El presidente Hugo Chávez, que había llamado a Delgado a consulta, decidió la víspera sustituirlo por la doctora María Lourdes Urbaneja Durant, actual embajadora en Uruguay y amiga personal de la mandataria Michelle Bachelet.
Al hacer el anuncio, que forma parte de un amplio programa de reestructuración del Ministerio del Exterior venezolano, el canciller Nicolás Maduro dijo que la nueva embajadora «va a estar desde Santiago profundizando lazos de amistad».
Tras reiterar el aprecio y simpatía por la jefa de Estado chilena, Maduro elogió a Urbaneja, quien conoció a Bachelet cuando ambas eran ministras de Salud, y la consideró «una mujer de gran calidad humana, que reforzará el trabajo de la integración sudamericana».
La designación y los comentarios fueron evaluados como muy positivos en Santiago. El Ministerio del Exterior emitió una nota donde aprecia la decisión y reitera su disposición «a preservar las mejores relaciones de amistad y cooperación con Venezuela».
En declaraciones al diario El Mercurio, Maduro reitero la voluntad de su país de reforzar las relaciones por encima de tropiezos que consideró coyunturales, como el debate interno por el voto de Chile en el Consejo de Seguridad y las infortunados comentarios de Delgado.
El canciller expresó la confianza «en la vocación sudamericanista de Chile» en cuanto al apoyo para su candidatura al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Sin embargo, descartó que el desarrollo de los vínculos de amistad y cooperación estén condicionados a esa eventualidad.
«Nosotros confiamos en la vocación sudamericanista de Chile, sabemos que tiene una visión hacia Sudamérica y es lo que nos han comunicado por distintas vías, la valoración especial que le están dando a la política exterior chilena hacia Sudamérica», dijo Maduro.
Recordó los estrechos vínculos desarrollados por ambos pueblos cuando miles de refugiados chilenos fueron recibidos en Venezuela con los brazos abiertos durante la dictadura militar, y luego durante el período de transición hacia la democracia.
Sin embargo, en un esfuerzo por «separar las aguas», el canciller fue claro al afirmar que si pese a esos vínculos históricos Bachelet decide votar por Guatemala o abstenerse en la elección para ocupar un escaño en el Consejo de Seguridad, nada cambiaría entre ambos países.
Tras lamentar que el asunto se haya convertido en un tema de la agenda nacional de Chile, Maduro sostuvo que «lo único que pedimos es que esto no perturbe los proyectos de integración de Sudamérica ni las relaciones bilaterales y de nuestros liderazgos».
En ese sentido, y tratando de desdramatizar un eventual rechazo chileno, el canciller puso sobre la mesa la larga lista de países adherentes que dice tener el gobierno de su país para la votación del próximo 16 de octubre en Naciones Unidas.
Puntualizó que el 80 por ciento de los países de América Latina y el Caribe, la mayoría del MERCOSUR, la casi totalidad de los africanos y varias potencias de Asia han expresado ya su apoyo, con lo que tendrían más de los 128 votos necesarios para la elección.
El tema ha calentado el debate nacional, donde sectores conservadores y pro-norteamericanos dentro y fuera del gobierno presionan a La Moneda para que se distancie de Caracas, mientras fuerzas de izquierda y progresistas apuestan por el SI.
La decisión será tomada la próxima semana por la presidenta Bachelet, quien ha dicho que lo hará sin presiones políticas de ningún tipo y en función de los intereses nacionales de Chile.
Santiago de Chile, 3 de octubre 2006
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