Se equivocan quienes piensan que el rescate de la memoria y la reconstrucción de la historia nos pueden dividir y apartar de las tareas del presente, afirmó la mandataria durante una emotiva intervención al inaugurar el Foro Bicentenario Latinoamericano 2006.
Dijo que «hay que tener valentía y convicción democrática para mirar el pasado y saber asimilar las experiencias, rescatar lo positivo y evitar repetir los errores», en alusión a la participación de los partidos de la derecha en apoyo a la dictadura militar.
«Un estadista debe reconocerse en la memoria de su gente y debe reconocer la historia de su país al evocar momentos de la vida como nación. Un estadista verdadero no debe ocultar ni silenciar ni omitir hechos ligados a la historia y a la memoria de la gente», puntualizó.
En el marco de su discurso, la gobernante se mostró muy emocionada y anunció que el próximo sábado en la tarde visitará Villa Grimaldi, uno de los centros de detención y tortura más conocidos del régimen militar, lugar donde estuvo arrestada junto a su madre en 1975.
Recordó que el enclave fue «un campo de detención de la dictadura militar, donde yo misma junto a tantos otros fuimos prisioneros» y abogó por convertirlo «en un lugar para la paz y esparcimiento, un lugar para recordar, para vencer el olvido».
La jefa de Estado recalcó que será la primera vez que un Presidente de Chile visite un lugar en el que estuvo prisionero. «Caminaré por donde antes caminé, por donde caminó mi madre y sé que entonces las interrogantes de sucesos serán más que un susurro», enfatizó.
En esa misma línea se preguntó «Â¿Cómo pudo suceder, pudimos evitarlo?, hemos hecho lo necesario para que nunca nos suceda?, somos una comunidad constituida en el respeto mutuo?, no, no podemos dejar de interrogarlo».
Bachelet recalcó que cuando aborda temas de «nuestra memoria, siempre lo hago con la convicción al respeto a la verdad, con apego a la objetivización de los episodios, con el acercamiento cuidadoso y con la esperanza de contribuir a la reconstrucción adecuada de la memoria».
En este punto recordó nuevamente el triunfo del No en el plebiscito que marcó el fin de la dictadura militar en 1988 y dijo que «volvemos a mirar y escuchar a los actores de este episodio y volvemos a recordar aquel proceso determinante».
El mediodía del 10 de enero de 1975, dos agentes de la desaparecida Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) se presentaron en el departamento donde vivía Bachelet con su madre y las trasladaron con los ojos vendados a lo que resultó ser Villa Grimaldi.
En el lugar de detención las separaron y las sometieron a nuevos interrogatorios y apremios físicos. Angela Jeria fue llevada a «la torre», mientras que Bachelet fue ubicada en una pieza con camarotes, junto a otras ocho presas.
Días después la trasladaron junto a su madre al centro de detenidos de Cuatro Alamos, donde permanecieron hasta fines de enero. Una vez en libertad viajaron a Australia en carácter de exiliadas, y más tarde se trasladaron a la República Democrática Alemana.
Santiago de Chile, 10 de octubre 2006
Crónica Digital/PL
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