El cineasta chileno Matías Bize piensa tanto sus películas que demora un mundo entre una y otra, pero la espera lo vale, y con creces.
«Me cuesta arrancar un proyecto, tengo que mirarme por dentro y descubrir qué quiero contar. Y mientras tanto, hay que llenar la nevera», aseguró Bize a Prensa Latina.
El realizador regresó al Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano para presentar La Memoria del Agua, que aborda lo que considera una «bomba atómica»: una pareja que pierder un hijo.
Solo el guión, que concibió para la actriz española Elena Anaya, le tomó tres años: trataba de imaginarse cómo reaccionaría él, que no tiene hijos, si sufriera una tragedia así.
Pero el filme, de por si sobrecogedor, resulta más impactante porque su protagonista, el actor chileno Benjamín Vicuña, perdió a una hija de apenas siete años de edad.
«No quería llamarlo porque me parecía muy fuerte, pero a él le interesó el proyecto y el trabajo fluyó muy bien», comentó Bize, ganador del premio Goya por La Vida de los Peces (2011).
Rodada entre Santiago y Puerto Varas, La Memoria del Agua es una historia de amor, cuyo principal desafío fue evitar los clichés tan fáciles en una experiencia como la pérdida de un hijo.
Más allá de la historia, Bize apostó a narrarla cámara en mano, pues genera una respiración interesante y le da libertad a los actores, algo que siempre le ha interesado.
La Habana, 6 de diciembre 2015
Crónica Digital / PL