Hasta el mes de julio a nadie le pasaba por la cabeza que Chile pudiera quedar fuera de la Copa Mundial de Rusia 2018, pero la realidad fue otra y el país mostraba rostros abatidos por doquier.
Un tema del que se hablará cuatro años más y el hecho mismo de conformarse con ver la cita rusa por televisión hará más frustrante el recorrido. Tampoco los expertos concibieron esta posibilidad.
La generación dorada, como llaman aquí al grupo de jugadores de la Roja, dio sus primeras señales al comando de Marcelo Bielsa. Sin embargo fue otro argentino, Jorge Sampaoli, el encargado de lograr las máximas conquistas.
Chile cayó por penales frente a Brasil en la segunda ronda de la Copa FIFA 2014 y un año más tarde, se impuso a la glamorosa Argentina de Lionel Messi también por penales para conquistar la Copa América.
Sampaoli, inesperadamente, dimitió del cargo y debió entregar la dirección técnica a Juan Antonio Pizzi, igualmente argentino, quien con la mitad del trabajo hecho logró una segunda victoria sin precedentes, la Copa América Centenario en Estados Unidos.
Fue cuando Arturo Vidal, el explosivo centrocampista y uno de los referentes del plantel, declaró a los medios locales que en ese momento (finales de 2016), Chile se había convertido en el mejor equipo del orbe.
Los excesos de confianza, claras indisciplinas en ocasiones reveladas por la prensa y otras tapadas con la complicidad de muchos, se dieron la mano con bajas en el rendimiento, lesiones y acumulación de tarjetas amarillas.
Aún así, la garra de los chilenos fue superior y lograron mantener el rumbo hasta llegar a la Copa Confederaciones en Rusia este año, donde accedieron a la final y apenas cayeron 0-1 ante Alemania, con su segundo elenco.
En septiembre vino la debacle. Dos reveses sucesivos frente a Paraguay (0-3) y Bolivia (0-1), le dieron el golpe letal a Chile, condenado al suicidio de ir en pos de la clasificación ante el ascendente Brasil de Neymar Junior.
El panorama actual no es tampoco desastroso. Vidal tiene 30 años y es figura en el Bayern Munich; Alexis Sánchez (28) y el capitán Claudio Bravo (34), una edad todavía aceptable para un portero de su calidad.
Luego, habrá cambio de entrenador con la renuncia ya explícita de Pizzi y sobre todo, Chile deberá apuntar a un trabajo más serio y profundo en el desarrollo de su cantera juvenil y el nivel cualitativo de su liga nacional.
Santiago de Chile, 12 de octubre 2017
Crónica Digital/PL