Aun es tiempo para la unidad constituyente

Por Marcel Garcés Muñoz

La situación política y social del país, a cuatro semanas de la trascendental elección de Constituyentes (15-16 de  mayo), para la histórica tarea de formular una nueva Carta Magna para Chile, demandada por la mayoría ciudadana, es esperanzadora pero a la vez compleja.

Nunca en la historia del país, se planteó un desafío político tan profundo y amplio, con un protagonismo de masas, en un escenario de democracia participativa colectiva, nacional, y demandada –exigida- por el pueblo, para discutir una nueva Constitución del país, que contenga las demandas ciudadanas, sus aspiraciones y reivindicaciones sociales, y que se dispusiera a trazar las normas de convivencia nacional, los derechos y obligaciones, la nueva institucionalidad correspondiente.

Nunca antes desde el nacimiento del país, de los albores de la Independencia, o los diversos gobiernos y proyectos nacionales, se había convocado al pueblo, a los movimientos ciudadanos, a una definición política y electoral de tal magnitud y perspectiva histórica, buscando una legitimidad institucional democrática a través de un proceso de participación de masas sin parangón.

Pero no se trata solo de un proceso inédito de participación, de maduración de condiciones objetivas y subjetivas para encarar una tarea de tal magnitud, y de perspectiva histórica.

Lo que hay que decir – y ello marca una diferencia cualitativa y cuantitativa y por lo mismo de responsabilidad cívica y política- es que se trata de una coyuntura histórica crucial, para la historia, el presente y el futuro de la nación y de una oportunidad a la que estamos llamados como pueblo.

Como es obvio no se está escribiendo esta epopeya, sobre una  hoja en blanco. Aquí se suma una historia de luchas democráticas, sociales, libertarias, culturales, étnicas, de género.

Y el pueblo chileno ha derramado demasiada sangre, esfuerzos en avanzar en un proyecto político y social, que recoja sus sueños, esperanzas, sacrificios, demandas y razones, superando masacres, dictaduras, conspiraciones de los enemigos de su libertad, sus derechos sociales, económicos y democráticos.

Se trata además de una exigencia colectiva que se expresaba incontenible, tras la dramática experiencia de una dictadura brutal, de una crisis  de la institucionalidad y del escenario político,  de una transición pactada y mediatizada, de esperanzas  y frustraciones de una democracia que “venía” pero no terminaba de llegar, y de una injusticia social y económica que permanecía sobre la sociedad, en particular de los trabajadores, los jóvenes, las mujeres, los pueblos originarios, de una agenda política y social, no solo incompleta, sino que injusta.

Pero ya debemos superar la hora de imaginar “la alegría que ya viene”.

Estamos en el momento de organizar la voluntad popular y nacional, de traducir en normas el acuerdo nacional, la voluntad de construir esta casa común, de marcar la ruta, de acelerar el paso a un país mejor, digno, justo.

Se trata de construir un espacio donde todos tengan sus derechos garantizados, no solo a elegir con cierta periodicidad a quienes representen a los ciudadanos en los diversos niveles de autoridad política e institucionalidad formal.

De lo que se trata es de abrir la posibilidad de ejercer nuestros derechos políticos, sociales, económicos, institucionales, culturales, de seguridad, de salud, educación, previsión, justicia, de oportunidades, participación en la vida social, generación  de la autoridad, en la conducción de los destinos nacionales.

Las elites políticas y los grupos de poder económico y fáctico se vieron forzados a escuchar y atender las demandas sociales, hechas presentes de manera masiva con la sublevación, el enjuiciamiento al modelo neoliberal  piñerista (en realidad heredado de la dictadura de Pinochet y que pretendía ser inmutable en los marcos de la Constitución  de Pinochet y Jaime Guzmán) de octubre de 2019, al tiempo que han intentado manipular el profundo carácter social y político del rechazo ciudadano, con la demagogia de una retórica  que nadie cree, e iniciativas  de ”unidad nacional”, con la que buscan engatusar  a determinados sectores políticos, y frustrar las demandas populares.

Ese fue el objetivo demagógico, por lo demás, del tinglado montado por La Moneda y su bloque empresarial y político (la Alianza por Chile y algunos políticos opositores que, en el mejor de los casos, pecaron de “ingenuidad”), conocido con el nombre de fantasía de Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución, del 15 de noviembre de 2019.

Pero la magnitud de las expresiones ciudadanas no han podido ser ocultadas o ignoradas, y el proceso constituyente, se impuso por obra de la acción política y social, como el plebiscito del 25 de octubre de 2020, en que un 78.28 por ciento, de los votantes se pronunciaron por el APRUEBO una nueva Constitución y solo un 21.72  por ciento se pronunció por el RECHAZO, en un proceso con un record de participación ciudadana en la historia del país, con 7 millones 569 mil 082 votantes.

