Era 1984 mientras cursaba el primero medio, cuando llegó a mis manos un casete pirateado de Silvio Rodríguez “Al final de este viaje”. Había algo novedoso y lúdico en ese juego de palabras, pero a la vez lírico y poético que nos llamaba a la reflexión “La Guerra es la paz del futuro, lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”. Entendí que a mis músicos de cabeceras que eran Eduardo Gatti, Oscar Andrade y Sui generis les había llegado competencia y de sopetón descubrí que una de las canciones que veníamos escuchando desde el inicio de los años “80 en la voz de Gloria Simonetti, “Ojalá” era de este cubano.
Silvio Rodríguez, había estado en Chile en 1972 junto a Pablo Milanes y Noel Nicola en diversas actividades culturales y encuentros con artistas chilenos especialmente con Isabel y ángel Parra, los cuales quedarían inmortalizados en el tema Santiago de Chile “Ahí entre los cerros tuve amigos que entre bombas de humo eran hermanos”, canción que Silvio compuso a raíz del golpe militar del 11 de septiembre.
Pero este trovador se fue apoderando de las guitarras en las peñas universitarias, festivales de colegios y en los míticos canturreos de fogata a la orilla del mar. Su música fue adquiriendo poco a poco una notoriedad, yo diría un poco underground. La Radio Cooperativa, Chilena y Umbral, más la revista La Bicicleta le daban algún tipo de espacio, sobre todo esta última que publicaba cancioneros con notas para aprender a tocar guitarra en plena dictadura. A estas alturas, ya Silvio Rodríguez se había ganado el corazón de miles de jóvenes, que veíamos como su música nos daba esperanza, nos hacía ver otras realidades, nos desconectaba de nuestros miedos, dolores y oscuridad en que vivíamos y sobre todo con su música volvíamos a sentirnos enamorados.
El Estadio Nacional con más de 75 mil personas aquel mítico 31 de marzo de 1990, donde Silvio Rodríguez dio uno de los primeros conciertos en democracia, no nos llamó la atención en ese entonces. Ahora 25 años después, sin dudas que hay mucho que decir, ya la cifra de asistentes no ha sido superada por ningún otro, a pura con voz y guitarra, que fue mayoritariamente su presentación, con la excepción de algunos temas donde intervino el grupo Irakere y el pianista Chucho Valdés.
La emoción era total, si bien es cierto, nos habíamos pasado toda la década en recitales entre el Estadio Santa Laura viendo a Los Jaivas y a Sol Y Lluvia. Mientras que en el Estadio Chile (hoy Víctor Jara) a Los Prisioneros o a Upa. Esto era realmente conmovedor, las muchachas gritando, muchos fumando marihuana, miles de parejas abrazadas y yo lo fotografiaba desde la cancha, en lo más reportero, pese a que estaba en mi primer año de periodismo. Con su polera gris y encima una camisa azul pasada las 21:horas subió al escenario y por mucho rato la gente no dejó de gritar con las manos en alto, mientras Silvio Rodríguez miraba y se sonreía. “Cuando Pedro salió a su ventana, no sabía mi amor, no sabía. Que la luz de su clara mañana, era luz de su último día”. Con la canción Causas y azares comenzó.
“En nombre de toda Cuba, un gran abrazo solidario, latinoamericano con el pueblo de Chile y una gran felicitación entrañable para la democracia”, dijo esa noche dedicando el concierto a Víctor Jara, momento en el cual todo el estadio comenzó a grita: “Y ya cayó, y ya cayó, y ya cayó”.
De una u otra manera Silvio Rodríguez fue un verdadero catalizador para toda una generación que lucho, murió y comenzó a disfrutar la democracia y sus imperfecciones a partir de este gran recital, donde interpretó más de 25 canciones de su repertorio hasta ese momento como “Cuando yo era un enano”, “Dulce abismo”, “Oleo de mujer con sombrero”, “El mayor”, “Pequeña serenata diurna”, “Ojala” y “Mi unicornio azul”, entre otras.
Hoy 25 años después vuelve a Santiago y sus tres recitales para mayo ya están agotados. Con sus 68 años, con sus más de 400 canciones, elegido en su país como el mejor compositor cubano, galardonado junto a Joan Manuel Serrat, como el mejor cantautor hispanoamericano y en 1997 como artista Unesco por la paz. Sigue en la memoria colectiva de toda una generación de jóvenes chilenos, que sí pensábamos que “Eso no está muerto no me lo mataron, ni con la distancia ni con el vil soldado”.
Por Miguel Alvarado Natali
Crónica Digital, 31 de Marzo 2015
Muy grato el recuerdo… una foto del momento… aunque escaneada se agradecería….
esta bueno, pero no engancha , hay datos irreales en esa columna y lo dice cordialmente un cubano de cuba…. 🙂
siii la verdad que al leer este parrafo me trasporte …volvi a esos hermosos anos de juventud y a mi pais ,a esas fogatas ,a esas reuniones ,a esas protestas y hace recital hermoso momento COMPANERO
la verdad la musica de silvio fue una forma de bandera de lucha en los años 80 . en las poblaciones se escuchaba mucho a este cantautor . silvio en cierto modo lograba disminuir en parte lo trágico que fue la dictadura en chile . pero al mismo tiempo esta musica invitaba a seguir luchando contra ella