Esta modalidad de maltrato se caracteriza por contactos e interacciones entre un niño y un adulto, cuando el adulto, en su rol de agresor, usa al menor para estimularse sexualmente él mismo, estimular al pequeño o incluso a una tercera persona.
El tema, muy debatido en La Habana durante el recién concluido Congreso Regional de la Asociación Mundial de Psiquiatría, es objeto de estudio por un creciente número de especialistas, por cuanto el diagnóstico oportuno puede contribuir al control del riesgo.
Resulta innegable la necesidad de un estado emocional equilibrado para lograr el ajuste psíquico de un individuo consigo mismo y con el entorno donde se desenvuelve.
El niño y el adolescente, con sus propias características de inmadurez, son convertidos en muchas ocasiones en blanco de agresiones físicas y psicológicas, explicaron expertos.
EL ASI es un fenómeno global, que aparece independientemente del régimen social, las condiciones socioeconómicas o de otro tipo, es más frecuente en las niñas de entre 10 y 17 años y los agresores son casi siempre personas conocidas y relacionadas con la víctima, destacaron.
También es notorio que en muchos casos los padres son conscientes del hecho y lo permiten, agravando la aparición de trastornos emocionales temporales o permanentes.
Estudios realizados en países industrializados señalan que el ASI tiene como precedentes condiciones familiares inapropiadas, manifestaciones de abandono infantil y consumo de sustancias tóxicas por parte de las personas responsables del cuidado de los menores.
Educar a la población sobre este fenómeno, crear programas de intervención para el diagnóstico oportuno de factores de riesgo, son formas prácticas de minimizar la incidencia de tan desagradables acontecimientos y de garantizarle a la niñez y la juventud una vida feliz, concluyeron los investigadores.
La Habana, 3 de abril 2006
Prensa Latina , 0, 83, 10