En una combativa asamblea, los dirigentes del gremio afirmaron que irían «hasta las últimas consecuencias» en sus reclamos luego que la empresa descartara la vía de las negociaciones colectivas y apelara a presiones y amenazas para tratar de quebrar el paro.
Enfurecidos, los mineros salieron anoche a las calles de Antofagasta, capital de la II Región donde están concentrados en carpas desde el pasado 7 de agosto, y bloquearon las rutas que conducen al yacimiento, el más grande del mundo a cielo abierto.
En un esfuerzo por retomar el diálogo, los trabajadores bajaron la víspera por segunda vez sus reclamos: de 10 a 8,0 por ciento el reajuste salarial y de 16 a 10 millones de pesos (unos 18 mil dólares) por bonos de terminación de conflictos.
Pero la oferta no fue tomada en cuenta por la transnacional minera, que amparada por las leyes chilenas, comenzó a tocar puerta por puerta a los huelguistas para presionarlos que se «descuelguen» del sindicato y firmen individualmente el nuevo contrato.
«La mesa de diálogo está rota y esto significa que tenemos que ir hasta las últimas consecuencias, creemos que llegó el momento de hacerles entender que aquí mandamos los chilenos y no los extranjeros», exclamó Luis Troncoso, presidente del gremio.
El dirigente sindical indicó que irán incrementando las acciones de protesta «hasta que ellos cedan a nuestro petitorio, ya que tienen la arrogancia de decirle al gobierno que, aquí en Chile, las autoridades no pueden intervenir en un conflicto laboral interno».
Troncoso dijo que la prepotencia del conglomerado de transnacionales lideradas por la anglo-australiana BHP Billiton confirma la necesidad de renacionalizar el cobre chileno, privatizado por la dictadura y los gobiernos de la Concertación.
Según medios locales, funcionarios de la empresa continuaban hoy haciendo uso o «abuso» de las prerrogativas que les otorga la ley, llamando a las esposas de los mineros para instarlos a abandonar la protesta y firmar individualmente el nuevo contrato.
El gerente corporativo de la compañía, Pedro Correa, comentó que «son ellos los que tienen que hacer uso de este derecho en caso de querer hacerlo» y ratificó que, al menos para hoy, «no tenemos reuniones programadas con el sindicato».
Troncoso anunció anoche que presentarán una demanda por práctica antisindical en El Tribunal del Trabajo, debido a que -aseguró- «se están efectuando presiones y amenazas a los trabajadores para que se descuelguen o serán despedidos».
El dirigente gremial reclamó la presencia en Antofagasta del ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, para mediar en el conflicto. «El ministro recibió instrucciones claras de la presidenta Michelle Bachelet de que se hiciera presente, pero no lo ha hecho», subrayó.
«No hay participación directa de él, no hay un interés directo que nos haya demostrado una postura clara de parte del gobierno. No hemos recibido ninguna llamada y si él recibió instrucciones de que debía mediar, tendría que estar acá», dijo.
Escondida, que se instaló en el desierto de Atacama (II Región) durante el primer gobierno de la Concertación (1990), obtuvo en los primeros seis meses de este año utilidades por cerca de tres mil millones de dólares, 211 por ciento más que en igual período de 2005.
El cobre, principal recurso natural no renovable del país, fue nacionalizado por el presidente Salvador Allende el 11 de julio de 1971, poco después de instalar el gobierno de la Unidad Popular.
En la actualidad, cerca del 67 por ciento de la producción nacional está en manos de grandes transnacionales, que valiéndose de subterfugios legales apenas pagan impuestos, según sectores nacionalistas.
Santiago de Chile, 23 de agosto 2006
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