Se ha dicho que bajo la aspiración de transformarse en Potencia Agroalimentaria Mundial, los esfuerzos apuntarán a seguir impulsando los Tratados de Libre Comercio, avanzando en la inversión, la capacitación, en la innovación y la organización.
También se ha dicho que es imprescindible incorporar a los pequeños agricultores a estas mismas políticas, para que se integren y participen del desarrollo experimentado hasta hoy día. Para esto se habla de profesionalización campesina, de evaluar e instalar cadenas de valor, de enseñar agronegocios, de hacer estudios de competitividad, etc.
Sin embargo, esto no es suficiente. En efecto, la teoría debe ser acompañada de una gestión conducente a un logro concreto de las metas propuestas, con un quehacer diario y una participación significativa de los productores, sabiendo exactamente como enfrentar, por ejemplo, la enorme deuda morosa existente en INDAP; como solucionar el estado de quiebra, por más de mil millones de pesos que enfrenta CAMPOCOOP, que es la principal organización de los pequeños agricultores del país. Como y qué medidas adoptar frente a las escasas rentabilidades que enfrentan tantos rubros en la actualidad. Cabe destacar la caída en el precio de la uva vinífera, el trigo, maíz y tantos otros. La situación laboral, por otra parte, está poco clara, tanto desde el punto de vista de buscar mayores rendimientos del asalariado como en el cumplimiento de la legislación correspondiente.
Muchos años ya han pasado en que se viene tratando de descentralizar la labor de Gobierno, para que hoy día, a más de cuatro meses de asumido un nuevo gobierno, todas las regiones del país o, más específicamente, todos los agricultores y relacionados, estén todavía esperando cuál es el programa y la agenda de trabajo del Gobierno en materia silvoagropecuaria.
Crear lo logrado hasta ahora ha costado un enorme esfuerzo, de todo el mundo relacionado con el sector. Gobierno, empresarios, campesinos, profesionales, abastecedores y consumidores. Echarlo por tierra cuesta mucho menos. Bastaría con mantener la incertidumbre actual durante un tiempo más.
Los problemas de muchos bajos precios de determinados productos están obedeciendo a ciertos monopolios que se han ido instaurando en el mercado. La uva vinífera es uno de ellos. El bajo precio del trigo y el maíz debe ser regulado, a lo mejor, con mayores exigencias de entrada de esos rubros a Chile. La incorporación de la pequeña agricultura a la modernidad requerida no es solo resorte de los mercados ni menos responsabilidad de una sola institución como INDAP, sino es decisión política de nivel nacional, con la concurrencia de muchos ministerios coordinadamente.
No puede ser que la pobreza rural en Chile, después de 16 años de crecimiento silvoagropecuario, siga mostrando los niveles que hoy día muestra.
Identifiquemos los cinco o diez programas nacionales más importantes del sector silvoagropecuario, más un par por región para ponernos a trabajar todos nosotros con todas nuestras fuerzas para realmente mantener nuestras aspiraciones de potencia agroalimentaria mundo.
Por: Hugo Ortega T. El autor es Director
de la Escuela de Ingeniería en Agronegocios de la Universidad Central.
Santiago de Chile, 14 de agosto 2006
Crónica Digital
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