«Están completamente solos en su decisión. El mundo político comprende que no puede ser más importante la salida de un ministro, que mejorar las pensiones de las personas», afirmaron los diputados.
La Bancada PPD-Independientes hizo un llamado a la UDI a retractarse de su decisión de retirarse de la Mesa de Expertos por la reforma previsional, que lidera la Ministra del Trabajo, Jeannette Jara.
«No puede ser más importante la salida del Ministro Giorgio Jackson, darse un gusto político, que mejorar las pensiones de las personas. Están completamente solos en su decisión, ya que el mundo político entiende que la reforma previsional es una necesidad primordial de nuestros jubilados y jubiladas y quienes están por jubilar», aseguró el Jefe de Bancada PPD-Independientes, Cristián Tapia.
Por su parte, el diputado independiente-PPD y miembro de la Mesa Técnica de la Reforma Previsional, Héctor Ulloa, señaló que «no es posible que quieran chantajear a un Presidente de la República de esa manera. ¿Qué tiene que ver un Ministro de Estado con la necesaria reforma a las pensiones?. ¿Van a hacer esperar a dos millones de adultos mayores por una reforma tan necesaria por un gustito como éste?. No creo que sea posible, por lo tanto, es necesario que rectifiquen de inmediato».
Asimismo, el diputado del PPD, Raúl Soto, recalcó que «restarse de la Mesa para un acuerdo que mejore las pensiones me parece mezquino. Es una pequeñez política utilizar la contingencia para un tema de tanta trascendencia e importancia para los chilenos y chilenas. Llamamos a la UDI a retrotraerse y retractarse de esa decisión».
Santiago de Chile, 23 de julio 2023
Crónica Digital
Dom Jul 23 , 2023
Las caricaturales peripecias del gobierno chileno dieron origen a un brote interminable de interpretaciones, crónicas y análisis, las más de las veces desprovistos del humor que caracteriza al personal. Por Luis Casado*, colaborador de Prensa Latina El propio presidente de lo que hay de República, – tan adepto a los apotegmas -, aludiendo a la infortunada gestión de las urgencias sanitarias por parte del subsecretario de Redes Asistenciales, se rajó con otro: “En este momento no hay espacio para curvas de aprendizaje”. Puede que su subconsciente le traicionase y en el fondo referíase a los penosos resultados de la Educación del país que preside. O bien a la incomprensible y desafortunada decisión del ministro de la Cultura quien – sin consultarle – rechazó el convite que la Feria de Frankfurt le extendió a Chile para ser el “invitado de honor”. ¡Qué loco gastar esas lucas!, aliteró De Aguirre. O tal vez quiso sugerirle al diputado Mellado que, cuando el Ejecutivo convoca a una reunión de los poderes del Estado, no conviene introducir grabadoras de contrabando con la sana intención de difundir los despropósitos del areópago que nos desgobierna. ¡Aprende Mellado, aprende! Debo admitir que el carácter miserable de lo que precede no es una exclusividad chilensis. En EEUU, un tipo como Raúl Torrealba podría ser candidato a presidente. En España, Alberto Núñez Feijóo, candidato de la derecha a la presidencia del gobierno, propone suprimir el ministerio de Cultura. En Finlandia el gobierno nominó siete ministros fascistas, y no de los menores. En la UE, dos ectoplasmas, Ursula von der Leyen y Josep Borrell, ocupan la presidencia y las RREE, lo que da la medida de la subnormalidad de los subnormales. Toca explicar el cómo y el porqué del menguado comportamiento de tan menguados héroes. Es en este momento en el que no podemos irnos por los cerros de Úbeda, expresión del país vasco que significa quitarle el culo a la jeringa. En su conocido ensayo La Ilusión Económica, Emmanuel Todd escribe: “Vivimos hoy en día la culminación lógica de la estupidez ultra liberal, que, buscando ‘liberar al individuo’ de toda cortapisa colectiva, no logró sino fabricar un enano asustado y entumecido que busca la seguridad en la deificación del dinero y en su atesoramiento. En ausencia de grupos activos, definidos por creencias colectivas fuertes – obreras, católicas, nacionales – los políticos del mundo occidental están reducidos a su estatura social real, por naturaleza insignificante.” No puedo menos que subrayar el año de publicación del libro en París: 1998. Hace exactamente un cuarto de siglo. En esa época, en EEUU gobernaba Bill Clinton, quien fue sometido a juicio político por la Cámara de Representantes, acusado de perjurio y obstrucción de la justicia para ocultar su romance con Mónica Lewinsky, estudiante de 22 años, en prácticas en la Casa Blanca. Rusia estaba presidida por un alcohólico notorio, Boris Yeltsin. En Alemania era Canciller Gerhard Schroeder, un socialdemócrata que mantuvo buenas relaciones con Rusia y más tarde llegó a ser presidente del consorcio […]