Son muchas las razones  de la voluntad expresada por los chilenos y chilenas y las tareas de la agenda que estos pusieron frente a los ciudadanos como para mirar al costado.

Por lo mismo, y en consecuencia, los ciudadanos no pueden aceptar una última maniobra de la Derecha política y económica, para desvirtuar los contenidos de la nueva Constitución, esto es, convertir la Convención Constitucional, en un club cerrado para que solo tengan derecho a la palabra los “entendidos”, los “académicos” ( en realidad sus consejeros y asesores), los representantes políticos de sus intereses.

No se trata , en sus designios, solo de “dejar fuera” de la discusión a lo que caricaturizan como “la calle”,  sino que impedir la expresión en el texto constitucional, y el futuro político institucional futuro, de las opiniones, los derechos, y las demandas mayoritaria de la ciudadanía, de los partidos y centros de estudio de las organizaciones de izquierda, de las organizaciones sindicales.

En realidad de eso es lo que se trata cuando se habla de “rodear” la Constituyente, es decir de hacer presente en el escenario de la discusión la opinión  del conjunto de la ciudadanía.

Ellos, la derecha y los gremios empresariales y sus “intelectuales”, preferirían deliberar en secreto, aprobar sin interferencias de mayorías incómodas, los textos que mantengan la defensa de sus intereses ya preparados en los centros de estudio de sus partidos y organizaciones gremiales, de sus universidades.

Todavía hay tiempo

Pero, todavía hay tiempo para que los diversos liderazgos progresistas del país, en lo cultural, político, social y partidista, pongan fin a los argumentos con que eluden el tema que el momento histórico exige: La unidad, de los demócratas en pos de una plataforma amplia, definida, que convoque a las mayorías, que recoja la dimensión central,  del cambio que el país y la historia reclaman, y que dejen atrás el espectáculo indigno e irresponsable de fraccionamiento, liderazgos oportunistas y personalistas, mezquinos cálculos electoralistas, o mesianismos estrechos que encubren intereses, perjuicios, racismo, discriminación,  y altanerías suicidas.

Hay ciertos hechos que permitirían tener alguna esperanza al respecto, pero de vez en cuando siguen apareciendo voces y figuras,    que parecen “buscar prensa”, “buscar segundos de TV”, o aplausos en la Derecha, con declaraciones o posiciones contrarias a la unidad y al acuerdo.

Pero todavía hay tiempo de presentar una plataforma política nacional, patriótica y realista,  que ponga en el primer lugar los intereses del pueblo, de la ciudadanía, del país.

En la agenda política del pueblo chileno están temas cruciales: la eliminación  del concepto y de la práctica del el Estado Subsidiario instalado por la dictadura para favorecer los intereses privados de la educación, la salud, el sistema previsional y otras áreas de la economía, y una nueva concepción que parte de la solidaridad, del rol social y democrático del nuevo Estado, del derecho y defensa del mundo del trabajo, la defensa de las riquezas naturales, del medio ambiente, la cultura, vivienda, el respeto a los pueblos originarios y sus derechos, del rol de la Justicia, del respeto a los Derechos Humanos, en definitiva  caracterizar al Estado como social, solidario, garante de derechos, plurinacional y antipatriarcal.

Otro punto de singular importancia, en esta lista que no pretende ser ni absoluta ni definitiva, es el rol determinante y superior del Estado en la  Defensa Nacional, la Seguridad Nacional y la función y carácter de la fuerza policial, (siguiendo el concepto del político y periodista francés Georges Clemenceau, (1841-1929 conductor del esfuerzo de guerra de su país, en la Primera Guerra Mundial, y de la derrota de Alemania,  de que “la guerra es un asunto demasiado serio para dejarla en mano de los militares“).

Solo falta que los Constituyentes garanticen que las demandas sean expresadas en la discusión y la redacción de los contenidos de la Nueva Carta Magna, el contrato social y político que marque las décadas futuras.

Aún hay tiempo  de llegar al pueblo, a los ciudadanos, con propuestas  que la gente, los ciudadanos  asuman como propias, que las hagan suyas y transformen en voluntad creadora en la esencia programática de la futura Constitución de un Chile grande y soberano, justo y progresista.

Y sobre todo que vayan a los ciudadanos, hagan presentes sus propuestas, sus proyectos, se comprometan con sus esperanzas y demandas.

Y, sobre todo, a respetar su voluntad y decisiones democráticas.

