Solo Guatemala, Honduras, Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palau, Togo, Israel y Estados Unidos votaron en contra; mientras otras pequeñas naciones también se abstuvieron, lo cual se explica en gran parte al tener en cuenta las amenazas expresadas por la embajadora Nikki Haley.
La representante permanente de Estados Unidos ante las Naciones Unidas dijo que recordarían lo ocurrido ayer en la Asamblea General cuando cualquier gobierno acudiera a Washington para pedir ayuda o financiamiento.
Estados Unidos es el principal contribuyente de la ONU y sus agencias, apoyamos las misiones de asistencia y velamos por la seguridad en todo el mundo, pero cuando hacemos esos aportes tenemos el derecho de esperar que nuestra buena voluntad sea respetada, apuntó Haley.
No olvidaremos cómo fuimos agredidos en la Asamblea General, lo haremos cuando alguien venga llamando a nuestra puerta con el objetivo de servirse de la influencia de Washington o pidiendo ayuda monetaria, insistió.
Después de intimidar a las Naciones Unidas, Haley dejó claro que ninguna votación marcará la diferencia con respecto a las decisiones del presidente Donald Trump y aseguró que mantendrán la disposición de trasladar la embajada norteña a Jerusalén al reconocerla como capital de Israel.
Si bien la prepotencia estadounidense amedrentó a algunos, generó el rechazo mayoritario de la comunidad internacional, que abogó por una solución para el conflicto palestino-israelí sobre la base del establecimiento de los dos estados, con Jerusalén como capital compartida y las fronteras previstas en 1967.
Incluso quienes decidieron abstenerse, rechazaron las medidas unilaterales de Trump y destacaron que estas pueden conducir a una escalada de confrontaciones en la región, además de violar el derecho internacional y la Carta de las Naciones.
La resolución aprobada por la Asamblea General de la ONU exige que ‘todos los Estados cumplan con las resoluciones del Consejo de Seguridad relativas a la Ciudad Santa de Jerusalén y no reconozcan ninguna acción o medida contraria a esas resoluciones’.
De hecho, la votación en el mayor órgano de Naciones Unidas retoma un documento debatido recientemente en el Consejo de Seguridad referido a la decisión de Trump sobre Jerusalén.
Aunque 14 de los 15 integrantes del Consejo estuvieron en contra de esa medida, Estados Unidos vetó el proyecto de resolución en su calidad de miembro permanente.
El embajador venezolano, Samuel Moncada, como presidente del Movimiento de Países No Alineados, rechazó la decisión unilateral de Trump.
Tras el veto de Estados Unidos, el Consejo de Seguridad permanece paralizado con respecto a ese tema, denunció y condenó las acciones de Israel, que se expande cada vez más en los territorios palestinos ocupados por la fuerza.
Jerusalén es parte integral del territorio palestino, dijo y condenó cualquier medida que lecere su estatuto.
Tales peticiones se repitieron con bastante frecuencia en la Asamblea General, donde muchos desoyeron las amenazas estadounidenses de recortar financiamientos a la ONU y sus países miembros.
Estados Unidos aporta un 22 por ciento del presupuesto de Naciones Unidas y un 28,5 de los recursos financieros a las operaciones de mantenimiento de paz. Aún así, el país norteño se aísla cada días más en el organismo multilateral, en especial tras darle la espalda al Acuerdo de París y salirse de la Unesco.
Este año, también en la Asamblea General, los países del mundo lo dejaron solo otra vez en su empeño de mantener el bloqueo económico comercial y financiero contra Cuba: con 191 votos a favor se aprobó la resolución que solicita el levantamiento de ese mecanismo.
Por Ibis Frade Brito
Naciones Unidas, 22 diciembre 2017
Crónica Digital /PL
Hay que ser muy «desgraciado» para amenazar con plata para comprar votos de países ratones.