PROCESA A GENERAL DE CARABINEROS (R) POR APLICACIÓN DE TORMENTOS Y SECUESTRO CALIFICADO DE OBRERO EN TEMUCO

El ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de las jurisdicciones de la Corte de Apelaciones de Temuco, Valdivia y Puerto Montt, Álvaro Mesa Latorre, sometió a proceso al general de Carabineros (r ) Gonzalo Enrique Arias González como coautor de los delitos de  aplicación de tormentos y secuestro calificado en la persona de José Edulio Muñoz Concha, perpetrado en la capital regional de La Araucanía, en septiembre de 1973.

En la resolución (causa rol 114.051), el ministro Mesa decretó el arresto domiciliario parcial nocturno del procesado Gonzalo Arias González.
En la etapa de investigación, el ministro en visita logró establecer los siguientes hechos:
«A.- Que a partir del 11 de septiembre de 1973, a raíz de los sucesos acaecidos en el país,  en todas las comisarías se formó un grupo operativo denominado «comisión civil», dedicado a   labores de inteligencia que consistían en averiguar situaciones de búsqueda de información respecto de grupos violentistas, detención de personas que estaban consideradas en los bandos militares, entre otras;  es decir, eran labores que escapaban a los procedimientos comunes policiales.
En el caso de Temuco, dicha comisión estaba integrada por el Teniente Eduardo Riquelme Rodríguez (procesado a fs. 785 de esta causa)  a cargo de dirigir el grupo;  Juan Fritz Vega (Q.E.P.D) Omar Burgos Dejean, los suboficiales Hugo Opazo Inzunza y Ernesto Garrido Bravo de esa misma unidad policial.  Pese a que los uniformados señalados formaban parte de la dotación de la  Segunda Comisaría de Carabineros de Temuco, las órdenes que se les impartía en temas de inteligencia eran dirigidas directamente por el Subprefecto de  Carabineros de Cautín, quien también realizaba funciones como Fiscal de Carabineros. Además, la información recabada en temas de inteligencia por el grupo liderado por Riquelme, eran comunicadas directamente al mismo Subprefecto de Carabineros.
B.- Que dicho Subprefecto de Carabineros y Fiscal Militar de Cautín, luego del 11 de septiembre de 1973, se encontraba desempeñando funciones en la ciudad de Temuco,  como consta en su hoja de vida de  fs. 986 a fs. 1.022. Salvo el día  26 de noviembre de 1973, según lo señalado en la sentencia de reemplazo de la Excma. Corte Suprema que rola de fs. 727 a fs. 738 de este proceso.
C.- Que las personas detenidas por el grupo aludido, eran aprehendidas ya sea en su casa, vía pública o recinto de tortura, para luego ser  conducidas a los calabozos comunes de la Segunda Comisaría de Carabineros de Temuco, y sólo podían ser interrogadas o visitadas por los miembros de esta comisión civil.
D.- Que José Edulio Muñoz Concha, 21 años, obrero, dirigente vecinal de la Población «Ampliación Amanecer» de Temuco y militante del Partido Socialista de la misma ciudad fue detenido tras el 11 de septiembre de 1973, fecha en que es buscado infructuosamente por su madre en los distintos recintos que albergaban prisioneros políticos en aquella época, logrando dar con su paradero en los registros de la cárcel pública de la ciudad de Temuco, ocasión en la que además fue informada que su hijo quedaría en libertad.
E.- Que tras los hechos descritos precedentemente y alrededor de la tercera semana de septiembre de 1973, los detenidos políticos que se encontraban al interior de la cárcel pública de Temuco, entre ellos José Edulio Muñoz Concha, se les hizo una ronda de reconocimiento por parte de dos uniformados, entre ellos un teniente de Carabineros de nombre Eduardo Orlando Riquelme Rodríguez, procesado a fs. 785, y otro oficial de mayor jerarquía, los cuales desde una oficina interior del mencionado recinto carcelario procedían a reconocer a los detenidos, para posteriormente apartar a un grupo determinado de ellos entre los cuales se encontraba José Edulio Muñoz Concha, Luis Almonacid Dumenes, Zbigniew Rubinek Mazur y Mario San Martín Molina, los que tras ser apartados de la formación general, fueron obligados a permanecer  contra una muralla con las manos en alto para finalmente ser conducidos a una celda de incomunicación.
F.- Que testigo de todo lo anterior fue don Víctor Maturana Burgos, quien si bien se encontraba en aquella ronda de reconocimiento en calidad de detenido político, no fue apartado de la formación general, sin embargo pudo conocer la identidad de los funcionarios policiales que se encontraban al mando de aquella instrucción, toda vez que en el momento mismo en que los detenidos políticos eran devueltos al patio en que originalmente se encontraban y, aquellos apartados, conducidos al recinto de incomunicación, fue llamado a dirigirse a tal oficina, lugar donde se pudo percatar que entre los uniformados se encontraba el teniente de Carabineros Eduardo Orlando Riquelme Rodríguez, a quien conocía perfectamente pues con él había realizado el curso de instrucción a la institución a Carabineros, momento en que este oficial le presenta a su superior jerárquico, pidiéndole a este último que interceda por el Sr. Maturana. Que dicha autoridad y superior Jerárquico del Teniente Riquelme precisamente correspondía al señalado  en la letra B.- de esta presentación.
G.- Que en este contexto, y al día siguiente, esto es el 25 de septiembre de 1973, y luego de permanecer en una celda de incomunicación, los detenidos políticos apartados de la formación general, a excepción de Zbigniew Rubinek Mazur, fueron dejados en libertad por orden N° 21 emanada de la Fiscalía Militar de Temuco, tal como consta a fs. 672. Sin embargo, al salir del recinto de guardia de la cárcel fueron obligados nuevamente a ingresar en calidad de detenidos a una camioneta marca chevrolet, color rojo, en cuyo interior se encontraban alrededor de 4 funcionarios de Carabineros, grupo de comisión civil que estaba a cargo de la ronda de reconocimiento citada precedentemente,  a uno de los cuales Mario Rafael San Martín Molina reconoce como un funcionario de la 2ª Comisaria de Temuco de nombre Juan Fritz Vega (Q.P.D), el cual había sido su vecino en la ciudad de Nueva Imperial y además conocía a su padre, instante en que dicho funcionario le aprovecho de preguntar por él.
H.- Que inmediatamente fueron conducidos a un recinto policial, al cual Mario San Martín Molina reconoce como la 2° Comisaria de Carabineros de Temuco, lugar en donde compartió celda con José Edulio Muñoz Concha y Luis Almonacid Dumenez, siendo testigo de cómo personal de la Comisaria los traslada a otra dependencia de la misma para ser interrogados y torturados, escuchando sus gritos de dolor tras las torturas; las que consistían en la aplicación de corriente en distintas partes de su cuerpo. Refiere finalmente que tanto José Edulio Muñoz Concha como Luis Almonacid Dumenez, llegaron en muy malas condiciones físicas. Desconociendo hasta la fecha el paradero de ambos,  pues él fue el único sobreviviente.»
Ver resolución (PDF)

