El grupo, encabezado por el italiano Giulio Girardi, incluyó al salvadoreño José María Castillo, los españoles Jaume Botey, Casimir Martí, Ramón María Nogués, Rosa Cursach, Casiano Floristán, José Ramos Regidor y Juan José Tamayo; la austríaca Martha Heizer y los italianos Giovanni Franzoni y Filippo Gentiloni.
Girardi, un experto que participó en la redacción de la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, señaló que Juan Pablo II contribuyó a reprimir a la iglesia popular en países como Nicaragua.
Los disidentes presentaron siete puntos según los cuales Juan Pablo II no debería ser canonizado; entre ellos:
La tenaz oposición a considerar, a la luz del Evangelio, la ciencia y la historia, algunas normativas de ética sexual.
La dura confirmación del celibato eclesiástico.
El rechazo a discutir en forma seria y profunda la condición de la mujer en la Iglesia.
La no aplicación de normas establecidas por el Concilio Vaticano II para una mayor democracia interna.
La represión de los teólogos de la liberación marxista en América Latina.
En una entrevista con la agencia francesa AFP, Girardi se mostró pesimista respecto de la atención que recibirá el llamado.
Roma, 7 de diciembre 2005
Crónica Digital
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