Promovida por Francia, Reino Unido y Estados Unidos, la iniciativa fue apoyada por nueve países, con el rechazo de tres y la abstención de igual cantidad.
París, Londres y Washington pretendían congelar activos a entidades e individuos sirios, imponer la prohibición de viaje, establecer un embargo de armas y suspender la venta de helicópteros al gobierno del presidente Bashar al Assad.
Rusia llamó a aumentar los esfuerzos contra el grupo terrorista Estado Islámico, también acusado de emplear armas químicas en el país levantino.
Asimismo, alertó que las presiones de países occidentales contra Siria son contraproducentes, porque pudieran afectar las negociaciones de paz entre el gobierno y la oposición, reanudadas la semana pasada en Ginebra.
Naciones Unidas, 27 de febrero 2017
Crónica Digital /PL