La controversia sobre la supuesta tramitación por parte de Hillary Clinton de documentos clasificados a través de correos electrónicos, toma fuerza hoy nuevamente en la opinión pública norteamericana, a escasos ocho meses de las presidenciales de noviembre.
Considerado por los directivos del partido azul como una venganza política de los republicanos contra la precandidata demócrata, la pesquisa amenaza con convertirse nuevamente en un tema central de la campaña electoral, ahora en etapa crucial de primarias y caucus partidistas.
Su correligionario y contrincante en la lucha por la nominación, el senador Bernie Sanders, se niega a utilizar el tema como elemento de ataque contra Clinton, porque dice estar convencido de la integridad ética de su rival, pero el liderazgo republicano pretende sacar provecho a este escándalo.
La controversia comenzó en marzo de 2015 tras conocerse que ella utilizaba su servidor familiar privado para las gestiones como jefa de la diplomacia, en lugar de usar las cuentas del Gobierno federal, que garantizan la seguridad de los datos.
Desde entonces, el Departamento de Estado desclasificó unos 33 mil correos que el equipo de Clinton dijo estaban relacionados con asuntos de trabajo, aunque ninguno de ellos era secreto y en su mayoría fueron escritos por sus asistentes y enviados a ella.
Pero el asunto vuelve a tomar fuerza en momentos en que la exprimera dama se consolida como favorita para la nominación del partido azul con vista a las presidenciales de noviembre.
En este contexto, altos funcionarios del Buró Federal de Investigaciones (FBI) tienen previsto entrevistarla en un futuro inmediato, al igual que a algunos de sus ayudantes, según señala este lunes el diario Los Angeles Times.
El texto asegura que es poco probable que Clinton sea finalmente procesada y estima que la cuestión central es determinar si ella o sus empleados distribuyeron material clasificado a través de programas de correos electrónicos fuera del sistema protegido del Departamento de Estado.
Muchos de esos documentos recibieron la denominación de secreto con carácter retroactivo por las agencias especializadas.
El FBI designó a 147 oficiales para llevar a cabo la pesquisa que según informes de prensa demorará varias semanas, a pesar de que quienes la realizan pretenden llegar a una conclusión lo más pronto posible, ante la cercanía del acto electoral del 8 de noviembre de este año.
Pero los federales están presionados por líderes de ambos partidos políticos que coinciden en que la controversia sobre esta supuesta contravención de la exprimera dama debe tener un resultado lo más inmediato posible, pues la Convención de los azules tendrá lugar del 25 al 28 de julio en Filadelfia.
La aspirante demócrata a la Casa Blanca reconoce que cometió un error al utilizar su servidor privado, pero asegura que no hizo nada ilegal y que no envió ningún material secreto por esa vía, después que el FBI confirmara oficialmente a principios de febrero que realizaba la pesquisa contra ella.
El Departamento de Estado publicó más de tres mil 870 páginas de los correos de Clinton y llegó a la conclusión de que 22 de estos contenían información «muy secreta», pero no tenían dicho calificativo en ese momento.
Otros incluían datos con menores niveles de clasificación, según la metodología utilizada por el Gobierno federal, pues eran secretos o confidenciales.
La investigación está bajo supervisión estrecha del Director del FBI, James B. Comey, quien, de acuerdo con medios de prensa cuenta con buena reputación entre demócratas y republicanos, por lo que un error en su conducción tendría consecuencias impredecibles para el sistema político norteamericano.
A estas alturas, si hubiera algo serio y concreto sobre la supuesta culpabilidad de la exprimera dama, es muy probable que fueran grandes las presiones del FBI para exponer las pruebas y detener el mal antes de que sea demasiado tarde.
Es por ello que algunos expertos coinciden en que el escenario más probable, y a la vez menos dañino para el Gobierno de Estados Unidos y sus agencias de seguridad, es que la pesquisa llegue a un final feliz, con una ligera reprimenda a Clinton por un error de menor envergadura, a pesar de la insistencia republicana.
Por Roberto Garcia Hernandez
La Habana, 29 de marzo 2016 Crónica Digital / PL |