Santiago de Chile, 24 de febrero 2018
Crónica Digital / http://www.pjud.cl/

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Lun Feb 26 , 2018
Quienes tenemos la convicción que la salud es un derecho y estamos comprometidos con la salud pública, con gran pesar, nos hemos enterado de los resultados de fiscalizaciones realizadas por la Contraloría General de la República en el hospital de La Florida. Tales fiscalizaciones arrojaron la existencia de diversas y graves irregularidades, las cuales obliga a dos médicos del hospital a devolver la suma de 74,5 millones de pesos pues, según la investigación, fueron mal habidos. Lamentablemente, situaciones como estas (o similares a estas), se repiten con demasiada frecuencia en el sistema público como también en el sistema privado. La larga lista de malas prácticas (que ya vemos casi como si fueran sólo un mal paisaje) y que cometen personas con investiduras de cargos de confianza y hasta “honorables”, van desde las bajo perfiladas irregularidades, hasta descarados robos. Por nombrar sólo algunos: colusión de grandes empresas para subir artificialmente los precios de productos; financiamiento ilegal de políticos; cohecho de parlamentarios; operaciones fraudulentas en el ejército que han permitido la desaparición de millones de dólares desde los fondos reservados del cobre; millonario fraude en carabineros, el cual ya supera los 26 mil millones de pesos; arreglines para lograr jubilaciones millonarias (mientras para la mayoría lo son de hambre); etc, etc… Nuestra comuna de La Florida no ha estado ajena a esas prácticas y vemos como la administración municipal incumple compromisos, cierra colegios, adeuda cotizaciones previsionales a los trabajadores de la salud y la educación, es decir, las acciones de rapiña y en contra el bien común son frecuentes… y lo peor es que al parecer ya no escandalizan y son “aceptadas” sin mayores cuestionamientos. Si buscamos alguna explicación a esto, no es necesario “escarbar mucho”, los años de la dictadura que vivimos en Chile, dejaron profundas marcas en nuestra sociedad, no sólo físicas, sino también huellas en nuestro pensar colectivo frente a hechos delictuales, pasando del inicial y natural “asombro”, hasta un estado casi de “normalidad” y resignación ante situaciones que son alarmantes. Cuando se viven procesos históricos tan dolorosos, injustos, cobardes y abusivos, en los cuales la mayoría de los culpables permanecen prácticamente sin sanción, la percepción colectiva de justicia se distorsiona y desanima en la legítima aspiración de justicia. Tal vez el concepto de “justicia en la medida de lo posible”, se haya traducido en una perniciosa “impunidad en la medida de lo posible”. La impunidad ha sido una aliada en el mal actuar. Una impunidad que no falla a la hora de ser rescatada “en la medida de lo posible”. Tal impunidad se pasea en la colusión, en la corrupción, en los dineros mal habidos, en los robos, en el tráfico de influencias, etc. Muchas veces, incluso, las penas a pagar por quienes resultan culpables, son tan irrisorias que hasta se pueden entender como parte de un “modelo de negocios”… y el factor o denominador común es la impunidad. Si no queremos que ese “mal paisaje” siga estando presente en nuestro accionar, es necesario aplicar justicia sin resquicios, […]

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