Así lo establece un estudio efectuado por la Facultad de Ingeniería de esa casa de estudios, que constató que es posible decodificar la trama de la red de las operadoras, lo cual es una evidencia de su potencial y eventual vulnerabilidad.
Las compañías de antivirus identificaron en el 2004 al primer virus que se propagaba a través de los teléfonos celulares. El gusano Cabir operaba infectando los equipos con el sistema operativo Symbian, y cada vez que un aparato infectado se encendía, buscaba en la lista de direcciones del usuario y se «reenvíaba», infectando otros teléfonos y, al mismo tiempo, destruyendo potencialmente la base de datos completa (con la información del teléfono y de los mensajes guardados).
El gusano fue escrito por un grupo de «hackers» conocidos como 29°, autores, entre otros, del peligroso virus Rugrat. La mayoría de los virus creados desde entonces afectan a móviles que utilizan el sistema operativo Symbian.
Los expertos precisaron que este peligro se ha maximizado, pues los nuevos equipos de telefonía móvil pueden ser considerados como «un pequeño computador de uso dedicado, en la medida que poseen un sistema operativo, al igual que los computadores».
Inicialmente, indicaron, la peligrosidad de estos virus era reducida, pues el gusano requería para propagarse del sistema de tecnología Bluetooth (diente azul), un medio para la comunicación entre celulares que no usa las redes de las compañías operadoras, sino que actúa a través de la conexión directa equipo a equipo. «Constituye un sistema de comunicación de radiofrecuencia, con un alcance aproximado de 10 metros», precisó Catalán.
Pero hoy el sistema Bluetooth se ha masificado en los equipos de telefonía móvil de última generación, con carácter multipropósito (con muchas interfaces y con funciones computacionales), con lo que se ha generalizado la cantidad de aparatos vulnerables. Cuando un usuario activa el sistema Bluetooth en su equipo, queda expuesto a que otro con el mismo sistema le transmita archivos que puedan contener un virus informático, los que se transmiten bajo la forma de mensajes inesperados, programas o juegos.
Esta interfaz permite un rápido intercambio de datos entre teléfonos celulares que se encuentren físicamente próximos, de manera que los virus pueden propagarse con suma rapidez en las aglomeraciones. De allí que la concentración de teléfonos celulares en estadios y lugares públicos habilitados para seguir el Mundial de Fútbol es ideal para una epidemia informática . De hecho, en el campeonato mundial de atletismo celebrado el año pasado en Helsinki se registró el fenómeno: un virus logró multiplicarse a enorme velocidad, por la gran cantidad de móviles que había en el lugar de la competición. La propagación también puede afectar a las Palm o PDA.
Los académicos lamentaron que las operadoras nacionales sostengan que hoy existe una muy baja probabilidad de contagio por la red inalámbrica. Al respecto, Catalán explicó que «la transmisión se hace a través de tramas aleatorias, para mejor usar el escaso ancho de banda del espectro electromagnético dedicado a este tipo de transmisiones y normado por la SUBTEL».
Sin embargo, agregó, «ese fenómeno reducirá su impacto en la misma medida que aumente en la población el uso de tecnología para la comunicación telefónica, que ya no requiera el uso de la red de las operadoras o que permita la conexión a Internet». Por ejemplo, existen virus como el Fontal.A, que contagian los equipos cuando se descargan desde la Red ringstones o papeles tapiz para la pantalla inicial.
Además, advirtió, la Universidad ha constatado que es posible decodificar la trama de la red de las operadoras, lo cual «es una evidencia de su vulnerabilidad».
Por ello, Tosso consideró imprescindible que la institucionalidad pública y las compañías operadoras nacionales, «realicen un esfuerzo programado de cooperación, con el objetivo de invertir en investigación académica y científica que permita mejor conocimiento de este nuevo fenómeno», que a su juicio puede provocar impactos insospechados sobre el funcionamiento de los mercados e incluso sobre la seguridad del país.
Los daños que los virus informáticos pueden provocar a un teléfono móvil son tan diversos como los que producen en los computadores: desde la generación de daños temporales o de carácter permanente a su operatividad (por ejemplo, atascarlo en determinadas funciones y así bloquear su uso e inutilizarlo), pasando por la pérdida de agenda telefónica u otras informaciones (como archivos fotográficos), hasta la eventual sustracción o espionaje a la información que se haya acumulado en el interior del equipo.
Incluso pueden provocar cuentas telefónicas enormes, al enviar mensajes de texto en una forma automática. Hoy, se calcula que existirían unos 200 virus para celulares.
Santiago de Chile, 20 de junio 2006
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