El desafuero de un parlamentario chileno, acusado de crímenes de lesa humanidad, es un hecho histórico en la lucha por la verdad y la justicia, aseguró hoy aquí el abogado Eduardo Contreras.
El jurista celebró que la Corte Suprema de Justicia de su país haya ratificado hoy una solicitud de la Corte de Apelaciones de Valdivia, que en mayo pasado pidió el desafuero del diputado Rosauro Martínez Labbé, del partido Renovación Nacional.
Es la primera vez en muchas décadas que se desafuera a un parlamentario en Chile, salvo el año 2000, cuando la medida se le aplicó al exdictador Augusto Pinochet, afirmó en declaraciones a Prensa Latina.
El destacado defensor de los derechos humanos recordó que Martínez Labbé, miembro de la represiva Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), dirigió la «Operación Machete», ejecutada por la Compañía de Comandos Número 8 del Batallón Llancahue, de la Cuarta División del Ejército.
En ese marco, Martínez Labbé es investigado por su participación el 20 de septiembre de 1981 en el «Caso Neltume», donde tres jóvenes del movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fueron asesinados.
La muerte de Próspero del Carmen Guzmán Soto, Patricio Alejandro Calfuquir Hernández y José Eduardo Monsalve Sandoval tuvo lugar en el sector de Remeco Alto, Panguipulli.
Contreras, embajador de su país en Uruguay, integró la parte querellante junto a Alicia Lira, dirigente de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos.
Señaló que durante el proceso Martínez Labbé negó todo e, incluso, alegó haber sido víctima de una «persecución comunista» y, particularmente, del
abogado Contreras.
Durante el gobierno del presidente Salvador Allende (1970-1973), Contreras fue diputado por la misma región (Valdivia) de Martínez Labbé, hasta el golpe militar, que lo llevó a la clandestinidad y al exilio.
El abogado señaló que el desafuero de Martínez Labbé tiene un gran impacto en Chile porque ahora cesa como diputado y queda legalmente sometido a proceso.
Opinó que dadas las características del crimen y los agravantes del caso, probablemente termine en la cárcel con penas superiores a 20 años de privación de libertad.
Por Jorge Luna
Montevideo, 14 de junio 2014
Crónica Digital
Sáb Jun 14 , 2014
Colombia vivió una agitada semana preelectoral, en vísperas de los comicios presidenciales de mañana domingo, en los que se decidirá el rumbo del país en los próximos cuatro años, con la paz como centro y norte de ese futuro. Elecciones presidenciales colombianas en cifras Ambientalistas y constituyentes llaman a votar por la paz en Colombia Como habían advertido analistas, líderes políticos y dirigentes de movimientos sociales, la alianza de los partidos cuyos aspirantes no rebasaron la primera vuelta, a favor de uno de los dos candidatos en pie desempeñarían un papel importante.De un lado y otro el presidente Juan Manuel Santos -quien busca su reelección- y Oscar Iván Zuluaga, aspirante por el Centro Democrático (fundado y liderado por el exmandatario Alvaro Uribe).A la campaña de Santos se adhirieron, en representación de la izquierda, el partido Unión Patriótica, el movimiento político y social Marcha Patriótica, el Progresista, Opcion Ciudadana, la presidenta del Polo Democrático, Clara López, y una parte de la bancada de esa agrupación política.Asimismo, el 80 por ciento de la bancada conservadora y una mayoría de la Alianza Verde.Su candidatura fue respaldada, además, por las tres grandes centrales sindicales del país: la Central General del Trabajo, la Central Unitaria de Trabajadores y la Confederación General del Trabajo, que representan el 90 por ciento del sindicalismo en el país.Es así motivado por el proceso de paz en curso, como elemento unificador más allá de las diferencias sustanciales con sus políticas de Gobierno.También es apoyada por la Organización Nacional Indígena, que agrupa al 80 por ciento de la población ancestral colombiana, el sector campesino, la Federación Colombiana de Educadores, gremios obreros, artistas y expresidentes como Belisario Betancurt, Ernesto Samper y César Gaviria, jefe de su campaña.En el tema de la paz, norte fundamental de los comicios de mañana, las diferencias de los dos candidatos marcan un abismo entre ambos.Santos tiene como respaldo un proceso avanzado de diálogo con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), con tres acuerdos suscritos calificados de históricos por la comunidad internacional.Estos son el desarrollo agrario integral, la participación política y la solución al problema de las drogas ilícitas.A eso se une el mecanismo implementado para agilizar, mediante dos mesas paralelas, el debate de los dos puntos pendientes en la agenda de cinco pactada: el tema de las víctimas, con la participación directa de éstas en los diálogos de La Habana y 10 puntos rectores para encauzar la discusión, y el fin del conflicto en sí.Como complemento, el anuncio de conversaciones exploratorias con el Ejército de Liberación Nacional enfocadas a eventuales diálogos de paz, que mereció un respaldo internacional unánime.Zuluaga, en cambio, declaró que su objetivo es endurecer la postura contra las FARC-EP, imponerles sus condiciones, tras empeñarse en negar la existencia de un conflicto armado de más de medio siglo, que prefiere denominar ataque terrorista.Las cartas están sobre la mesa. Las encuestas tradicionales han arrojado, indistintamente, niveles fluctuantes en intención de votos con respecto a los dos candidatos, y aún queda […]