Los partidos opositores que participan en la lid, frente a Rusia Unida, la fuerza mayoritaria en estos momentos, proponen al electorado un esquema alternativo de desarrollo, distinto al concebido en el llamado Plan Putin.
Más aún, las agrupaciones contestatarias integradas en una gama ideológica de conservadores, centristas, socialdemócratas moderados, liberales, «nuevos socialistas»; (Rusia Justa), comunistas, hasta los ultraderechistas, rechazan la propuesta de la continuidad.
Con el número 10 en las boletas, de 11 formaciones inscritas, Rusia Unida acogió como plataforma electoral el programa de gobierno de Vladimir Putin de los últimos cuatro años y trata de aglutinar hoy a una gran masa variopinta en torno al mandatario.
Su presidente, Boris Grizlov, reconoció a pocas horas de cerrar la campaña que los comicios constituyen un referendo en defensa de Putin y por la permanencia del gobernante en los resortes del poder.
Reiteró, cual divisa de su partido, que el futuro parlamento debe abocarse a resolver asignaturas pendientes como la erradicación de la pobreza, mejoramiento de la calidad de vida de los jubilados con pensiones decorosas y un aumento de los salarios, en lo fundamental.
En las consultas de 2003, Rusia Unida se alzó con un 37,57 por ciento de las boletas logrando una mayoría constitucional en la Duma con más de 300 escaños. Las metas de hoy apuntan a reeditar una arrolladora victoria.
Los sondeos de noviembre le auguran una posición líder con un 62-63 por ciento, según el Fondo de Opinión Social y el Centro de Opinión de Toda Rusia.
En el segundo lugar, otorgado por los sociólogos, se ubica el Partido Comunista de la Federación (PCFR), el más fuerte y numeroso de la oposición al Kremlin.
Los Comunistas de Guennadi Ziuganov tienen una propuesta de transformación radical hacia una sociedad verdaderamente justa y equitativa, con énfasis en la construcción del socialismo, ajustado a las condiciones del mundo actual y como eje en el capital humano.
La bancada del PCFR en la cámara baja del cuarto período legislativo cuenta con 47 escaños luego de obtener un 12,61 por ciento de votos en las anteriores elecciones. Los pronósticos oficiales oscilan entre un 10 y 14 por ciento de tentativas de voto, por debajo de las expectativas de la cúpula partidista.
Siguiendo la misma estructura de la Duma actual, el tercer lugar corresponde al Liberal-Democrático de Vladimir Zhirinovski, cuya antigüedad se remonta a inicios de la década de los 90.
Zhirinovski intenta posicionar a su agrupación como «el partido de los patriotas»; apoyándose no sólo en una frágil clase media con convicciones nacionalistas, sino también en los sectores más desprotegidos socialmente, a los que promete mejorías.
Tercera fuerza parlamentaria con 11,45 por ciento de votos alcanzados en 2003, los liberales aspiran a mantenerse en la troika, algo probable si rebasan el umbral mínimo de los siete puntos porcentuales para entrar al parlamento.
Posesionada con el ocho en los boletines electorales, Rusia Justa, de Serguei Mirónov, afloró como partido político en septiembre de 2006 y va a las urnas en una cerrada disputa de liderazgo con la agrupación de Zhirinovski y los comunistas.
De confiar en los augurios de expertos, esta organización, que propone como alternativa un «socialismo del siglo XXI», en el mejor escenario terminará cuarta si logra rebasar la barrera mínima.
La artillería propagandística de Mirónov va dirigida a los jubilados y trabajadores, con promesas de convertir a los más de 25 millones de pobres en ricos. Con menos aceptación, pero aspiran también al pastel.
Completan la nómina de contrincantes partidos con menos posibilidades de ingresar a la Duma como la Unión de Fuerzas de Derecha (UFD), Yabloko, partido Democrático, Patriotas de Rusia, Fuerza Cívica, Agrario y Justicia Social.
Las propuestas de éstos últimos van desde la llamada vía rusa de desarrollo (Patriotas de Rusia, Agrario y Justicia Social), pasando por un eurocentrismo de los demócratas de Andrei Bogdanov hasta los más conservadores, aliados del modelo neoliberal.
Aunque con reservas de algunos analistas, existe el consenso de que el probable escenario después del 2 de diciembre apunte a una configuración del parlamento con cuatro fuerzas políticas: Rusia Unida, Comunistas, Liberal-Democrático y Rusia Justa.
En el peor de los casos, ingresarán sólo las dos principales formaciones que acaparan las preferencias del electorado, o incluso, también los liberales, según algunos estudios independientes.
Al hablar de los milagros, algunos entendidos creen que Fuerza Cívica, del conservador Mijail Barchshevski, podría ser la sorpresa de la campaña de 2007, atrayendo a centristas moderados de las filas liberales, del sector derechista de Rusia Unida y de la UFD.
Con instituciones todavía por madurar, un sistema político lejos aún del anunciado perfeccionamiento, apatía del electorado y una aguda desconfianza en los partidos, puede esperarse cualquier sorpresa en estas elecciones parlamentarias rusas.
Está más que claro, sin embargo, que las urnas definirán el rumbo inmediato de Rusia para los próximos cuatro años.
La autora es corresponsal de Prensa Latina en Moscú.
Moscú, 2 de noviembre 2007
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