Plebiscito 2022 e hipersegmentación digital: más peligrosa que fake news y bots

Por Pedro Santander

Recientemente en Chile, en el marco del plebiscito constitucional, el debate en torno a esos temas fue intenso y se denunció, entre otros, el uso sistemático de fake news de parte de la derecha.

Después de cada campaña electoral se hace cada vez más evidente la importancia que tienen las redes sociales como canales de información, de conexión e incluso de movilización para millones de personas.

Si hasta hace poco la televisión era el dispositivo clave para la comunicación política, el que permitía conectar con amplias audiencias y captar su atención, hoy se suman a ella las redes sociales. Y he ahí la palabra clave: “atención”. Efectivamente, asistimos a diario a una verdadera batalla por capturar la atención de millones, por lograr que su mirada se dirija la mayor cantidad de horas posibles hacia una pantalla -generalmente ubicada en la palma de nuestras manos- donde un bombardeo incesante de mensajes, publicidad y diversos relatos en variedad de formatos operan como anzuelos para mantenerlos interesados. Y nada mejor que las redes sociales para eso.

Efectivamente, plataformas como Facebook, Instagram, Twitter, TikTok, Youtube o WeChat son usadas de manera regular por más de 4.700 millones de personas. Más de la mitad de la humanidad pasa tal cantidad de horas diarias concentradas en ellas, que ya no es posible sostener categóricamente una distinción entre el mundo virtual y el no virtual.

En ese marco, se ha desarrollado mundialmente toda una economía de la atención que implementa las más variadas estrategias para la captar la “atención digital” de los usuarios, y que entiende que en un contexto de sobreabundancia informativa, ésta es una variable crucial.

Esa irrupción de las plataformas y el masivo uso que se hace globalmente de ellas ha alterado también las dinámicas del campo político. Y uno de los primeros en hacer un empleo estratégico de alto impacto de las herramientas digitales y el big data en una campaña fue el expresidente estadounidense Barack Obama en 2008. Se trató de la primera vez que la televisión fue desplazada por plataformas digitales para conectar con los votantes. Desde entonces universidades, centros de investigación, partidos y movimientos políticos comenzaron a explorar el modo en que las redes sociales inciden en el debate público.

A partir de ese momento, también es común escuchar advertencias acerca del riesgo que para la democracia tienen algunos fenómenos propios de esta realidad digital. Públicamente se ha denunciado el negativo rol que pueden jugar los bots, las cuentas falsas, la violencia digital o las fake news en campañas.

Recientemente en Chile, en el marco del plebiscito constitucional, el debate en torno a esos temas fue intenso y se denunció, entre otros, el uso sistemático de fake news de parte de la derecha. El diario digital El Desconcierto, por ejemplo, recopiló y detectó que al menos 32 personas de derecha difundieron sistemáticamente fake news mediante varias plataformas sobre la nueva propuesta de Constitución. A eso se sumaron iniciativas de la sociedad civil como Bot Check Chile (@BorCheckerCL) que intentaron detectar de modo automatizado el uso de bots en la campaña.

El sitio Contexto Factual (https://plataformacontexto.cl) operó como un sitio de chequeo de información ante tanto bulo digital. Nuestro propio equipo (Deep-PUCV) desarrolló un modelo de clasificación de discurso de odio contra la Convención Constitucional –conocido como El Odiómetro- que proporcionaba en línea y en tiempo real datos acerca de los niveles de violencia digital contra este organismo encargado de redactar la nueva propuesta constitucional.

Hay, sin embargo, otra arista que también es propia de la interacción entre redes sociales y usuarios de la que se ha hablado poco en Chile y que, a mi parecer, es la que implica el mayor peligro para salud democrática de un país. Me refiero a la psicometría digital y la consiguiente hipersegmentación que esta posibilita para hacer campañas personalizadas, dirigidas a usuarios de manera no pública. Esto ocurre cuando, gracias a la Inteligencia Artificial y el Big Data, la economía de la atención se encuentra con la economía del dato.

Todos hemos escuchado hablar acerca del escándalo de Cambridge Analytica y el rol que esta empresa jugó en la campaña del Brexit (2016). Fue también la primera vez que se comenzó a hablar públicamente de psicometría digital y redes sociales, en este caso, de Facebook. A partir de ahí hemos ido tomando conciencia acerca de cómo la recopilación de datos personales puede ser convertida, mediante procesamiento algorítmico, en perfiles personalizados de cada uno de nosotros que dan cuenta de nuestras características psíquicas (gustos, hábitos, costumbres, valores, estilo de vida, etc.) y que permiten que seamos perfilados de un modo que nos desnuda psíquicamente ante quienes tienen esa capacidad de almacenamiento y procesamiento. ¿Cómo obtuvieron datos tan íntimos nuestros que permiten que seamos psicometrizados tan precisamente?

La respuesta es tragicómica. Nosotros mismos nos desnudamos ante las grandes compañías con cada like o dislike, con cada “me enfada”, con cada emoticon o, lo ya que es el summun para los recopiladores de datos, con cada encuesta que respondemos en Facebook, Instagram, Twitter, etc., por muy cándida y apolítica que esta parezca.

