Ello es apreciable en el hecho de que las señales emitidas por los principales organismos que las brindan suelen ser ajustadas en la medida en que avanza el período. Este 2006 parece que no será la excepción, y a finales de 2005 los vaticinios eran cautelosos.
Así, el informe de ONU sobre la situación y perspectivas de la economía mundial, 2006, publicado a comienzos del período, indicaba que se produciría un estancamiento, o incluso un ligero retroceso en los niveles del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
De tal forma, los países (capitalistas) desarrollados alcanzarían 2,5 por ciento de crecimiento en 2006 frente a 2,4 por ciento en 2005; los subdesarrollados, 5,6 por ciento frente a 5,7, y las economías en transición, 5,9 por ciento frente al 6,0, siempre en las fechas indicadas.
No obstante, en la medida en que el 2006 fue avanzando, los pronósticos emitidos apuntaban a una recuperación de la actividad económica a partir de que se apreció un descenso de los altos precios del petróleo y otros productos básicos.
A modo de ejemplo de estas nuevas posiciones, tenemos la planteada por el Observatorio Económico de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) de Madrid.
El pasado mes de abril la FAES emitió una opinión optimista al indicar que el crecimiento económico mundial sería vigoroso, pues el PIB global podría crecer en cinco por ciento.
Consideró, asimismo, que el crecimiento económico venía mostrando un mayor equilibrio geográfico debido a la creencia en que aquél parecía extenderse a todas las naciones industrializadas.
En opinión de los analistas de la FAES, Estados Unidos crecerá en 3,5 por ciento; Japón, en el dos, y la zona euro, ligeramente por encima de igual porcentaje.
A pesar de este vaticinio optimista, la FAES no dejaba de reconocer la existencia de algunos problemas que podrían ensombrecer el horizonte.
Más o menos por esta época comenzaron a aparecer consideraciones menos optimistas, más cautelosas, acerca del eventual comportamiento de la economía mundial.
Este viraje en las estimaciones del crecimiento se debió a la nueva subida en los precios del petróleo, los cuales han llegado a sobrepasar los 70 dólares el barril.
Esta alza ha sido asociada a los problemas confrontados por Nigeria debido a tensiones políticas ocurridas en la zona del delta del río Níger y a las amenazas de Estados Unidos contra Irán.
A lo anterior habría que agregar que la situación militar en Iraq sigue siendo inestable.
Según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), los altos precios del hidrocarburo representarían un notable obstáculo a los esfuerzos desplegados por los gobiernos para revitalizar el crecimiento económico.
Para muchos analistas, la presente situación podría traducirse, entre otros efectos negativos, en un aumento de las tasas de inflación y en una depreciación del dólar.
Acerca de este último aspecto, un artículo difundido por la Red Voltaire indicaba que una tendencia al descenso de dicha moneda se había iniciado en las bolsas de valores de los países del Golfo.
Esa caída coincidía con alertas del Banco Asiático de Desarrollo a sus miembros sobre el posible colapso de la divisa estadounidense.
Un análisis aparecido en el más influyente periódico económico germano, el Handelsblatt, de Dueseldorf, llamaba la atención acerca de la existencia de significativos desequilibrios en la economía mundial.
Ello podría estar asociado con el hecho de que, en la medida en que la actividad económica se desacelere debido al aumento de los costos de producción y al descenso de los márgenes de beneficios, las cuantiosas sumas acumuladas por algunos agentes internacionales (empresarios y entidades financieras) como resultado de los altos precios del petróleo, no podrán ser reinvertidas de forma productiva.
El diario germano se hacía eco de advertencias lanzadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que mostró su preocupación acerca de las posibles consecuencias de la nueva escalada en los precios del petróleo.
En opinión del FMI, este incremento de precios afectará de manera significativa la situación financiera de los países consumidores (léase: sobre todo la de las frágiles economías subdesarrolladas).
Las consideraciones de la institución financiera están recogidas en su publicación Perspectivas Económicas Mundiales, lanzada antes de la tradicional reunión de primavera que celebra junto al Banco Mundial (BM).
Perspectivas añadía que «la reinversión de los petrodólares en el mercado internacional de capitales ayuda a mantener las tasas de interés a un nivel bajo en Estados Unidos, contribuyendo así a aumentar el déficit de la balanza de pagos y a estimular el consumo».
Al parecer, los analistas han tendido a mostrarse muy cautelosos con la probable evolución de la economía mundial en este año, no sólo debido a los impactos que puedan tener algunas variables económicas, sino también a cómo se desenvolverá el contexto político internacional en los próximos meses.
Por: Silvio Baró Herrera. El autor es especialista del Centro cubano de Estudios de la Economía Mundial.
La Habana, 10 de junio 2006
Prensa Latina , 0, 162, 12