Según la autora principal de la investigación, Joanna Morgan, las rocas porosas proporcionan nichos para que los organismos simples se acomoden, y también acumulan nutrientes disponibles en los poros como el agua circulante, calentada dentro de la corteza terrestre.
En su período de formación, el planeta Tierra fue constantemente bombardeado por asteroides, razón por la cual, el equipo sospecha que este fenómeno también debió haber creado otras rocas con propiedades físicas similares y dar paso a la vida.
Publicada en la revista Science, el hallazgo también confirma un modelo de cómo se formaron los anillos de pico en el cráter de Chicxulub y cómo puede ocurrir algo similar en cráteres de otros cuerpos planetarios.
Asimismo destacaron que el asteroide autor del citado cráter, golpeó la superficie de la Tierra con tal fuerza que empujó rocas hacia fuera, ubicadas en ese momento a diez kilómetros bajo la superficie.
Ello hizo que se movieron hacia adentro otra vez, a la zona del impacto, y entonces hasta la superficie, antes de colapsar abajo y hacia fuera para formar el anillo máximo. En total se movieron una distancia aproximada de 30 kilómetros en tan solo minutos, explicó Morgan.
Puede resultar difícil creer que las mismas fuerzas que destruyeron a los dinosaurios jugaron un papel importante, mucho antes en la historia de la Tierra, durante los primeros refugios para la vida temprana en el planeta, concluyó la especialista.
Londres, 19 de noviembre 2016
Crónica Digital / PL