Eso explica, por ejemplo, que durante la última campaña de Donald Trump el más exitoso de sus miles de anuncios en Facebook fuera, por lejos, el que parecía el más aburrido: “Por favor, participa en la encuesta sobre el índice de aprobación oficial antes de las 23.59 de esta noche para que tu voto cuente”, es todo lo que decía. Sin embargo, esta aburrida encuesta, diseñada para recopilar direcciones de correo electrónico -y por lo tanto, para lograr la posibilidad de establecer comunicación directa con los usuarios- recibió casi 50 millones de impresiones. No extraña entonces que su campaña gastara el 16 por ciento de los 20 millones de dólares invertidos en Facebook, en hacer encuestas, y casi otro 6 por ciento de ese dinero en “participar en un concurso on line”.

Así se recopila información tan precisa que permite crear campañas extremadamente personalizadas de promoción de contenidos y generar una evolución de la predictividad algorítmica cada vez mayor. Ya el 2016 el equipo de Trump, durante el tercer debate televisivo con Hillary Clinton, tomó uno de los argumentos planteados en televisión y, mediante el uso de algoritmos, logró crear 175.000 versiones distintas de ese mensaje, las que fueron enviados masiva y, a la vez, hipersegmentadamente, a cada usuario.

Hipersegmentación: tan precisa como opaca

La cuestión de la segmentación de públicos no es nueva; los medios masivos de comunicación siempre han sido usados por los avisadores para llegar a través de ellos a amplias audiencias, eso ocurrió durante todo el siglo 20. Sin embargo, se trataba fundamentalmente de una macrosegmentación; es decir, una que definía al público objetivo de acuerdo a variables de amplio o de mediano alcance, por ejemplo, “mujer, dueña de casa, mayor de 50 años, segmento D”, o “jóvenes menores de 29 años, urbanos, deportistas, segmento C2”. En cambio, la hipersegmentación, gracias a las ya mencionadas capacidades de procesamiento de dato digital, trabaja de un modo mucho más fino, empleando variables mucho más precisas. A su vez -y esta es una segunda diferencia con los modos del siglo 20- los datos psicometrizados se procesan para elaborar algoritmos predictivos que saben anticipar gustos, hábitos y valores de millones de personas. En tercer lugar, se trata de una manera silenciosa de llegar con mensajes, avisos o campañas a los públicos. A diferencia de lo que ocurría antes, cuando podíamos conocer y monitorear ya sea el aviso en el diario, el spot radial o la publicidad televisiva, la microsegmentación es tan personalizada que solo la persona la conoce; de hecho, dos personas pueden habitar en la misma casa, y recibirán avisos distintos, de acuerdo a sus personalidades.

Psicometría, predictividad, personalización, opacidad….una mezcla peligrosa y difícil de auditar, debido a la trazabilidad apenas microscópica que deja su huella digital.

El uso de estas técnicas en Gran Bretaña demostró que la inteligencia algorítmica puesta al servicio de una campaña que apuesta por la nanosegmentación y contando con las bases de datos adecuadas (que las proporcionó Facebook en el caso del Brexit), tiene la capacidad de conocer al elector finamente y conectar, por ejemplo, con la “mayoría silenciosa”.

¿Será lo que ocurrió este año en Chile? Cuatro millones de nuevos votantes, desconocidos para la inteligencia electoral clásica, concurrieron a las urnas el 4 de septiembre debido al voto obligatorio, y se expresaron homogénea y contundentemente en una sola dirección: rechazaron la propuesta constitucional. Se mantuvieron silenciosos antes y también después de la victoria. Salvo en las comunas ricas de Santiago, no hubo celebraciones callejeras en casi ningún otro lado. En mi ciudad, Valparaíso, donde también ganó el Rechazo, esa noche fue tan silenciosa como la de cualquier domingo.

Hubo alertas tempranas que indicaban que algo nuevo estaba ocurriendo. Por un lado mucho ruido: fake news por montón, publicación de una encuesta tras otra de centros de estudios ligados a la derecha, titulares de diarios generando miedo al caos, huracán de columnistas defenestrando la nueva propuesta constitucional; y, por otro lado, marcación personal de usuarios en medio de una actividad digital silenciosa.

Otro indicio claro fue la inédita inversión publicitaria que partidarios del Rechazo hicieron en redes sociales. Tal como la ONG Derechos Digitales denunció, varias de las cuentas que más dinero  invirtieron en propaganda política, todas en apoyo al Rechazo, no son parte del registro del Servicio Electoral (Servel) y, por tanto, en estricto rigor trasgredieron la normativa (https://www.derechosdigitales.org/19150/quien-esta-haciendo-campana-en-favor-del-apruebo-y-el-rechazo-en-redes-sociales/). También Ciper Chile detectó que una treintena de organizaciones no sometidas al control del Servel, que por lo mismo no están obligadas a declarar el origen de sus dineros, difundieron contenido a favor o en contra de la nueva Constitución en las primeras semanas del periodo legal de campaña, casi toda esa inversión, el 97,4 por ciento, corresponde a iniciativas que se oponían a la propuesta constitucional. Por mi parte, en más de una ocasión conversamos este tema con mis estudiantes de sexto semestre de la carrera de Periodismo en la PUCV (Pontificia Universidad Católica de Valparaíso) y constatamos que más del 80 por ciento del curso había recibido avisaje de campaña, fundamentalmente vía Instagram y Youtube, llamando a votar por el Rechazo.

