Por Frank González
Roma-Poseedora de una envidiable diversidad de ecosistemas y ambientes naturales, Italia es también un país geológicamente joven, con una marcada fragilidad morfológica acentuada por la acción depredadora humana y el impacto del cambio climático.
Movimientos telúricos, erupciones volcánicas, avalanchas, deslizamientos de tierra, desbordamientos de ríos y aluviones son fenómenos frecuentes en este país que comparte con China la primacía de sitios reconocidos como Patrimonio Mundial por la Unesco, en sus tres categorías: cultural, natural y paisajístico.
Cuenta, además, con 13 de las 714 Reservas de la Biosfera certificadas y supervisadas en 129 países por el programa “El hombre y la biosfera”, perteneciente también a la Unesco.
Con 301 mil 340 kilómetros cuadrados de superficie, Italia tiene ocho mil kilómetros de costas y mil 300 kilómetros de largo, de norte a sur, desde los glaciales alpinos -en continuo deterioro por las altas temperaturas- hasta la isla de Lampedusa, en el Mediterráneo, una de las áreas más vulnerables ante las alteraciones del clima.
El aumento sostenido de la temperatura, una mayor frecuencia y duración de eventos meteorológicos extremos y la modificación del régimen de precipitaciones son las principales manifestaciones del cambio climático en Italia, el cual afecta de modo transversal a todos los sectores.
FENÓMENOS METEOROLÓGICOS EXTREMOS
En diálogo con Prensa Latina, el presidente de esa organización ambientalista, Stefano Ciafani, destacó la necesidad de seguir creando conciencia sobre el cambio climático, sus manifestaciones y efectos.
Porque, dijo, los glaciales en los Alpes y los Montes Apeninos se están derritiendo, no se derrite sólo el Polo Norte y porque los eventos extremos no ocurren sólo en los lugares donde hay huracanes o tifones.
Tras destacar cómo comienzan a producirse huracanes también en el mar Mediterráneo, Ciafani subrayó que acontecimientos extremos como las olas de calor o los aluviones, seguidos por otros eventos meteorológicos muy importantes afectan a todo el territorio nacional.
A ese tema se refirió en otro coloquio con Prensa Latina, Rolando Manfredini, jefe del área de Inocuidad de los Alimentos de Coldiretti, la principal organización del sector agroalimentario de Italia, quien calculó en unos 14 mil millones de euros los daños causados a ese ámbito de la economía en la última década.
Al respecto, citó estadísticas publicadas por el Banco Central Europeo según las cuales Italia registró en 2020 mil 520 hechos climáticos inusuales como aguaceros torrenciales, granizadas, heladas y períodos de sequía, los cuales aparecen cada vez con mayor intensidad y frecuencia.
GASES DE EFECTO INVERNADERO
A diferencia de otros países donde cobraron fuerza en algún momento corrientes negacionistas como la impulsada por el anterior gobierno de Estados Unidos presidido por Donald Trump, en Italia prevalece el consenso nacional sobre la existencia del problema y la necesidad de enfrentarlo.
En línea con políticas nacionales y directrices regionales, el gobierno italiano aspira a lograr la descarbonización en 2050, para lo cual deberá arribar a 2030 con una reducción de al menos 55 por ciento de las emisiones de gases contaminantes respecto a 1990, como establece la Unión Europea.
A tono con la creciente preocupación sobre la protección del ambiente y la necesidad de aplicar medidas eficaces respecto a la mitigación y adaptación al cambio climático, el actual gobierno creó el Ministerio de la Transición Ecológica en el cual unió los asuntos relacionados con la energía y el ambiente.
Al mismo tiempo, planificó inversiones por unos 70 mil millones de euros para obras y acciones vinculadas al clima en el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia, el cual financiará con créditos y subsidios p
rovenientes del fondo de asistencia regional a través del mecanismo “Nueva Generación UE”.
Las emisiones de gases de efecto invernadero en Italia disminuyeron 19 por ciento en 2019 respecto al año precedente, al pasar de 519 a 418 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente, según el inventario nacional realizado por el Ispra.
