Por su interés, reproducimos texto de carta del Movimiento Apruebo Evangélico, dirigida a la presidenta de la Convención Constitucional, con motivo de la controversia provocada por Luciano Silva, un constituyente de derecha, que protestó por la ausencia de una “bandera evangélica” durante el acto que conmemoró el primer mes de trabajo de la entidad constituyente, ocasión en que se dispusieron banderas representativas de las regiones, la diversidad sexual y los pueblos originarios.
Al respecto, se informó que “más de mil obispos y pastores evangélicos envían dura carta a Loncón por excluir bandera cristiana” en protesta por el hecho, aunque el texto enviado a los medios de comunicación aparece firmado solamente por 85 personas, entre ellos el actual Capellán Evangélico de La Moneda, Daniel Anabalón, y Alfred Cooper, que ocupó el mismo cargo en el primer Gobierno de Sebastián Piñera.
Al momento de ser electo constituyente, Luciano Silva trabajaba en la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos del Ministerio Secretaría General de la Presidencia.
A continuación, el documento del Movimiento Apruebo Evangélico.
Estimada Presidenta de la Convención Constitucional
Señora Elisa Loncón
PRESENTE.
Junto con saludarla fraternalmente a usted y por su intermedio a todas y todos los convencionales constituyentes, venimos en expresarle lo siguiente:
Somos un colectivo evangélico que nos dimos a conocer en el marco del estallido social, donde conformamos el movimiento nacional conocido como Apruebo Evangélico. Nuestra principal función fue el fortalecimiento de la plena libertad de conciencia de los miembros de las diversas entidades religiosas del país, la difusión de la diversidad de opinión política dentro del pueblo evangélico y la promoción de las opciones APRUEBO y CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL para el plebiscito de octubre del 2020. Al respecto, es preciso señalar que, según estudios, el pueblo evangélico en su más amplia mayoría votó por la opción del apruebo.
Como señalaba la “Carta Abierta” dirigida a Augusto Pinochet el 29 de agosto de 1986, firmada por un grupo de Obispos y Pastores, y el Consejo Directivo de la Confraternidad Cristiana de Iglesias (CCI): “No necesitamos ser economistas ni manejar estadísticas para darnos cuenta del abismo que existe entre el triste país real, y lo que proyectan las cifras oficiales o la publicidad televisiva”. Una desigualdad que, como indicaba la misma carta, “a la luz de nuestra fe cristiana, es un escándalo, y se contrapone radicalmente a la voluntad de Dios… En nombre de este Dios, proclamamos que ningún Estado… puede supeditar la satisfacción de derechos tan vitales, tales como la salud, la educación o la vivienda, al puro ‘libre juego’ de las leyes del mercado”. Demandas todas, muy presentes en el estallido social de octubre de 2019.
El constituyente Luciano Silva Mora (RN), quien se ha arrogado la representatividad del pueblo evangélico, equivocadamente, y que realizó una campaña del terror durante su despliegue nacional por el rechazo, ha protagonizado un incidente denunciado en medios eclesiales. Le consultó a usted cuál era la razón de que la bandera cristiana no estuviera izada junto a otras 26 banderas. Debido a su respuesta, se generó gran controversia entre hermanas y hermanos de fe que, si viene al caso en su voluntad, sería pertinente que se aclarara.
Sobre el hecho en particular del izamiento o no de la referida bandera, nos parece adecuado considerar lo siguiente:
- Como colectivo laico, nos parece que nuestro rol debe ser primeramente de amor al prójimo, en un contexto de reconocer los derechos humanos y sociales que nuestro pueblo chileno anhela.
- Nos consideramos herederos de una tradición social al servicio de la comunidad de forma desinteresada, que acompaña a pobladores, niños y niñas, adolescentes, sindicalistas, mujeres en contexto de violencia intrafamiliar, personas en situación de riesgo, migrantes, etc.
- Repudiamos que las Iglesias Evangélicas sean instrumentalizadas con fines políticos partidistas, ya que la misión de fe es incompatible con el involucramiento del Estado, razón por la cual fomentamos la absoluta separación del Estado de las instituciones religiosas. Creemos profundamente que nuestra fe no puede ser usada como un pretexto para discriminar o negar derechos civiles a otros chilenos y chilenas.
- En nuestro sentir, dado que la máxima de la ética cristiana es el amor a Dios y al prójimo, nuestro espíritu para participar de este proceso constituyente es aquel que ice las banderas del entendimiento, el diálogo y el derecho de los demás. Esa es toda nuestra bandera como creyentes: el bienestar de nuestro prójimo (Proverbios 31:9), especialmente los grupos más vulnerados de nuestro país, que creemos es el espíritu del acto simbólico de izar banderas el primer mes de la convención.
- Nuestro objetivo no es levantar banderas. Buscamos establecer gestos de reparación y reconocimiento respecto de las otras banderas que de alguna manera se han sentido vulneradas por la nuestra.
- Nuestro colectivo, como seguidores de Cristo, no busca privilegios ni reconocimientos espurios, que en este caso implica no buscar izar una bandera en específico sino de todas las banderas que representen la diversidad existente en los pueblos presentes en territorio chileno.
Es importante señalarle la preocupación existente en parte del pueblo evangélico por la Libertad Religiosa en la Nueva Constitución y que, quizás en ese contexto, un gesto suyo sería tranquilizador para desarticular un montaje respecto de una supuesta eliminación de nuestra libertad en la nueva carta magna.
Tenemos claridad de que, en el nuevo Chile, la Libertad Religiosa, así como los demás Derechos Humanos, estará expresamente consagrada, ya que los Tratados Internaciones ratificados por Chile y que se encuentran vigentes, y que la expresan con detalle y de mejor manera incluso que la Constitución Política de 1980.
Como cristianas y cristianos libres en conciencia, bendecimos el trabajo que se está llevando a cabo por los 155 constituyentes, reconocemos su esfuerzo y dedicación; y nos ponemos a su disposición para colaborar en lo que estime conveniente. Agradecemos que se pueda seguir fortaleciendo el trabajo de la Convención, donde seamos todos actores relevantes de una ciudadanía que quiere cambios profundos a las desigualdades en muchos ámbitos. Nuestra oración y acción estará en la búsqueda de equidad e igualdad para todas y todos.
“Poyelepe tayiñ ajkvtuwael, tayiñ azvmuwael ka tayiñ jowuwael inciñ”
“Que el amor sea la base para escucharnos, entendernos y aceptarnos”
Sin otro particular, un abrazo fraterno.
COLECTIVO APRUEBO EVANGÉLICO
Santiago, 12 de agosto 2021.
Crónica Digital.