A eso se sumó una arista hasta ahora no empleada en Chile: los mensajes vía Whatsapp que llegaban a los celulares de ¿miles? ¿cientos de miles? ¿millones? de chilenos y chilenas. La Sociedad Nacional de Agricultura, por ejemplo, envió mensajes segmentados a los teléfonos móviles de pequeños  agricultores llamando a rechazar la nueva Constitución. ¿A cuántos agricultores alcanzaron con esa campaña personalizada? ¿cómo consiguieron esa base de datos que cruzó ocupación, propiedad y número de teléfono? ¿quién se las pasó?

Son preguntas que aún no tienen respuestas, pero pueden tenerlas si el Gobierno decide impulsar una regulación y supervisión de este tipo de campañas. Aunque la experiencia nos muestra que, lamentablemente, los gobiernos progresistas reaccionan tarde o con poca fuerza, tanto porque regular esta dinámica implica tocar en serio intereses políticos y empresariales de la derecha, como porque se subestima su efecto, debido al silencio en que operan este tipo de campañas, tan sigilosas como efectivas.

Caracas, 6 de octubre 2022
Crónica Digital/ telesurtv.net/

Next Post

Farmacias Ahumada: Químicos Farmacéuticos solidarizan con Sindicato N°1 de la cadena que enfrentan proceso de negociación colectiva

Jue Oct 6 , 2022
Los profesionales hacen un llamado a la empresa a tener empatía con la situación que viven los trabajadores y trabajadoras. El Sindicato de Profesionales de Farmacias Ahumada, Sinprofasa, que agrupa a más del 90% de las y los químicos farmacéuticos de la red de farmacias, manifestaron su total solidaridad y apoyo a las y los trabajadores agrupados en el Sindicato Nacional N°1 de Farmacias Ahumada, quienes votaron la huelga en el marco del proceso de negociación colectiva que enfrentan con la empresa. Las demandas más importantes que han planteado y que no han tenido respuesta favorable son la gratificación garantizada mensual, incremento en bonos de locomoción y colación, igualdad de condiciones laborales entre la capital y las regiones, bono de termino de negociación, entre otras demandas. La presidenta de Sinprofasa, Viviana Castañeda, indicó que “manifestamos nuestro total respaldo a las demandas que plantea el Sindicato N°1 de Farmacias Ahumada y a la necesidad de mejorar las condiciones laborales de quienes trabajan día a día en la empresa.” “Hacemos un llamado a la empresa a tener empatía con la situación que viven sus trabajadores, más aún cuando la situación económica del país no es la mejor y los ingresos de los trabajadores han sido fuertemente golpeados por la inflación”, agregó Castañeda. A finales del año pasado, Farmacias Ahumada enfrentó un proceso de negociación colectiva con los químicos farmacéuticos agrupados en Sinprofasa en el cual se lograron avances para los profesionales de la cadena farmacéutica. Crónica Digital 6 de octubre de 2022

Te puede interesar:

Las opiniones vertidas en este medio de comunicación no necesariamente representan el sentir de Crónica Digital y son de responsabilidad de quienes las emiten.

Crónica Digital, es un medio de comunicación social, republicano y comunitario. Fue fundado el 19 de abril del año 2005. Su objetivo periodístico es informar sobre los principales noticias de Chile, América Latina y el mundo.

El director de Crónica Digital es el periodista Marcel Garcés Muñoz.

Su representante legal y editor general es el periodista Iván Antonio Gutiérrez Lozano.

El editor nacional es el periodista Ramón Vargas Vega.

El editor cultura es el periodista Miguel Alvarado.

Corresponsal en La Habana, Cuba, Florencia Lagos N.

El asesor legal es el académico y abogado Sr. Pablo Méndez Soto.

Los principales asociados informativos de Crónica Digital son la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina , la agencia de noticias China, Xinhua y TV Brics.

En Chile, el medio electrónico El Maipo

Correo: cronicadigital@gmail.com
Dirección: Maturana 302 local 2
Santiago de Chile.

Desde el año 2005 Crónica Digital es parte de la Asamblea Nacional por los Derechos Humanos.

Crónica Digital es una marca registrada. Todos los derechos reservados.

Redacción Diario Crónica Digital
Fono: 950142601

Un café en una plaza con historia....

Maturana con Huérfanos
plaza Brasil,
Santiago de Chile.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es cafe-con-torta-900x675.jpeg