Los jóvenes descartaron un quiebre al interior del movimiento, que mantiene paralizada la enseñanza media desde hace más de tres semanas, y denunciaron presiones de las autoridades para tratar de desarticular la Asamblea estudiantil, órgano rector de la organización.
«Ni divididos, ni desgastados», rezaban los logos que colgaban del pecho de los tres voceros que hablaron en el Instituto Nacional, en esta capital, lugar donde se reunieron para rechazar especulación sobre posibles fricciones y definir el carácter de la protesta.
«Queremos descartar cualquier tipo de quiebre. Es el Gobierno el que ha intentado fragmentar el movimiento. Quiso dividirnos, pero no fue posible y eso quedo de manifiesto», dijo Karina Delfino al iniciar la conferencia luego de casi dos horas de reunión a puertas cerradas.
María de Jesús, otra de las caras más visibles del movimiento, dijo por su parte que los colegios de la aristocrática comuna de Providencia y del interior del país mantienen su firme apoyo a la protesta. «Permanezcan, no caigan, estamos en la misma lucha», afirmó.
Los estudiantes denunciaron el sábado una reunión convocada por el ministro de Educación Martín Zilic -cuestionado en sectores políticos dentro y fuera del gobierno por el mal manejo de la crisis- con padres y apoderados de los alumnos en huelga a espalda de la organización.
Confirmaron el apoyo de más de un centenar de organizaciones sociales a la paralización de hoy, como los gremios de Profesores, de Empleados Fiscales, Funcionarios de la Salud, deudores habitacionales, y trabajadores del Ministerio de Educación, entre otras.
«Cada organización es responsable de manifestarse como lo estime conveniente», precisó Juan Carlos Herrera, mientras Sanhueza explicó que el movimiento ya no persigue exigencias económicas -a su juicio ya logradas- sino cambios de fondo en el sistema educacional chileno.
«La asamblea ha demostrado que hemos avanzado en muchas de las demandas económicas», señaló, tras indicar que el próximo paso ahora es lograr la participación de los estudiantes en la elaboración de un proyecto de ley que reemplazar la LOCE.
Esa normativa, aprobada por el ex dictador Augusto Pinochet el día antes de abandonar el gobierno en 1990, es la que asegura mediante ley el papel determinante del capital privado en el sistema de Educación y relega al Estado a un mero instrumento de financiación.
Respecto al futuro del movimiento, Herrera explicó que el martes la asamblea evaluará y analizará cómo fue la recepción del Gobierno respecto al paro, además de corroborar el poder de convocatoria de hoy para tomar las futuras decisiones.
Mientras tanto, la Federación Gremial Nacional de Transporte Escolar y Turismo de Chile, que agrupa a transportistas del país, confirmó esta mañana que adherirá también al paro nacional convocado por la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios.
Mediante un comunicado firmado por su presidenta, Verónica Contreras, el gremio indicó que ésta es la gran oportunidad que tiene el país para comprometer a las autoridades a programar los grandes cambios que necesita la educación en Chile».
«Nuestro gremio es testigo a diario de los problemas que enfrentan los estudiantes y sus familias por lo que sentimos la responsabilidad moral de apoyar sus demandas y abogar por profundos cambios», subrayaron los transportistas en su declaración.
Aunque los estudiantes han llamado a sus seguidores a no salir a la calle para evitar provocaciones que den justificación a las fueras policiales para desatar una nueva ola de represión, no se descartan disturbios, tanto en la capital como en algunas regiones.
Santiago de Chile, 5 de junio 2006
Crónica Digtal , 0, 112, 3
