La diligencia comenzó ayer primero en el Regimiento Arteaga de Peldehue, donde estuvieron detenidos Gonzalo Fuenzalida, Julio Muñoz, José Peña, Alejandro Pinochet y Manuel Sepúlveda tras ser capturados por miembros de la disuelta Central Nacional de Informaciones (CNI).
Una vez ejecutados en la unidad castrense, sus cuerpos fueron trasladados en un helicóptero hasta la costa del litoral central, desde donde fueron lanzados al mar dentro de sacos con rieles atados en la punta para evitar que sus restos fueran hallados.
El abogado querellante en el caso, Nelson Caucoto, explicó la pesquisa que se encuentra desarrollando el magistrado, puesto que a su parecer permitirá reconstituir la historia de estos crímenes y en definitiva hallar las osamentas de las víctimas.
«Ahora lo más importante es encontrar los cuerpos y ese es el principal objetivo de esta diligencia para que haya verdad y justicia», sostuvo el jurista.
Con los resultados de la reconstitución de la escena el juez Dolmestch -recién confirmado por el Senado para integrar la Corte Suprema- estará en condiciones de procesar a los responsables de los secuestros y homicidios.
El magistrado ha logrado aclarar todos los casos anteriores en que ha actuado.
Entre los procesos más destacados a su cargo está el de la denominada Operación Albania, el homicidio del periodista José Carrasco y uno posterior como fue el asesinato del vocero del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Jeckar Neghme, en 1989.
Según los antecedentes, un hombre apodado el «Chino Campos», al que el ex dictador Augusto Pinochet siempre le confió su vida, fue quien rompió el silencio en el proceso de la desaparición de los cinco militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y narró al juez los detalles del caso.
El ex piloto de confianza de Pinochet contó hace algunas semanas al magistrado cómo en septiembre de 1987, su jefe, el coronel Mario Navarrete, le ordenó usar uno de los helicópteros institucionales para viajar junto a un subalterno a buscar unos paquetes.
Estos últimos eran nada menos que los cuerpos de los cinco frentistas quienes habían sido detenidos días antes por la CNI, para canjearlos por el coronel Carlos Carreño, secuestrado por el grupo paramilitar de izquierda.
Luego el propio Pinochet autorizó que el helicóptero que ocupaba frecuentemente y que pilotaba el «Chino Campos» fuera usado para deshacerse de los frentistas en 1987.
Santiago de Chile, 20 de julio 2006
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