La unidad, el diálogo, el compromiso, la lealtad, la determinación, el escuchar, son las palabras claves y la exigencia para avanzar.

Aún es la hora, aunque la urgencia es, hoy día, una exigencia colectiva. Y no hay mucho tiempo que perder.

Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital

Santiago de Chile, 16 de abril 2021
Crónica Digital

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Next Post

Parlamento de Perú inhabilita por 10 años a expresidente Martín Vizcarra

Sáb Abr 17 , 2021
El Parlamento peruano condenó al expresidente Martín Vizcarra a la inhabilitación para funciones públicas por 10 años, en su ausencia, por unanimidad y en una sesión en la que recibió una lluvia de insultos. Vizcarra era una de las principales figuras del partido Somos Perú, de orientación neoliberal. Con la medida, el Legislativo impidió que el exmandatario asuma el curul ganado el domingo último en las elecciones generales, como el postulante al Congreso con más votos, para muchos debido a su confrontación con los desprestigiados parlamentarios. La sanción se aprobó con los votos de los 86 legisladores participantes en un pleno virtual, al que se negó a asistir el exgobernante alegando que se habían violado sus derechos al ser rechazado el pedido de su abogado de un aplazamiento. No pudieron votar por impedimento reglamentario los 39 congresistas que previamente se pronunciaron por la medida, también en forma unánime, en la subcomisión de acusaciones y en la Comisión Permanente del Congreso. En la sesión, los oradores criticaron duramente al exgobernante destituido por el Legislativo en noviembre pasado por sospechas de corrupción, invocando la causal de incapacidad moral permanente. Lo fustigaron por violar la Constitución al hacerse vacunar con dosis excedentes de una vacuna ensayada cuando era Presidente, lo que los legisladores calificaron como traición al país. El congresista neoliberal Diethell Columbus lo llamó “tipejo” y le imputó una manera “vil, mezquina y miserable de hacer política”, mientras que Ricardo Burga lo llegó a comparar con un sanguinario exdictador de Camboya. Pintoresco fue el caso del congresista Omar Chehade, quien asistió a la sesión vestido enteramente de negro “porque vengo a ver el entierro político del señor Vizcarra”, según dijo. Tras el desenlace, Vizcarra dijo que no fue una sorpresa, teniendo en cuenta el antecedente de su destitución en noviembre de 2020 y manifestó confianza en el Poder Judicial, ante el que ha presentado un recurso de amparo, e instancias internacionales. “No tenemos ninguna duda de que esta situación se va a revertir”, afirmó, al sostener que el Parlamento “está deslegitimado y no representa a los peruanos”, por estar dedicado a “venganzas políticas en lugar de trabajar”. En la sesión y también por la vacunación irregular, fueron inhabilitadas las exministras de Relaciones Exteriores, Elizabeth Astete, y de Salud, Pilar Mazzetti, por uno y ocho años respectivamente. Vizcarra es investigado por el Ministerio Público por el tema, así como por acusaciones de recibir sobornos de empresarios cuando era gobernador de la región de Moquegua y por la contratación irregular como asesor del Ministerio de Cultura de un oscuro cantante. Lima, 17 de abril 2021. Crónica Digital / Prensa Latina.

Te puede interesar:

Las opiniones vertidas en este medio de comunicación no necesariamente representan el sentir de Crónica Digital y son de responsabilidad de quienes las emiten.

Crónica Digital, es un medio de comunicación social, republicano y comunitario. Fue fundado el 19 de abril del año 2005. Su objetivo periodístico es informar sobre los principales noticias de Chile, América Latina y el mundo.

El director de Crónica Digital es el periodista Marcel Garcés Muñoz.

Su representante legal y editor general es el periodista Iván Antonio Gutiérrez Lozano.

El editor nacional es el periodista Ramón Vargas Vega.

El editor cultura es el periodista Miguel Alvarado.

Corresponsal en La Habana, Cuba, Florencia Lagos N.

El asesor legal es el académico y abogado Sr. Pablo Méndez Soto.

Los principales asociados informativos de Crónica Digital son la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina , la agencia de noticias China, Xinhua y TV Brics.

En Chile, el medio electrónico El Maipo

Correo: cronicadigital@gmail.com
Dirección: Maturana 302 local 2
Santiago de Chile.

Desde el año 2005 Crónica Digital es parte de la Asamblea Nacional por los Derechos Humanos.

Crónica Digital es una marca registrada. Todos los derechos reservados.

Redacción Diario Crónica Digital
Fono: 950142601

Un café en una plaza con historia....

Maturana con Huérfanos
plaza Brasil,
Santiago de Chile.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es cafe-con-torta-900x675.jpeg