Marcela Vera, economista y académica de la U. de Santiago, señaló que los vientos de guerra han “generado una tensión muy importante sobre distintos tipos de indicadores económicos”.
Duras caídas sufrieron las bolsas mundiales en el arranque de esta semana producto del temor de una posible invasión rusa a Ucrania. Con las tensiones aumentando paso a paso, la economía mundial se resiente. Por ejemplo, en Chile la Bolsa de Santiago anotó un retroceso superior al 1%.
Estas cifras también las vemos en otras bolsas a nivel mundial, con el Euro Stoxx 50 con una caída de 3,21%; el FTSE 100 de Londres un 1,83%, entre otros índices que van a la baja.
“Los vientos de guerra que soplan han generado una tensión muy importante sobre distintos tipos de indicadores económicos. Las bolsas reaccionaron negativamente frente a la posibilidad de que esta incursión de Rusia en territorio ucraniano se convierta en realidad. Lo mismo el precio del dólar, que se elevó, porque Ucrania es muy importante en cuanto a los insumos para desarrollar la producción de petróleo”, analizó Marcela Vera, economista y académica de la Usach.
Sobre los 25 dólares se elevó el precio del barril, cuestión, sostiene la especialista, se avizora que será más extrema. “Se generará un encarecimiento de los costos y un fuerte impacto en la distribución de todos los productos. Pero también un aumento en el costo directo para el aumento de las familias”.
Finalmente, apuntó que tanto el dólar como el yen han actuado como instrumento de refugio frente a la pérdida que se observa en estos instrumentos de renta variable.
Santiago de Chile, 16 de febrero 2022
Crónica Digital/usach.cl
Mié Feb 16 , 2022
Luis Cifuentes Seves Antes de hablar de las “almas de la izquierda”, convendría señalar qué entiendo por izquierda, y afortunadamente me he referido a este tema en detalle: https://www.cronicadigital.cl/2020/07/28/la-izquierda-reflexiones-en-torno-al-articulo-de-jorge-arrate/ La definición más tradicional sostiene que es de izquierda quien cuestiona el dominio, abusos y corrupción de las ínfimas minorías que, históricamente y a nivel mundial, concentraron el poder económico, militar y comunicacional, impidiendo la participación de las grandes mayorías en los procesos de toma de decisiones trascendentes a nivel global, nacional, regional y local. El contexto en que opera hoy la izquierda se caracteriza por un proceso de globalización dominado por los mega consorcios en alianza con las oligarquías locales, todo lo cual conduce a la desaparición del poder de los estados nacionales (ej. TTP11), al debilitamiento de las instituciones y al desvanecimiento de las certezas culturales del pasado (posmodernidad, Lyotard; modernidad líquida, Bauman). En estas circunstancias se ha dicho que, si ayer «ser de izquierda» era cuestionar el dominio de los poderosos, hoy, en un mundo en que las certezas se derrumban, «ser de izquierda» significa cuestionarlo todo, incluidas las propias convicciones, las propias obsesiones, los propios tribalismos. A lo largo del tiempo, la izquierda a nivel mundial se ha expresado en partidos, movimientos y asociaciones de diverso tipo y estimo que uno de sus más importantes puntos en común ha sido el carácter nacional e internacional de sus anclajes y objetivos, lo que podemos llamar sus dos “almas”. Me permito proponer que la primera alma se sustenta sobre la historia y cultura nacionales, con todas sus peculiaridades (factuales o mitológicas), incluidas las arquetípicas, geográficas y étnicas. La segunda alma proviene de la creencia/convicción de que las metas esenciales de la izquierda son compartidas por otros pueblos en toda la extensión del planeta. En el caso de Chile, el alma nacional de la izquierda, en particular de su partido más antiguo, el PC, surgió de la tradición personificada por Luis Emilio Recabarren y sus compañeros de lucha. En un artículo reciente (Ramis, 2022), esta ha sido caracterizada como la creación de: “Un mundo asociativo, ‘paralelo’, autónomo, construido por los obreros y para los obreros: periódicos, clubes deportivos, asociaciones culturales y artísticas, escuelas, cajas de montepío y de asistencia sanitaria, las primeras mutuales de seguridad, colonias de veraneo, y más adelante radios, revistas, asociaciones de fomento productivo, artesanal, etc. Un entramado social que acompañaba desde la cuna hasta la tumba, basado en la autogestión (…)”. La segunda alma ha encontrado expresión orgánica en las agrupaciones conocidas como “Internacionales”, desde la primera (Marx, Engels, Bakunin, 1864), la segunda (Bernstein, Kautsky, Hilferding, 1889), la tercera (Lenin, Stalin, Bujarin, 1919) hasta la cuarta (Trotski, 1938). Me he referido a estos temas en varios artículos en torno a Lenin, Trotski, Bujarin y la Komintern. Los componentes nacional e internacional no siempre han coincidido, generando conflictos de variados grados de complejidad. En el caso de los partidos de la Segunda Internacional, la primera guerra mundial (1914-18) los hizo enfrentarse a la alternativa de apoyar a […]