La crisis en la isla de Chiloé, sur de Chile, a partir de una aguda crisis por la marea roja provocada por microalgas, mantuvo su tensión con bloqueos a los accesos al enclave.
Pescadores y sindicatos de Chiloé exigen mayor ayuda del Estado, a lo cual respondió de forma positiva la presidenta de la República, Michelle Bachelet, aunque la desesperación y la impaciencia predominan en el ambiente.
La situación empeoró cuando unos cinco kilómetros cuadrados de playa quedaron parcialmente cubiertos por machas (molusco) que fueron limpiadas por la comunidad y la Armada, ante la invasión de microalgas.
Las microalgas son el alimento de varias especies marinas como los moluscos, que al ser consumidos por éstos pueden provocar problemas de salud.
Son el comienzo de la cadena alimenticia marina ya que son absorbidas por moluscos que filtran el agua. Este aumento exagerado es nocivo. Cuando son consumidos por el hombre, causan diarrea y hasta parálisis altamente peligrosas.
El fenómeno golpea además a la región patagónica de Aysén y se ha extendido bastante.
Por cuarto día consecutivo, la isla de Chiloé, ubicada a unos 1.032 km al sur de esta capital, permanecía bloqueada por manifestantes que consideran insuficiente el bono de 100.000 pesos (150 dólares) ofrecido por el Gobierno a los pescadores.
Se trata de una comunidad que prácticamente en su totalidad vive de la pesca, la cual tiene una prohibición en estos momentos ante el riesgo de que la proliferación de las algas contamine a los mariscos.
El desabastecimiento comienza a golpear duramente a Chiloé con escasez de combustible y algunos alimentos, pero se espera que conversaciones iniciadas esta tarde entre los gremios y delegados del Gobierno lleguen a acuerdos.
Fue declarada zona de catástrofe el pasado viernes por Bachelet. Sin embargo prevalecen los problemas en la región de Los Lagos, por tratarse de una población con más de 31 mil pescadores artesanales.
Santiago de Chile, 6 de mayo 2016
Crónica Digital