Indicó que el político ultraderechista «no tuvo el valor de ejecutar lo que había planeado. Se quedó aquí en el Palacio (Planalto) llorando casi un mes».
Prefirió, agregó, «huir a Estados Unidos que hacer lo prometido, con la expectativa de que fuera del país el golpe podría ocurrir».
El fundador del Partido de los Trabajadores denunció asimismo que los bolsonaristas (adeptos del exmilitar) financiaron a la gente en las puertas de los cuarteles para intentar estimular la secuencia del complot.
Como no funcionó, precisó, «ahora dicen que que eran inocentes y solo discutieron, pero no hubo nada concreto».
Según el exsindicalista, quien tenía dudas, ahora puede estar seguro que por poco se vuelve a los tiempos tenebrosos, en el cual la gente pensaba que, con solo un golpe, con la participación de algunos militares, podría ganar el poder en el país. «El pueblo fue más sabio, más valiente», refirió.
Para Lula, el Ejecutivo anterior (2019-2023) nunca se preocupó «en gobernar este país, nunca se preocupó con la economía, con políticas de inclusión social. Se preocupaba por estimular el odio entre las personas con mentiras y continúa de la misma manera».
Razonó que actualmente se tiene más claridad del significado del 8 de enero de 2023 (fecha del intento de golpe), porque se sabe lo ocurrido en diciembre por testimonios de miembros de la Administración precedente o al mando de las Fuerzas Armadas, invitada por Bolsonaro para perpetrar el episodio golpista.
«Entonces si hace tres meses, cuando la gente hablaba de golpe, parecía apenas insinuación, hoy nosotros estamos seguros que este país corrió serio riesgo de tener un golpe en función de las elecciones de 2022», subrayó Lula.
Bajo gritos de intervención militar y rechazo a la asunción al poder de Lula, adeptos radicales de Bolsonaro invadieron y depredaron el 8 de enero de 2023 las sedes capitalinas del Congreso Nacional, la Corte Suprema y Planalto.
Brasilia, 18 de marzo de 2024.
Crónica Digital / Prensa Latina.