El Cairo. Un nerviosismo potencialmente explosivo domina hoy a partidarios de los candidatos presidenciales Mohamed Morsy y Ahmed Shafiq, mientras los islamistas parecen alternar protestas callejeras con un diálogo a discreción con la Junta Militar egipcia.
La inquietud plagada de incertidumbre obedece a la expectativa por la información del resultado definitivo de las elecciones del pasado 16 y 17 de junio que, tras varios aplazamientos, será divulgada este domingo por la Comisión Suprema Electoral Presidencial (CSEP).
El examen de más de 400 denuncias de irregularidades y fraude presentadas por los dos contendientes llevó a la instancia electoral a requerir más tiempo para proclamar al vencedor de la contienda con la que se buscó al sucesor del depuesto Hosni Mubarak.
Sin embargo, para el liderazgo y los seguidores de la Hermandad Musulmana, la influyente cofradía que avaló la candidatura de Morsy, la demora en divulgar los datos se debió a maniobras del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) para favorecer al exmilitar Shafiq.
Intelectuales progresistas como el escritor Alaa Al-Aswany coincidieron con la percepción popular de que tras bambalinas se negocia algo para tratar de beneficiar a Shafiq, el último primer ministro que nombró Mubarak días antes de dimitir en febrero de 2011. Según Al-Aswany, el exmilitar prometió a diplomáticos de Estados Unidos no dejar que Egipto caiga en manos islamistas, y que estaría pactando una solución en la que los aliados de Morsy no se queden con la presidencia, el parlamento y la redacción de la futura Constitución.
Un controversial fallo de la Corte Constitucional determinó el 14 de junio que la elección de un tercio de la cámara baja del Legislativo fue inconstitucional, de ahí que dispuso la disolución del parlamento que dominaban los partidos islamistas.
El Partido Libertad y Justicia (PLJ), brazo político de la Hermandad Musulmana que postuló a Morsy, junto con el Partido El-Nour (salafista) y el islamista moderado Al-Wassat, tenían mayoría en el Legislativo bicameral y en la Asamblea Constituyente electa el pasado día 12.
Con un país sin parlamento ni Constitución, y recientes enmiendas hechas por los militares para limitar poderes del futuro jefe de Estado y adjudicarse más competencias en la política egipcia, los ánimos siguen muy crispados entre islamistas acampados en la plaza Tahrir.
Fuentes oficiosas comentaron a Prensa Latina, sin embargo, que mientras en las calles del país y, concretamente, en Tahrir cientos de miles de personas reclaman la renuncia de la Junta Militar y transparencia en las elecciones, líderes de la HM negocian con el CSFA.
Dirigentes del PLJ sostuvieron varias conversaciones «discretas» con generales de la cúpula castrense gobernante, la última de ellas este sábado, para comprometer la evacuación de manifestantes de las calles y pasar a una nueva fase de complicada repartición de poderes.
Tales pláticas, presentadas como un esfuerzo para promover el tránsito de Egipto de la revolución (revueltas) a la democracia, estarían avaladas por Washington, que es el principal apoyo financiero del Ejército, con un monto de 1,3 mil millones de dólares anuales.
Hasta el momento, ni militares ni islamistas confirmaron ningún acuerdo como resultado de esas negociaciones.
Por Ulises Canales
Fuente Prensa Latina
Crónica Digital