De este modo, comenzaron a expresar emociones más matizadas como el reconocimiento y la simpatía, lo cual permite un mayor entendimiento entre las personas.
Los investigadores de la británica Universidad de York, situada al nordeste de Inglaterra, señalaron que los pronunciados y distintivos arcos superciliares y las abultadas cejas de los primeros homínidos, marcaron un rasgo de dominio físico.
Con el paso del tiempo, el rostro humano se hizo más pequeño y plano, por tal motivo, las cejas como en la actualidad las conocemos permitieron ofrecer una gama mayor de emociones.
El profesor de Anatomía y autor principal del estudio, Paul O’Higgins, destacóque ‘cambiamos el dominio o la agresión por una paleta de expresiones más amplia. Los músculos de la cara podían mover las cejas hacia arriba y hacia abajo y expresar los sentimientos más sutiles’.
Mediante el uso de un software de ingeniería 3D, los investigadores observaron la icónica cresta de la frente de un cráneo fosilizado, conocido como Kabwe 1, el cual se conserva en las colecciones del Museo Nacional de Historia británico. ‘Detectamos que se aplicaba muy poca tensión en la cresta de la frente. Cuando quitamos la cresta, no hubo efecto en el resto de la cara al morder’, explicó O’Higgins.
Por su parte, la coautora del análisis, Penny Spikins, del Departamento de Arqueología de la institución, aseguró que las personas con botox, son menos capaces de identificarse con las emociones de los demás.
‘Las cejas son la parte que falta en el rompecabezas de cómo los humanos modernos lograron llevarse mucho mejor con otros que otros homínidos ahora extintos’, agregó.
Londres, 15 abril 2018
Crónica Digital /PL