La iniciativa, anunciada el pasado fin de semana por el Ministerio de Salud (MINSAL), consiste en la asesoría y entrega de métodos anticonceptivos en consultorios públicos, incluida la denominada «píldora del día después», a mayores de 14 años.
«Aquí la Presidenta de la República no está pretendiendo imponer sus creencias a nadie, lo que hace es asegurar que todos los chilenos tengan mayor igualdad», indicó Bachelet, enfrentada a fuertes críticas de la Iglesia y sectores conservadores.
La mandataria insistió en que el país tiene un gran problema con los embarazos de adolescentes y los abortos. «No sabemos cuántos (abortos) tenemos porque nadie los mide, como son ilegales son clandestinos, pero sabemos que existen», recalcó.
Estudios de especialistas de salud muestran que el 20 por ciento (una de cada cinco) jóvenes de entre 15 y 19 años de los estratos más pobres de la sociedad chilena son madres, en comparación con el 2,7 (una de 30) de los más ricos.
En el 2004, de 34 mil 413 nacidos vivos de madres de 19 años o menores, el 74 por ciento pertenecían a los segmentos más humildes. De ellas sólo el 20 pudo continuar sus estudios, mientras el 74 tuvo que dejar la escuela para ocuparse de la crianza.
El Postinor-2 o «píldoras del día después» es un procedimiento legal que se venden normalmente en las farmacias con recetas médicas. Sin embargo, sus costos no están al alcance de muchas de las adolescentes pobres que quedan embarazadas, según el MINSAL.
En declaraciones a radio W, Bachelet descartó que las críticas recibidas de la Democracia Cristiana (DC) y parlamentarios de otros partidos vayan a provocar un fragmentación en la coalición gobernante.
«En cada partido siempre hay distintas opiniones sobre un mismo tema, pero eso es parte de la vida, es parte de la democracia, es como en los matrimonios, uno puede tener distintas opiniones», recalcó la mandataria.
Bachelet desestimó también las críticas expresadas por el arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, quien calificó la norma como un «golpe a la familia».
«Las Iglesias naturalmente pueden entregar su opinión para que sus fieles tomen las decisiones correspondientes a sus valores y sus principios», señaló.
Santiago de Chile, 6 de septiembre 2006
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