Catalina Depassier renunció a su cargo de subsecretaria tras ser descubierta que mintió y hasta la fecha, no ha demostrado la posesión de licenciatura alguna y mucho menos ha dado explicaciones ciertas y públicas de porque aparentó poseer un grado universitario cuando la misma Universidad de Chile certificó que cursó un solo semestre en la casa de Bello durante 1985.
Sin duda es un nuevo acto de corrupción política y adquiere una doble responsabilidad por ser ella quien estaba liderando las investigaciones sobre las presuntas irregularidades al interior de Chiledeportes, vinculados a facturas falsas y al desvío de recursos fiscales a campañas políticas.
La responsabilidad moral y política de una autoridad de gobierno se sostiene en su credibilidad, en su probidad, en la transparencia y la honra de sus actos. Por tanto, ser fieles depositarios de la confianza de la ciudadanía en su investidura. En resumen en la fe pública.
Por tanto, Catalina Depassier y quienes la promovieron para que ocupara ese cargo la actual mesa política presidida por Soledad Alvear- le hicieron un flaco favor a la presidenta Michelle Bachelet y atentaron en contra de la transparencia que debe tener la función pública.
La denuncia del diputado de derecha Nicolás Monckeberg (UDI), sobre los antecedentes falsos del curriculum de Depassier logró su objetivo, señalaba que la ex subsecretaria afirmaba tener el grado de Licenciada en Filosofía, en circunstancias que un certificado de la Universidad de Chile acreditaba que sólo cursó un semestre..
De haber sido un voladero de luces, tal como nos tiene acostumbrado la derecha chilena, habría sido rápidamente desechada por el Gobierno al acreditar sus estudios pero su renuncia confirma la mentira.
Otra probabilidad es que logre acreditar en los próximos días sus estudios superiores como por arte de magia- pero el daño al gobierno y a la fe pública ya esta hecha. Catalina Depassier no necesitaba acreditar estudios para ocupar un cargo de exclusiva confianza del Presidenta de la República. Es un cargo político. Podría haber sido hasta Ministra de Estado y nadie podría haber dicho nada. Es más, existen otros casos que confirman esta afirmación: La Intendente de Santiago, Ximena Rincón, es una dirigente política que no tiene título y fue la máxima autoridad administrativa de la región.
La gravedad del escándalo se sostiene en los hechos que han rodeado la denuncia. En menos de 24 horas la página Web de Chiledeportes fue modificado el curriculum de Depassier y hoy aparece que realizó estudios universitarios en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile, ocultando la anterior donde se señalaba que era Licenciada en Filosofía. Una redacción ambigua dado que no precisa su condición académica ni mucho menos su título profesional.
Otro hecho cuestionable es que en su carta de renuncia dirigida a la Mandataria, Depassier opta por una defensa política, al culpar a la oposición del escándalo, sin dedicar ni una palabra respecto de su acreditación de estudios superiores.
Lo cierto es que esta democratacristiana, de 41 años, perteneciente al grupo de la actual presidenta de la DC, Soledad Alvear, le mintió a la Presidenta y al país. Depassier le hizo pagar un costo político al gobierno de manera innecesaria, al inventarse una profesión, y con su error moral coloca en tela de juicio todas las iniciativas gubernamentales vinculados a materias de probidad y transparencia.
En marzo de este año el Ejecutivo piensa publicar toda la información sobre sueldos, contratos y compras que realiza a través de un portal electrónico Chile transparente pero los hechos acontecidos hoy colocan en duda si la información que contendrá será completa y verídica.
El episodio de la ex subsecretaria todavía no concluye y es de esperar que el gobierno y quienes la promovieron asuman su responsabilidad y, sobretodo, informen si existen otras Depassier en otras reparticiones públicas que gozan de buenos sueldos sin la necesaria calificación profesional. Por ahora, La presidente ahora tiene la palabra y la Contraloría General de la República la tarea de hacer su pega con mayor rigurosidad y eficiencia.
LAS DUDAS QUE QUEDAN
En su trayectoria laboral dice en su mismo curriculum publicado en la Web de Chiledeportes- que se vinculó al sector público el año 2000 ejerciendo en diversos cargos directivos donde, inclusive, por ley se le exige acreditar conocimientos profesionales o técnicos ante la Contraloría General de la República.
En esos años la cuestionada ex funcionaria ingresó a la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere) dependiente del Ministerio del Interior, donde estuvo a cargo de la Unidad de Asesoría Técnica de las municipalidades del país hasta septiembre de 2004. Para ello, debe haber tenido la condición de contrata de la administración pública dado que un contrato de honorarios no la faculta para ejercer responsabilidades dentro del Estado.
El artículo 10 del estatuto administrativo señala que podrá contratarse sobre la base de honorarios a profesionales, técnicos de educación superior o expertos en determinadas materias, cuando deban realizar labores accidentales y que no sean las habituales de la institución, mediante resolución de la autoridad correspondiente. Además agrega el citado cuerpo legal Se podrá contratar sobre la base de honorarios, la presentación de servicios para cometidos específicos, conforme a las normas generales.
Es decir, expresamente se señala que para estar contratado a honorarios se debe acreditar, ante la Contraloría General de la República, los estudios mediante certificados originales o fotocopias legalizadas de título profesional o técnico en proyectos específicos que desarrolle la organización.
Por otro lado, los que tienen la condición de expertos, se entiende por ellos a las personas que no son profesionales y que tienen titulo de enseñanza media completa. Además se les exige que puedan acreditar a lo menos dos o tres años de estudios superiores para obtener esta condición laboral, además de trabajos o personajes que avalen su conocimiento del tema. ¿Depassier esta en esta situación?. Ella deberá aclararlo ante la opinión pública.
Por Roberto Portilla. El autor es periodista y Editor General de Crónica Digital
Santiago de Chile, 24 de enero 2007
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