Este país se convirtió en un muro blindado para la primera caravana de migrantes hondureños de 2021 con imágenes inéditas de represión por parte de las fuerzas policiales y del Ejército, quienes no dudaron en contener a bastonazos y con gases lacrimógenos a una marea humana al borde de la desesperación.
Un lugar hasta ahora intrascendente, kilómetro 177 en Vado Hondo, departamento de Chiquimula, pasará a la historia como el punto donde en dos ocasiones los antimotines arremetieron contra cientos de miles de personas vara- das allí, tras irrumpir abruptamente el viernes 15 por la frontera El Florido.
El Gobierno de Alejandro Giammattei fue muy claro esta vez, advirtió que solo pasarían de manera ordenada y regular, con documentos de identificación o pasaporte en regla y una prueba negativa de Covid-19 en mano debido a la pandemia en curso.
Desde el jueves 14 de enero, mientras Giammattei rendía su informe de un año en el poder, siete departamentos amanecieron bajo estado de prevención para supuestamente salvaguardar la salud de sus habitantes al tránsito de la caravana, y al menos 10 puntos de control se activaron para cerrarle el paso.
Con retenes castrenses en la trayectoria fijada, y sin ayuda de pobladores ni de transportistas que por lo general los adelantaban en la carretera, la gran oleada de hondureños, estimados en nueve mil al principio, comenzó a desmoronarse en Vado Hondo, también víctimas del cansancio, el desalojo forzoso y los llamados a emprender el camino de regreso en camiones a su disposición.
Pequeños grupos aún quedan en tránsito, pero según el Departamento de Migración, hasta el 19 de enero habían retornado voluntaria- mente a Honduras a 2 631 y 1 030 permanecían en esa dependencia institucional.
Hondureños entrevistados expresaron su decepción y hasta rabia por la forma en que Guatemala los trató. ‘No estábamos robando, solo queremos pasar’, se lamentó Carlos, de 26 años, quien viajaba con su esposa y dos hijas pequeñas. También el procurador de los Derechos Humanos Jordán Rodas condenó el uso de la fuerza y recordó al Gobierno la obligatoriedad de cumplir con los estándares internacionales para losmigrantes, entre ellos, seguridad y protección.
La primera caravana de este 2021 quedó en otro sueño más, ese que dicen buscar en Estados Unidos, a pesar de sus fuertes presiones a los Gobiernos centroamericanos para que asuman el triste papel de contener el éxodo hacia el norte y lavar su deteriorada imagen pública.
(Tomado de Orbe)
Guatemala, 24 enero 2021
Crónica Digital/PL