La institución científica dependiente del Ministerio de la Transición Ecológica atribuyó la mejoría de ese indicador al incremento de la producción de energía proveniente de fuentes renovables en los últimos años, a la reducción del uso del carbón y una mayor eficiencia energética en la industria.
El Ispra comprobó que la producción de energía y el transporte siguen siendo responsables de cerca de la mitad de las emisiones nacionales de gas contaminante, las cuales registraron un descenso de alrededor de 9,8 por ciento en 2020 por las restricciones a la movilidad impuestas frente a la Covid-19.
En la brusca caída experimentada por las emisiones en ese año atípico, en el cual la económica decreció 8,9 por ciento, incidieron las reducciones en la generación de energía, menos 12,6 por ciento; producción industrial, menos 9,9; transporte, menos 16,8; y calefacción, menos 5,8.
Con una capacidad actual de absorción del sector Utcuts (Uso de la Tierra, Cambio de Uso de la Tierra y Silvicultura), estimada en unos 35 millones de toneladas de CO2 equivalente, Italia deberá encontrar vías para cubrir la brecha de alrededor de 380 millones de toneladas remanentes.
Hacia ese objetivo apunta la Estrategia a Largo Plazo diseñada por el gobierno, basada en el reforzamiento de las áreas verdes; menor demanda de energía mediante una disminución de la movilidad privada y del consumo en el ámbito público; y la aceleración del uso de fuentes renovables y la producción de hidrógeno.
La ruta trazada prevé “transformaciones radicales” del sistema energético, mediante el incremento gradual del uso de fuentes renovables respecto al consumo final y un mejoramiento de la eficiencia, así como cambios en los modos de producir, desplazarse y vivir.
La complejidad del proceso y la multiplicidad de variantes presentes en él dificultan “la identificación de una evolución lineal en horizontes temporales de mediano y largo plazo”, indica el documento.
Con esa apreciación coincidió Riccardo De Lauretis, responsable de “Emisiones a la Atmósfera” del Ispra en entrevista concedida a Prensa Latina, en la cual señaló que “para pasar de las buenas intenciones a los hechos se necesita tiempo y operatividad”.
Las expectativas, indicó, son seguramente muchas, pero la aplicación efectiva de las políticas y medidas implica problemas que resolver con normas, incentivos y modificación de procedimientos, teniendo en cuenta que la gran parte de los procesos de innovación seguirán las reglas del mercado.
Obviamente, la reducción de una buena parte de las emisiones tiene que ver con tecnologías actualmente muy costosas, advirtió De Lauretis, miembro del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), ente galardonado en 2007 con el Premio Nobel por la Paz.
En ese sentido, apuntó que no todo el mundo puede disponer de 10 mil euros más para adquirir un vehículo eléctrico y precisó que no es sólo un problema tecnológico, sino de cambios en estilos de vida.
Al referirse a un contexto futuro de menos desplazamientos, ejemplificó cómo poseer un automóvil en Italia es también un elemento de reafirmación del estatus social, por lo cual mientras más asciende la persona en la escala, mayor debe ser el vehículo aunque sólo se use para llevar los hijos a la escuela.
Desde esa perspectiva señaló que la organización y planificación de zonas urbanas deberán garantizar la cercanía a la casa de los lugares frecuentados, para que las personas puedan desarrollar su vida sin necesidad de desplazarse hasta el centro de la ciudad y después regresar a la periferia a dormir.
Cada zona, enfatizó, debe ser autónoma en el sentido energético e incluso en el vertimiento y procesamiento de desechos.
El enfrentamiento al cambio climático tiene una significación especial para Italia este año al compartir con el Reino Unido la presidencia de la vigesimosexta Conferencia de las Partes (COP26) de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, programada del primero al 12 de noviembre próximo en Glasgow.
Previamente se realizará un encuentro preparatorio, del 30 de septiembre al dos de octubre en la ciudad de Milán, sede también, del 28 al 30 de septiembre, del evento “Youth4Climate: DrivingAmbition”, una suerte de conferencia juvenil de las partes.
Roma, 6 de junio 2021
Crónica Digital/PL
