Moscú. En una atmósfera de antagonismo con Estados Unidos el presidente ruso, Vladimir Putin, viajó ayer a Enniskillen, Irlanda del Norte, para participar en la Cumbre de las ocho naciones más industrializadas del planeta (G-8).
Dentro de la plataforma de ese club, el líder ruso dialogará con su par estadounidense, Barack Obama, sobre temas en los que ambas partes discrepan como el escudo antimisiles de Washington en Europa (DAM) y la búsqueda de una salida negociada al conflicto de Siria.
Fuentes del Kremlin confirmaron que la agenda bilateral incluirá también el análisis de la retirada de los efectivos de ocupación norteamericanos de Afganistán y la guerra contra el terrorismo, asunto evaluado por Washington con un doble estándar, según Moscú.
El DAM estadounidense en Europa es la piedra angular de las contradicciones entre las dos potencias. Moscú ha exigido infructuosamente en los últimos años garantías jurídicas de cumplimiento obligatorio por Estados Unidos de que ese escudo del Pentágono no apunta contra su sistema de disuasión estratégica.
Recientemente, el director de la Agencia de Defensa de Misiles estadounidense, vicealmirante James Syring, anunció que el gobierno de Obama analiza la posibilidad de revelar a Rusia datos clave del DAM que Washington despliega desde la península ibérica a Europa del Este.
En medio de la peor crisis económica vivida por Estados Unidos, los defensores del control de armamentos consideran que esas revelaciones podrían facilitar el camino hacia la reducción del arsenal atómico de los interlocutores antagónicos.
Al referirse a este asunto, el politólogo Lajos Szaszdi consideró en la web de Russia Today insuficiente esta iniciativa porque mientras no se firme un tratado de control de armas prevalece como espada de Damocles la amenaza para Rusia.
En relación con Siria, el liderazgo ruso refutó la víspera la versión estadounidense de que las Fuerzas Armadas sirias utilizaron cantidades limitadas de armas químicas contra los opositores violentos.
El ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, consideró poco creíble ese pretexto esgrimido por Washington para justificar su apoyo directo a grupos violentos sirios entre los que figuran subordinados a la red terrorista Al Qaeda.
Lavrov calificó de contradictorio el uso de esos arsenales cuando los efectivos leales al gobierno sirio logran reconocidos avances en el terreno militar, en alusión a la victoria en la ciudad de Qusseir, en el centro del país, y en otros frentes.
Se refirió a la conferencia internacional convocada por Moscú y Washington como resultado de la visita a Moscú del secretario norteamericano de Estado, John Kerry, torpedeada de manera evidente con la nueva decisión de la Casa Blanca.
Respecto al terrorismo, Rusia ha reiterado las críticas a Washington por su actitud de bloqueo en la ONU a los intentos de condenar actos terroristas de los grupos opositores en ese país.
La diplomacia estadounidense mantiene, además, una posición parcializada y solo culpa de los derramamientos de sangre al gobierno del presidente Bashar el Assad.
Al margen del G-8, Putin dialogará además en formato bilateral con los líderes de Francia, Italia y Japón, según el asesor del Kremlin Yuri Ushakov.
Santiago de Chile 17 de Junio 2013
Crónica Digital