La marcha se inició en el Instituto Superior de Comercio (Insuco II) que anoche fue violentamente desalojado por la policía, con un saldo de varios jóvenes heridos y numerosos detenidos, incluida la emblemática dirigenta nacional María Huerta.
Los uniformados utilizaron carros lanza agua para dispersar a los manifestantes, que portaban cartelones con llamados a poner fin a las expulsiones y la represión policial contra los estudiantes. No se reportaron detenidos.
«Demandamos que no se tomen más represalias contra los chicos que han estado en toma, que paren los desalojos violentos y que se cumplan nuestras demandas de cambios fundamentales en la educación del país», explicó Huerta, alumna de último año de ese centro.
Los efectivos policiales tuvieron que emplear potentes carros lanza agua y gases lacrimógenos para desalojar el centro de estudio capitalino, bajo ocupación de un numeroso grupo de estudiantes que resistieron duramente el asalto de los uniformados.
La dirigenta estudiantil, que es también vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces), relató hoy a medios locales que en la intervención hubo al menos cinco alumnos heridos y graves daños materiales en el inmueble.
«El presidente del Centro de Alumnos se cortó una mano porque un carabinero lo empujó, lo hizo saltar, otro alumno quedó con lesiones que le obligaron a permanecer varias horas con oxígeno, mientras a una chica le pegaron una patada en la cabeza», explicó Huerta.
Dijo que el número de heridos podría aumentar porque en el transcurso del día, varios estudiantes con sus apoderados constatarán lesiones en el Instituto Médico Legal.
Una vez que efectivos de Fuerzas Especiales hizo anuncio del desalojo, se suscitó la primera situación complicada, cuando los efectivos policiales debieron enfrentar a un joven que se encadenó a la entrada principal del Insuco.
«Carabineros no sabían cómo cortar las cadenas; lo agredieron, todos los medios de comunicación grabaron como le pegaron, lo tiraron a un árbol, y después se le tiraron como cinco o diez de Fuerzas Especiales encima», denunció Huerta.
La joven cree en la lucha estudiantil, y aunque no comparte utilizar la violencia para alcanzar los fines del movimiento, siente que «es complicado porque cuando uno dice que no va a desalojar y empieza a forcejear, te empiezan a pegar, a muchos los apalearon».
En esas circunstancias resulta difícil mantener la calma y la tendencia general es a reaccionar también con violencia, añadió la joven, quien ganó notoriedad en la denominada «revolución de los pingüinos», que en mayo pasado puso en jaque al gobierno.
Santiago de Chile, 25 de octubre 2006
Crónica Digital/PL
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