El Consejo para la Transparencia determinó acoger el amparo presentado en contra de la Universidad de Santiago (USACH), por lo que dicha casa de estudios debe entregar datos específicos de las actividades de docentes y académicas de la ex convencional y ex presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncón. Entre ellos: nombre de cursos de pre y post grado y horas destinadas a su realización, detalles de papers o estudios publicados en el marco de la actividad docente o de investigación entre 2018 y 2022.
En su decisión, el CPLT estableció que los antecedentes académicos y laborales de la funcionaria tienen carácter público, afirmando que “la función pública debe ejercerse con probidad y transparencia, lo que conlleva el cumplimiento de una obligación, elevada a rango constitucional, de transparentar las actuaciones de los funcionarios de los órganos de la Administración del Estado ante la ciudadanía”.
La USACH negó el acceso a los antecedentes académicos de la ex convencional alegando, en el marco del amparo (rol C611-23), que cumplió con lo que establece la norma, toda vez que la institución reclamada debe trasladar el requerimiento al tercero respecto de quien se piden los antecedentes -en este caso a la académica-, la que manifestó su oposición, lo que imposibilita a la casa de estudios a acceder a la entrega de los antecedentes. Asimismo, alegó que la publicidad de la información afectaría la “integridad personal” de la ex convencional.
La reserva de la información fue desestimada por el CPLT, acorde a la decisión, estableciendo que no se logró acreditar afectación a sus derechos, su vida privada e integridad personal.
La USACH tiene 15 días a partir de la recepción de la notificación para recurrir ante la Corte de Apelaciones de Santiago.
Santiago de Chile, 4 de mayo 2023
Crónica Digital
Jue May 4 , 2023
Por Hugo Gutiérrez Gálvez Las traiciones a los pueblos, no parten con el despojo de sus riquezas básicas. Ello, es una de las tantas consecuencias de una traición mayor, consistente en el latrocinio al valor que deriva de personas iguales en dignidad y derechos, dueñas y titulares de la soberanía. Como corolario de lo expuesto, el mayor robo o fraude a los pueblos es el hurto de su potestad constituyente, emanación del derecho a la autodeterminación, mediante sibilinos mecanismos de exclusión que, con engaño, buscan perpetuar un esquema de dominación a través de una falsa o, a lo menos, mezquina democracia En este contexto, la traición se ha enseñoreado con Latinoamérica: Augusto Sandino, Salvador Allende y Emiliano Zapata, son ejemplos mártires de tales felonías. Zapata, traicionado y asesinado en Morelos, en 1919, sostenía que prefería morir esclavo de los principios y no de los hombres. Pagó el precio de sus convicciones, al igual que Sandino y Allende, regalando, a la posteridad, su consecuencia inmortal. Esta es la historia de la traición de un presidente de la República, Arturo Alessandri Palma, y de un comunista, Manuel Hidalgo Plaza. UN POCO DE CONTEXTO HISTÓRICO La oligarquía de Chile, con la masacre que significó el enfrentamiento de la guerra civil de 1891, llenó los bolsillos, con el salitre nacional, de piratas extranjeros, como John Thomas North. Les entregó el monopolio de tales riquezas, fundando la monarquía económica de quien fuera conocido como el rey del salitre. Soldados extranjeros sirvieron para tal pillaje, como el prusiano Emilio Körner Henze, que entre 1900 y 1910, asumió como inspector general del Ejército, cargo asimilado al actual comandante en jefe. En 1907, otra masacre tiende a reforzar la traición. Nos referimos a los asesinatos de obreros y sus familias en la escuela de Santa María de Iquique, a manos de los sicarios de turno, vestidos por el ejército de Chile, Roberto Silva Renard y Sinforoso Ledesma. El parlamentarismo en Chile, iniciado de facto en 1891, se había manchado las manos con sangre trabajadora. EL APODO En una asamblea popular realizada en Iquique en 1915, con motivo de la campaña parlamentaria por Tarapacá, Víctor Domingo Silva, bautizado por los calicheros con el título de “León de Tarapacá”, por su defensa apasionada y ardorosa del pueblo nortino, hace entrega de su apodo al candidato senatorial Alessandri Palma, diciendo: «Desde hoy en adelante, ese glorioso sobrenombre será como un grito de combate cívico por la libertad y la justicia, y sólo tendrá derecho a llevarlo nuestro candidato de hoy y senador de mañana”. De ahí en adelante, Arturo Alessandri Palma sería reconocido como “León de Tarapacá”, quedando en la trastienda de la historia que ese apodo se lo había puesto el pueblo al poeta y no al burgués Alessandri. DE LAS PROMESAS FALSAS A LA PRESIDENCIA Posteriormente este segundo León de Tarapacá -populista y demagogo -que pagó con ingratitud la generosidad de Víctor Domingo Silva-, emprendió su camino hacia La Moneda, comprometiéndose con la “chusma inconsciente” a darle al país […]