El papa Francisco llenó de símbolos y potentes mensajes su homilía en la región chilena de La Araucanía, además de compartir almuerzo con representantes mapuches y un descendiente de colonos suizo-alemanes.
Así apaciguó un tanto el ambiente después de conocerse en la madrugada la quema de tres helicópteros en la zona, centro del denominado conflicto mapuche alrededor de una larga demanda de los pueblos originarios para que le devuelvan sus tierras.
Precisamente, el obispo de Roma condenó en la misa Por el Progreso de los Pueblos, la violencia «que destruye la vida humana (…) no se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, la violencia llama la violencia».
Tras un saludo especial en mapudungún, el idioma mapuche, llamó a la unidad y reclamó el fin de la injusticia.
Con hablar pausado y firme, el santo padre criticó los acuerdos «que quedan solo en palabras» y deslizó que esa postura «también es violencia porque frustra la esperanza», con un llamado al diálogo.
«La unidad es una diversidad reconciliada», apostilló Francisco en la misa oficiada en el aeródromo de Maquehue, a unos tres kilómetros de Temuco, capital de La Araucanía, a más de 600 kilómetros al sur de Santiago.
El pontífice aprovechó para citar frases de dos ilustres chilenas, Violeta Parra y Gabriela Mistral, al matizar la belleza natural de La Araucanía con el tema de la cantautora Arauco tiene una pena, y de la escritora «este paisaje nos eleva a Dios».
Pero tampoco perdió oportunidad para recordar las graves violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura (1973-1990) justamente en el ahora aeródromo Maquehue, de la Fuerza Aérea de Chile(Fach).
Entidades defensoras de los derechos humanos indican que Maquehue resultó uno de los centros de detención más grandes del sur chileno tras el golpe de Estado de 1973 y al menos 500 personas fueron detenidas, torturadas y muchas de ellas asesinadas.
La misa no tuvo la participación esperada de medio millón de personas y reunió apenas a más de 100 mil feligreses. Nuevamente como punto discordante se hizo notoria la presencia del obispo de Osorno, Juan Barros.
Barros es acusado de complicidad y contubernio con el defenestrado cura Fernando Karadima, culpable de abusos sexuales a menores.
Al final de su estancia en Temuco, su santidad compartió hoy almuerzo con 11 personas representantes de los mapuches, otros habitantes de la región, un inmigrante haitiano y un descendiente de colonos suizo-alemanes.
El almuerzo se realizó en la casa provincial de la Congregación Madre de Santa Cruz a pocos kilómetros del aeródromo Maquehue.
Francisco llegó a Chile en la noche del lunes y desde entonces el religioso argentino que asumió las riendas vaticanas en 2013 debió sortear no pocos retos. El principal hasta ahora, los abusos sexuales de ministros de la iglesia católica aquí.
Para completar la jornada de este miércoles, retornará a Santiago donde sostendrá un encuentro con jóvenes en el Santuario Nacional de Maipú y finalmente con académicos y gente de la cultura en la Universidad Católica.
Santiago de Chile, 17 de enero 2018
Crónica Digital /PL