Navarro, quien integró la delegación parlamentaria junto al también senador Nelson Avila y los diputados Marco Enríquez-Ominami, Alejandro Sule y René Alinco, respondió indignado a declaraciones críticas de la presidenta Michelle Bachelet y el canciller Alejandro Foxley.
«En Chile nadie tiene ninguna duda de quien define la política exterior, que es el gobierno: esta Presidenta y a través de la Cancillería», sostuvo la mandataria al terciar esta tarde en el debate generado por la oposición de la extrema derecha.
Dijo que con Bolivia «hemos decidido una política absolutamente clara, una agenda y una forma de trabajar que lo hemos enfatizado en cada una de las reuniones que yo en lo personal he tenido con el Presidente Evo Morales».
Bachelet, quien subrayó que llevará adelante su política exterior teniendo en cuenta el interés de Chile, agregó que la visita de los parlamentarios a La Paz no representa al gobierno ni a los partidos que integran la coalición oficialista.
Navarro subrayó que La Moneda debe entender que hay autonomía del Parlamento. «Somos parte de una coalición de gobierno, respetamos la potestad de la Presidenta de la República, pero el canciller no puede temerle al diálogo», enfatizó en tono molesto.
«El diálogo se hace en democracia, y hemos construído esta democracia para dialogar, la hemos ganado a través del diálogo», insistió tras subrayar que los objetivos del viaje fueron también en el interés de Chile.
Al término de la visita, los legisladores de ambos países firmaron una declaración donde se considera -entre otras medidas- una propuesta para impulsar cambios en los libros escolares de historia sobre la Guerra del Pacífico (1879-1884), en la que Chile arrebató a Bolivia todo su litoral.
La iniciativa, dirigida a modificar «los términos que separan a ambos países» y fortalecer «aquellos que los unen», llamó también a ambos gobiernos «a buscar fórmulas creativas, en el marco de la diplomacia de los pueblos, para lograr la solución urgente de los temas pendientes».
Los legisladores bolivianos señalaron que esta materia es un asunto «fundamental entre ambas naciones», en tanto los chilenos manifestaron que se debe trabajar en una fórmula «que haga posible la solución definitiva de este tema pendiente en la agenda bilateral».
El viaje provocó una fuerte reacción de sectores ultraconservadores de la oposición que acusaron a los parlamentarios de traicionar los intereses estratégicos del país y exigieron del gobierno y de los líderes del oficialismo un pronunciamiento crítico.
Santiago de Chile, 14 de junio 2006
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