En referencia a una iniciativa en tal sentido anunciada el jueves por el presidente Evo Morales, durante la conmemoración del Día del Mar, Foxley insistió que el diferendo es de carácter bilateral y no requiere otras intervenciones.
El jefe de la diplomacia chilena reitero la posición del gobierno -reafirmada hoy en un comunicado-, que aseguró estar «más que dispuesto a tener un diálogo fructífero con Bolivia, sobre la base de una agenda abierta y sin exclusiones».
La última vez que la OEA se pronunció sobre la demanda marítima boliviana fue en 1979, cuando la Asamblea General se celebró en La Paz, con un llamado a resolver el conflicto. Otros esfuerzos posteriores de analizar el caso resultaron infructuosos.
Para Chile, que arrebató el litoral boliviano durante la guerra impuesta a ese país en la segunda mitad del Siglo XIX, no existen asuntos pendientes con su vecino desde 1904, cuando consumó la ocupación mediante un denominado tratado de paz y amistad.
En un comunicado dado a conocer hoy, el gobierno reiteró que las relaciones con Bolivia constituyen «una alta prioridad» en su política exterior, y destacó la amplia agenda de temas bilaterales -sin exclusiones- con la que han venido trabajando ambos países.
Reiteró además su voluntad de restablecer relaciones diplomáticas con Bolivia sin condiciones ni orientaciones previas, y vuelve a señalar que sólo a través de un diálogo bilateral y el acuerdo entre ambos países se podrá avanzar en una agenda de futuro.
El presidente Evo Morales anunció el jueves una poderosa ofensiva diplomática orientada al logro de una salida al mar como solución al viejo diferendo con Chile.
El mandatario boliviano invitó al secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, a visitar el país, emplazó al organismo regional a reunirse para tratar el tema y apeló a la solidaridad internacional.
Por su parte, el cónsul de Bolivia en esta capital, Roberto Finot, se quejó de que las autoridades locales están dando prioridad a temas de interés, pero no van «al fondo del problema».
Finot dijo que ofrecimientos como la apertura unilateral del mercado chileno a productos bolivianos son pasos valorables, pero que no dan espacio a lo «imperativo» que resulta para La Paz un acceso soberano al mar.
Para su país -apuntó- el «fondo del problema» es que necesita imperiosamente para su desarrollo acceder a los mercados del Pacífico para la exportación del gas.
Finot recordó además que ya en 1975, cuando se produjo un proceso de negociaciones entre los entonces dictadores Hugo Banzer y Augusto Pinochet, el reestablecimiento de relaciones diplomáticas antes de abordar el tema de la demanda marítima, no dio frutos.
Santiago de Chile, 25 de marzo 2006
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