectro que sostiene otra opinión y por ende, no habrá unidad amplia, sino solo un encuentro de fuerzas políticas.
Se afirmó que cuando han actuado el centro y la izquierda unidos, ha ganado la democracia, sin mencionar casos o ejemplos. Ante ello, escojamos un momento político vital como fue el fin de la dictadura militar donde el PC puso todo de su parte para acabar con el oprobioso régimen y sin embargo se le excluyó por expresa orientación del imperialismo estadounidense. Cualquier análisis de centro e izquierda debe considerar, como lo hizo Walter Pomar –expositor del mismo seminario-, la complejidad del factor imperialista. Ahora bien, realmente no cabe sino dudar si la presencia del PC en el primer gobierno dela Concertaciónpudo haber marcado una diferencia relevante en relación al rumbo del país como para sustentar que al final de la jornada, habría ganado la democracia. Dicho de otra forma, si el PC hubiera estado en el gobierno de Aylwin, probablemente no habría podido hacer nada en relación a asegurar que se cumpliera el programa dela Concertación, terminando en su salida del gobierno o derechamente su desaparición como partido, y eso considerando que era un partido muy respetado y admirado en 1988.
Un segundo caso de momento decisivo pudiera ser cuando Salvador Allende ganó las elecciones presidenciales en 1970, y fue necesario, producto de no haber alcanzado la mayoría absoluta, la ratificación por el Congreso.La DCexigió el llamado Estatuto de Garantías para respaldar la opción dela UnidadPopulary si no lo suscribía,la DCno lo ratificaba. Ese encuentro, fue una imposición.
Tal vez la falta de mención sobre cuando han actuado juntos de manera exitosa hace que uno concluya que la falta de hechos concretos, dificultan aceptar una tesis planteada de manera tan seca y árida. Por cierto que no la invalida, sin embargo, fue planteada en forma de principio general y casi fundante de la política. A mayor abundamiento, el planteamiento comparativo de Recabarren y Marx con Padre Hurtado para confrontarlos con los pensadores neoliberales, si bien es bastante original y en muchos sentidos, una analogía positiva, lo cierto del caso es que Ricardo Lagos, Eduardo Frei, Michelle Bachelet y Patricio Aylwin tuvieron connotados neoliberales como Ministros de Hacienda, cargo que otro representante del centro, Edmundo Pérez Yoma anunció era vetado para el PC de incorporarse a un futuro gobierno. Puesto de otro modo, la raíz del pensamiento del “centro” no es Padre Hurtado y en las últimas semanas,la DCse ha encargado de especificar su postura a favor del Estado subsidiario y nunca ha dicho que el Padre Hurtado sea una inspiración para su actuar político.
La más amplia unidad para lograr los cambios supone un medio – la unidad – para alcanzar un fin – los cambios. En este sentido, movilizar las conciencias a expresarse en términos abiertos por la movilización y acción de masas presupone situar los énfasis en procesos de politización y organización popular desde la base social y también en las direcciones de los partidos. La convergencia del centro y la izquierda se producirá en la medida que traduce un clamor popular y la represente y no en la medida que refleje el anhelo de un grupo de personas que considera que es posible, por razones más teóricas que reales. Por lo demás, esa unidad se construye en torno a sujetos que convergen en un paradigma de construcción socio político y económico.
Por cierto lo ideal sería que las doctrinas y los sistemas de ideas y sus representaciones políticas pudieran converger para producir grandes cambios, pero su premisa es ilusa y formal de sustraerse de ser resultado de la lucha que desplaza las fronteras de la unidad y acrecienta la conciencia a través de ideas con una dirección histórica que supera el estancamiento que tiene atrapada la voluntad nacional y popular. En nuestro caso concreto, el centro ha señalado como percibe la situación en el país y ha dicho a los cuatro vientos los reparos que tiene con el PC, que por lo demás, entrega gratuitamente declaraciones de apoyo a regimenes que ni siquiera conoce, como Siria y Corea del Norte.
Él debate que esta tesis abre es sumamente relevante para posicionar una alternativa de izquierda en el contexto de una posible participación en el gobierno, aun cuando ese gobierno ni siquiera sea de “nuevo tipo” y solo sea un gobierno más porque habría que preguntarse entonces, cual es el sentido de estar y respuestas a favor y en contra hay. Sin embargo, aceptar esta tesis como está, equivale a aceptar participar en un gobierno sin vocación de transformación.
Sin perjuicio de ello la futura y supuesta falta de vocación de cambio del PC no significa que lo será del pueblo porque las transformaciones democráticas que han tenido lugar en América Latina, tal como constataba el Seminario del ICAL, ha tenido muy poco que ver con los partidos comunistas de modo que no es condiciónsine qua non que exista el PC para que el país se democratice.
Lo que tiene que asegurar el PC en la próxima contienda es que no se juegue sólo su participación institucional, sea en el gobierno o el parlamento, lo cual está bien, sino su naturaleza política e ideológica, que hasta ahora, ha durado 100 años.
Por Carlos Arrue. Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital
Santiago de Chile, 18 de diciembre 2012
Crónica Digital
Las politicas o mejor dicho los polìticos de izquierda o de centro izquierda,son terminos que confunden a la opiniòn pùblica.
El papel aguanta todo lo que se diga de tal o cual partido polìtico,pero en la realidad,todo es muy diferente.
Sin embargo hay situaciones que caen por su propio peso,por ejemplo: ¿Quienes de los partidos de centro izquierda estan de acuerdo en una Asamblea Constituyente?
Los que manifiestan no estar de acuerdo,automàticamente tienen que identificarse con la derecha que esta gobernando el paìs.Los que manifiestas estar de acuerdo tienen que identificarse con los sectores de izquierda y que estan a favor del cambio de una Constituciòn politica màs democràtica.
Es palabras màs sencillas para el lector proletario, no se puede estar bien con Dios y el diablo. Por lo tanto te queda la opciòn de elegir a uno de los dos y asunto
solucionado.
Creo que lo màs importante en la toma de decisiones politicas,los dirigentes o lìderes de los partidos, no deben jugar con los sentimientos de un pueblo, ni mucho menos somerterlo a que sean vìctimas constantes de un engaño sistemàtico,cuyos resultados son fatales, como los que estamos viviendo en estos instantes en el paìs.