La organización opositora ganó además el grueso de las gobernaturas de los estados, en poder del actual partido de gobierno durante los últimos 12 años, y podría también tener las riendas del Senado.
Estos comicios de medio término, tal como pronosticaron los demócratas, fueron una muestra del descontento de los norteamericanos con la gestión del presidente George W. Bush y con la postura de los copartidarios del gobernante en el legislativo.
En las elecciones, se sometieron al escrutinio popular un tercio del Senado (33 butacas), los 435 asientos de la Cámara de Representantes y 36 plazas de gobernadores.
Los demócratas debían adicionar 15 escaños de representantes y al menos seis de senadores para alcanzar la mayoría en el legislativo.
El balance resultó harto favorable en la Cámara baja, donde los reportes preliminares le conceden al partido opositor 227 curules. Los republicanos sólo tienen a su favor 193.
El futuro control del Senado continúa aún incierto, ya que tanto demócratas como republicanos tiene a su favor 49 escaños, cuando faltan por definir las plazas disputadas en Montana y Virginia.
Hasta ahora, el conteo de votos en estos dos territorios se inclina a la organización opositora, pero por muy estrecho margen, lo cual podría dilatar los resultados, ante los previsibles reclamos de un recuento de boletas.
Al conocer los aplastantes resultados, el presidente Bush dijo sentirse «decepcionado», y anunció que este miércoles ofrecerá una conferencia de prensa para analizar las consecuencias que tendrá para su Administración una mayoría demócrata en el Congreso.
La diputada opositora Nancy Pelosi, líder de la minoría en la Cámara baja, prometió impulsar un giro de la política de Estados Unidos en Iraq, donde más de dos mil 800 militares norteamericanos han muerto y más de 18 mil resultaron heridos.
Pelosi, una de las principales críticas del gobierno de Bush, podría convertirse en la primera mujer en presidir la Cámara de Representantes en la historia de la Unión, y por ende en la tercera figura en la línea de sucesión de poder en el país.
Según la Constitución estadounidense, en caso de desaparecer físicamente o ser destituidos el presidente y vicepresidente de Estados Unidos, la oficina oval debe ser ocupada por la máxima figura de la Cámara baja.
Pelosi, congresista por California, ha insistido en que el gobierno debe poner en práctica un plan para retirar las tropas de Iraq.
En correspondencia con los vaticinios de varias encuestadoras, la víspera los norteamericanos salieron a votar para poner fin al dominio republicano en el Congreso y en la mayoría de las gobernaturas.
Unido al costo político de la guerra en Iraq, el partido gubernamental padeció el efecto de sucesivos escándalos sexuales y de corrupción en sus filas, los cuales enturbiaron la imagen de sus candidatos ante los electores.
Diversos sondeos habían anticipado que los republicanos pagarían bien caro los casos de corrupción de los representantes Tom Delay y Robert Ney, ambos implicados en la resonante causa del ex lobista Jak Abramoff.
Nocivo también resultó el escándalo sexual del diputado por Florida Mark Foley, quien envió lujuriosos «e-mails» a un ex mensajero del Congreso y a otros jóvenes.
Paradójicamente, Foley co-dirigió la comisión del Congreso para Niños Desaparecidos y Explotados, y recientemente propuso una ley para reducir la pornografía infantil en Internet.
Tal fue la decepción de los electores de Florida con la doble moral del congresista que dieron su voto al demócrata Tim Mahoney, en lugar de al republicano Joe Negron, cuyo nombre reemplazaba al de Foley en las boletas.
Washington, 8 noviembre 2006
Prensa Latina , 0, 65, 2